Mientras Silvio Berlusconi era enterrado este miércoles en la catedral de Milán, los inversores miraban de reojo los mercados y se cercioraban de que Media for Europe mantenía el buen rumbo en bolsa que ha adoptado en los últimos días. En cinco sesiones, sus acciones han incrementado su valor alrededor del 15% y su precio se ha situado en el entorno de los 75 céntimos, el máximo de los últimos meses.
La gran pregunta que se plantea en los pasillos de Mediaset España estos días es qué sucederá con el grupo una vez ha fallecido su líder… que era más que mero presidente o un gestor. Prueba de ello es que en la torre de telecomunicaciones de la compañía en Cologno Monzese –provincia de Milán- lucía un cartel luminoso estos días que afirmaba: ‘Ciao papà’. Lo dicho: Berlusconi era algo más que un jefe. Para Mediaset y para Italia. Para bien y para mal.
Su hijo, Pier Silvio, enviaba una carta a los empleados de la compañía en Italia en la que subrayaba su compromiso con la empresa, de la que es director de operaciones, y animaba a los remitentes a esforzarse por continuar el legado de Il Cavaliere. “Mi papá, nuestro fundador, siempre os ha querido a todos, uno a uno. Y ahora nuestro deber es seguir sus pasos indelebles, trabajar, trabajar, trabajar. Con entusiasmo y respeto”, expresaba, en tono emocional.
Y añadía: “Hoy tenemos que mirar hacia delante y esforzarnos todavía más, cada vez más. Tenemos que construir un grupo aún más fuerte y aún más vivo. Lo tenemos que hacer por Mediaset. Lo tenemos que hacer por todos nosotros. Pero, sobre todo, lo queremos hacer por él”.
La alargada sombra de Vivendi
Estas declaraciones se producen en mitad de una encrucijada para la compañía, cuyo principal accionista es Fininvest –brazo inversor de los Berlusconi- y que cuenta en su cuadro de socios con la multinacional francesa Vivendi, con algo más del 23% del capital.
La última gran aventura empresarial de Il Cavaliere fue la de fusionar sus activos audiovisuales en una única compañía –Media for Europe- cuya sede social se encuentra en Ámsterdam. El propósito de ese plan era el de ganar dimensión para defenderse con mayores garantías de los ataques de los grandes competidores del mercado. Todo ello, en un momento de transformación y, a la vez, de consolidación internacional del sector.
Este plan de integración de Mediaset España con Mediaset Italia y con la alemana ProSiebenSat.1 Media contó con la oposición de Vivendi, su socio francés, a quien los medios italianos atribuyeron un interés evidente de tomar el control del negocio de los Berlusconi para incrementar su huella en los interesantes mercados del sur de Europa.
Esta situación generó una batalla legal y accionarial entre los grupos que se selló hace dos años con un acuerdo entre Vivendi y Fininvest para que la francesa se deshiciera cuando fuera posible de su participación de Mediaset. Como condición, se estableció que sus títulos alcanzaran un precio de entre 1.375 y 1,55 euros.
El problema es que su valor actual es muy inferior y una salida precipitada generaría pérdidas cuantiosas en la inversión de Vivendi.
Por eso, el grupo galo conserva casi 1 de cada 4 acciones de Media for Europe y en los mercados –según la prensa italiana- y, por eso, se ha extendido el rumor en los últimos días sobre la posibilidad de que su dueño, Vicent Bolloré, se lance a controlar la compañía a la que Berlusconi ha dejado huérfana.
¿Es factible este movimiento? No parece muy probable en el corto plazo si se tiene en cuenta que Vivendi acaba de obtener el visto bueno de Bruselas para adquirir el gigante editorial Lagardère por 7.000 millones de euros. Los analistas del Corriere della Sera lo explicaban así en estos días; e incidían en que lanzarse a por Mediaset implicaría disponer de un extra de liquidez y de la seguridad de que ni la Comisión Europea ni el Gobierno de Giorgia Meloni pusieran trabas a la operación.
El testamento de 'Il Cavaliere'
Éste no es el único asunto sobre el que se han hecho cábalas en Italia durante los últimos días. Otro de los asuntos que se han sacado a debate es el del testamento de Silvio Berlusconi y su contenido, del que depende directamente el futuro de Fininvest, cuya facturación anual alcanza los 4.000 millones de euros y el cual dispone de 15.000 empleados.
Berlusconi atesoraba el 61% de este vehículo de inversión, por lo que, según el suplemento de Economía del Corriere, cada uno de sus hijos recibiría el 8% de las acciones. A partir de ahí, se ha especulado con la posibilidad de que Il Cavaliere haya dejado algo a personas de su entorno, como Marta Fascina, Adriano Galliani o Fedele Confalonieri. Este último, presidente no ejecutivo de MfE y consejero en España.
En alguno de los despachos de la sede madrileña, no se vaticinaban cambios a corto plazo en el accionariado del grupo. Al menos, ése es el deseo expresado en estos días atrás por Pier Silvio Berlusconi. Ahora bien, estos informantes llamaban la atención sobre la inestabilidad que ha vivido en estos años atrás el grupo, con una operación de integración transfronteriza que tuvo dos fases –una de ellas, fracasada-, con una Oferta Pública de Adquisición que mantuvo en vilo a la compañía durante una parte de 2022; y con un duro proceso de transición tras la marcha de Paolo Vasile que ha generado interferencias en la planta noble del grupo.