Suceder a Paolo Vasile al frente de Mediaset no ha sido una tarea sencilla. El antropólogo romano acaudilló durante 25 años el principal grupo de televisión del país y tuvo la última palabra sobre la gran mayoría de las operaciones. Su modelo de negocio hizo ganar cientos de millones de euros a la familia Berlusconi, pero la audiencia le dio la espalda en su última etapa y eso precipitó su sustitución.
Ya en 2022 el ambiente estuvo enrarecido según señalan fuentes del ‘alto mando’ del grupo. Los italianos ascendieron a Borja Prado –en abril- a la presidencia del grupo y eso despertó suspicacias en la planta noble de la sede madrileña de Mediaset, donde sus directivos son conscientes de la ambición del empresario español.
Fueron varios quienes se acercaron a la familia Berlusconi para interesarse por el motivo de la ascensión de Prado y su respuesta fue similar: la cúpula de la compañía quiso premiarle con una posición de peso en España después de que ayudara a frenar a Vivendi en sus maniobras de ascensión en el accionariado de Mediaset.
Vasile y sus personas más cercanas recelaron de este movimiento, dado que consideraron que Berlusconi había situado un contra-poder en el grupo. ¿El objetivo? Acelerar el cambio del director de operaciones en un momento en el que los españoles habían comenzado a emigrar de Telecinco. Y en un contexto en el que Vasile se había mostrado crítico con la OPA que lanzó Berlusconi sobre Mediaset España, cuyo éxito fue menor del esperado y eso provocó inestabilidad en el grupo.
Meses complicados
A partir de ahí, se produjeron un suceso que irritó al ejecutivo. El primero fue la publicación de los detalles de la Operación Deluxe, que salpicó a varios colaboradores de Sálvame y a directivos de La Fábrica de la Tele. Eso hizo que surgieran diversos rumores sobre la posible retirada de la parrilla de este programa. Vasile reaccionó con una medida que sorprendió en Italia: la renovación del contrato de Jorge Javier Vázquez, el pasado septiembre.
En mitad de esta guerra interna –que ya nadie disimulaba-, se filtró la decisión de los Berlusconi de sustituir a su consejero delegado en España. Aquello sucedió en una tarde de octubre en la que Vasile tenía programada una operación de riñón. Duró tres horas.
En algunos despachos de Mediaset, esa publicación se interpretó como una puñalada por la espalda a su director de operaciones, que poco después reaccionó y concedió una entrevista a El País en la que afirmó: “Iba a anunciar mi retiro. Alguien ha querido darme un golpe, como una venganza”.
Una vez se confirmó este movimiento, se desató una hostilidad difícil de disimular en la compañía. Tal es así que hubo quien consideró ‘hipócrita’ que Borja Prado se esforzara por organizar la cena de despedida de Vasile, que se celebró a finales de noviembre en el Claustro del Museo del Prado y en la que estuvieron algunos de sus familiares. El protagonista, llegó a llorar durante el convite, recuerdan estos informantes.
Roces entre directivos
Desde Italia, quisieron modificar la estructura del organigrama de Mediaset España tras la marcha de ‘Paolo’. Entre otras cosas, porque tras su integración con Media for Europe se consideraba contraproducente que una persona aglutinara tanto poder en Madrid. Por eso, los Berlusconi repartieron las responsabilidades entre varios hombres, algo que ha generado fuertes fricciones en la cúpula grupo y en su órgano de dirección.
A la cabeza de la empresa situaron a Alejandro Salem, quien no tenía prevista su mudanza a Madrid hasta unas semanas antes de ser designado y quien conserva algunos cargos en Italia. De hecho, al igual que Vasile, es habitual que viaje los fines de semana hasta el país transalpino tras finalizar su trabajo en España, apuntan estas fuentes.
Salem no tardó muchos días en chocar con otro de los ‘hombres fuertes’ del grupo, Borja Prado, hasta el punto que las diferencias entre ambos cada vez son más evidentes. Salem y Fedele Confalonieri –hombre de gran confianza de Silvio, padre, y ahora consejero áulico de Pier Luigi- son partidarios de que Prado ejerza una función institucional en la presidencia similar a la que desempeñó Alejandro Echevarría durante varios años. Sin embargo, el empresario español pugna por tener más competencias.
A Prado le reporta directamente el adjunto a la presidencia, Mario Rodríguez, que durante la anterior etapa fue uno de los directivos que más poder acaparó en Mediaset. Fue el gran responsable de los asuntos legales y de la interlocución de la compañía con organismos tan beligerantes con el sector de la televisión como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Al frente de las áreas de Gestión y Operaciones ha quedado Massimo Mussolino, mientras que a la cabeza de Publiespaña está Stefano Sala. La última palabra sobre todos estos departamentos la tenía hasta hace pocas semanas Vasile, pero actualmente esas competencias están repartidas y eso ha provocado confusión y algunas fricciones entre sus responsables. Los ecos, por supuesto, han llegado hasta Italia.
La Fábrica de la Tele y Unicorn
Quien continúa en su puesto de director general de Contenidos es Manuel Villanueva, que ha sobrevivido a estas batallas, si bien en su mesa se hallan actualmente algunos asuntos espinosos, como el relativo a los posibles nuevos proyectos que se asignarán a La Fábrica de la Tele, si es que eso se produjera.
Esta última productora ha competido durante estos años con Unicorn -Ana Rosa Quintana- por incrementar su peso en las parrillas de programación de Telecinco y Cuatro. ¿Quién saldrá ganando en esta nueva etapa? La respuesta –para estos informantes- parece claro: la productora de Quintana. De momento, ha conquistado la franja vespertina del principal canal.
Estas fuentes inciden en que Vasile aglutinó tanto poder durante sus 25 años de reinado que tenía la última palabra sobre asuntos que ahora han llegado a generar roces entre directivos. En este sentido, ponen el ejemplo de algunas sesiones de visionado de series, en las que el exejecutivo se sentaba en primera fila y decidía el destino del producto audiovisual con un ‘sí’, con un ‘no’ o con un ‘este (episodio) piloto es una mierda’.
Esa forma de Gobierno generaba cierto temor en el sector y le enemistó con la patronal de las televisiones (UTECA), con la Academia de Televisión y con Atresmedia. Ahora bien, desde que Italia reconfigurara el organigrama de Mediaset, los choques también se producen de forma interna. En concreto, entre sus máximos responsables.