El cese de Antonio Fernández Galiano como presidente de Unidad Editorial abre un nuevo ciclo en la empresa, pues, aunque la propiedad no ha cambiado, el antiguo director de operaciones del grupo tuvo poderes ejecutivos en el grupo desde 2005 y su marcha supondrá un antes y un después.
Su heredero, Marco Pompignoli, tampoco es un recién llegado, pues ha sido consejero de la compañía durante los últimos años y conoce bien su situación, dado que es la mano derecha de Urbano Cairo (RCS MediaGroup), su dueño italiano.
La herencia que recibirá en España no será muy abundante, dado que el negocio de Unidad Editorial ha mermado considerablemente durante los últimos años. De hecho, sólo en 2020 sus ingresos cayeron el 30%, al pasar de 295 a 203,7 millones de euros.
Mucho han cambiado los tiempos desde que, en 2007, en los meses previos a la ‘gran recesión’ económica se fusionaran (por absorción) Unedisa y Recoletos, en una operación que ascendió a 1.100 millones de euros. Sirva como ejemplo que, entonces, El País difundía 425.000 ejemplares diarios, mientras que, a principios de 2021, entre El País, La Vanguardia, El Mundo y ABC tan sólo logran 235.000.
El pasado enero, el diario El Mundo ‘lanzó’ 41.000 periódicos al día, lo que ofrece una perspectiva sobre el alcance que tiene el papel actualmente. De La Razón no hay datos, dado que decidió dejar de proporcionárselos a la Oficina para la Justificación de la Difusión (OJD) tras el importante descenso sufrido durante el confinamiento.
La herencia de Fernández Galiano
Pompignoli tomará el mando de Unidad Editorial en un momento de transformación digital en el que El Mundo trata de incrementar el número de abonados de su muro de pago, que ya superan los 60.000. Sin embargo, el mercado español todavía es muy inmaduro en este ámbito, como demuestra en que sólo El País sobrepase los 100.000 suscriptores –aquí cuentan los hispanoamericanos-, frente a los 260.000 de los argentinos Clarín y La Nación.
Desde el punto de vista contable, Unidad Editorial acumula pérdidas de alrededor de 900 millones de euros en la última década que se explican, en parte, en la crisis del sector de los medios de comunicación; y, en parte, en la depreciación que han sufrido sus activos como consecuencia del elevado valor que se les asignó tras la fusión Unedisa-Recoletos.
Esa crisis se agudizó durante los primeros meses de la pandemia, cuando el mercado publicitario se contrajo, la facturación mermó el 30% y el resultado operativo EBITDA descendió desde los 48,3 a los 15,5 millones de euros, según los registros de RCS MediaGroup, disponibles en la web del supervisor de los mercados italianos (www.emarketstorage.com).
La caída del negocio obligó en 2020 a realizar un plan de ajustes que se tradujo en un ahorro de 26 millones de euros y que implicó, entre otras cosas, la presentación de un Expediente de Regulación Temporal del Empleo (ERTE) en su plantilla. En 2007, su dimensión era de 2.200 personas, mientras que el año pasado ascendía a 1.242 efectivos.
Entre medias, ha habido tres procesos de despido colectivo (ERE) –el último, en 2016- y un profundo plan de ahorro de costes que ha obligado a la plantilla de sus periódicos a redoblar esfuerzos, dado que implicó que no se cubrieran las bajas, tal y como explican fuentes internas.
Cuando Urbano Cairo tomó el control del grupo, en 2016, poco después del último ERE, se comprometió a no realizar despidos en la plantilla. Sin embargo, en su sede de la avenida de San Luis se teme que, si el negocio no remonta, tengan tarde o temprano noticias sobre un nuevo tijeretazo al personal.