Nunca acierto en mis vaticinios. Pero les digo que Cristina Cifuentes acabará siendo concursante de Masterchef Celebrity. Ya lo verán. Porque la expresidenta de la Comunidad de Madrid es ya una estrella televisiva. En concreto, es una estrella de Mediaset que lo mismo participa en Sálvame Deluxe los findes por la noche, en Todo es mentira entre semana por las tardes, en Ya es mediodía o donde haga falta. Su triunfo final llegará cocinando en el programa que emite Televisión Española. Al tiempo.
Sabemos de sobra que España es un país privado de memoria. Por lo tanto, no es extraño que la televisión recupere para la vida pública a alguien que tuvo que dimitir por su máster fake pero, sobre todo, por mentir (presuntamente) sobre el mismo y porque la remataron con aquel vídeo infame pero real. Poco importa que tuviera que dejar la política por la puerta de atrás cuando a muchos les parecía una de las hipotéticas sucesoras de Mariano Rajoy en el PP. Ya nadie (o casi) se acuerda de aquel TFM que no aparecía por sitio alguno. Desde Valle-Inclán sabemos que "en España no se premia el mérito, se premia todo lo malo".
Además, bien mirado, la gente tiene derecho a rehacerse tras los derrumbes y a buscarse la vida como le venga en gana. No es responsabilidad suya que la hayan llamado. Si mañana desde cualquier tele llamasen a cualquier otro político que haya tenido que dimitir, como ese alcalde de Badalona al que la noche confunde en pleno confinamiento, seguramente también diría que sí. ¿Cómo negarse a ganar un pastón por salir ahí opinando con o sin fundamento? En este caso habría que preguntarle a Paolo Vasile por qué decidió ficharla y catapultarla como tertuliana todóloga, pero lo cierto es que la cosa huele a una zancadilla a Atresmedia. Eso, no obstante, es harina de otro costal.
La resucitada Cifuentes tiene una cita con la justicia a partir del 11 de mayo, porque si el coronavirus no lo pospone, a partir de ese día será juzgada por el caso Máster que le costó el puesto. Ella ya ha dicho en varias entrevistas, la última en la revista Telva hace unos días, que "mi dimisión se planeó en un despacho con una gente concreta muy importante y luego fueron muchos los que se unieron a la fiesta". Incluso ha añadido que "yo de momento no voy a decir ni quiénes, ni cuándo, ni dónde, hasta que no haya podido limpiar mi nombre y resolver las causas judiciales".
Se avecinan, por tanto, emociones fuertes en la parrilla de Mediaset con Cifuentes desvelando todos esos secretos cuando pueda hacerlo. Mucho se especuló con que iba a irse a Honduras para ser una de las concursantes de Supervivientes, pero al final la cosa quedó en agua de borrajas
Se avecinan, por tanto, emociones fuertes en la parrilla de Mediaset con Cifuentes desvelando todos esos secretos cuando pueda hacerlo. Mucho se especuló con que iba a irse a Honduras para ser una de las concursantes de Supervivientes, pero al final la cosa quedó en agua de borrajas para enorme disgusto de todos los adictos a la tele que esperábamos semejante momento. Mientras se celebran sus juicios, ahora se dedica a zaherir al Gobierno a cuenta de la Covid-19. Tampoco es de extrañar, claro. Repito que tengo para mí que su mejor momento televisivo llegará en el futuro, cuando acabe pasando por la isla de Honduras, primero, y por Masterchef, después.
La conjetura sobre su posible paso por los fogones de TVE para la versión Celebrity no es gratuita. Viendo cómo se hacen los castings en el programa, ella es una candidata extraordinaria. Lo digo porque no sé si vieron este lunes por la noche, y si no se lo cuento, el segundo capítulo de Masterchef 8. Un concursante de nombre Iván lideró una rebelión contra los atónitos jueces. Lo llamativo es que eso casi fue lo de menos, porque en general en esta edición abundan los malos modales y las faltas de respeto entre unos y otros. Se entiende que haya bastante tensión en el concurso, pero quizás esto que se está viendo sea pasarse.
No es necesario degradar un gran producto televisivo como es Masterchef para seguir teniendo audiencia. En algunos medios ya han destacado que quizás esta sea la temporada del programa de cocina que cuenta con más personajes singulares. Parece que la parte que el programa tiene de reality le va comiendo terreno a la parte que tiene de concurso de cocina. Sirva como ejemplo que uno de los participantes en el casting que se quedó a las puertas de convertirse en concursante afirmó, como el que no quiere la cosa, que "me contactaron por Instagram para el casting, pero yo no sé cocinar". Pues eso.