En Guecho, epicentro de la aristocracia industrial vasca y lecho de sus grandes fortunas, existe una herida abierta desde hace varios años que no tiene visos de cicatrizar. Afecta a los Ybarra, antiquísima familia de empresarios que posee un amplio patrimonio conseguido a partir de la actividad de las minas de hierro de Somorrostro -muy apreciado- y de los prósperos negocios que ha mantenido desde la Revolución Industrial en sectores como el energético y el de la banca. Desde hace años, los hermanos Santiago y Emilio Ybarra libran una batalla en el seno de este clan que está motivada en el desigual reparto de la herencia realizado por su madre, la centenaria María Dolores Churruca. El conflicto entre el presidente de El Correo y el expresidente del BBVA tiene varias ramificaciones, algunas de ellas en manos de la justicia y todas ellas ampliamente comentadas en los ambientes más elevados de la anteiglesia bilbaína.
El último enfrentamiento entre los dos hermanos ha estado provocado por el control de la sociedad familiar Mezouna S.L., constituida por ambos y por su madre en 1973 y poseedora del 11% de las acciones del Grupo Vocento. En la editora de ABC, esta empresa está representada por Santiago, expresidente de la compañía (2001-2008) y actualmente convertido en el consejero con un mayor número de derechos de voto.
A este empresario, Emilio y su madre, María Dolores, le denunciaron por realizar una serie de operaciones en 2009 para poder manejar a su antojo esta sociedad después de que se abriera la gran fractura entre todos y quedaran conformados los dos frentes de esta guerra.
Esta semana, el Tribunal Supremo ha dado la razón a los demandantes y ha anulado una serie de compraventas de títulos que Santiago efectuó después de que se desatara el conflicto con su hermano. En opinión del Alto Tribunal, el empresario se extralimitó a la hora de realizar estas operaciones y “no actuó en interés de los mandatarios (Santiago, Emilio y Dolores), sino en interés propio para detentar la mayoría del capital y, en consecuencia, el control efectivo de la sociedad familiar”.
Este conflicto familiar podría provocar una curiosa carambola: la entrada en Vocento del heredero de la antigua Corona de Francia
Cuentan a este periódico quienes conocen a los Ybarra que esta 'jugarreta' empresarial estuvo motivada por las desavenencias que surgieron entre ambos cuando su madre distribuyó su herencia, a finales de la década pasada. Para testar, la condesa de El Abra se sirvió del fuero de Guecho, municipio donde nació y vive, que permite a una persona repartir su patrimonio sin necesidad de entregar a sus hijos 'la legítima'. Una tradición al margen del derecho civil que ha atraído históricamente a este municipio a grandes fortunas que querían disfrutar de este privilegio, como ocurrió con el duque de Medinaceli durante los años 50 y 60.
Bien sabido es que, dinero mediante, el valor de los lazos familiares se relativiza y hasta en los clanes más cohesionados sus miembros son capaces de asestarse puñaladas mortales de necesidad. En este caso, fue Santiago quien se sintió perjudicado y planteó batalla. ¿Por qué? Porque los principales bienes de la condesa de El Abra fueron a parar a los cuatro hijos que tiene Emilio Ybarra y Churruca con su mujer, María Aznar. Por su parte, Santiago, casado con la venezolana Mercedes Baptista -mal relacionada con el resto de la familia-, pero sin descendencia, se consideró lesionado.
El principal bien que se disputa en esta batalla es el palacete que posee la familia frente al Club Marítimo del Abra, una de las casas más emblemáticas de Las Arenas y en su día perteneciente a su abuelo materno, Alfonso Churruca, antiguo presidente de los Altos Hornos de Vizcaya y a quien Franco, por su obra y gracia, entregó el Condado de Abra -creado ex profeso-, el Día del Alzamiento de 1969.
Las intrigas en Vocento
Mientras se resuelven los litigios que ha generado esta disputa, en Vocento los Ybarra han recuperado en los últimos meses su peso histórico en el Consejo de Administración tras la abrupta marcha de Víctor Urrutia -exvicepresidente de Iberdrola- y del controvertido Jaime Castellanos. Ambos eran enconados defensores de fusionar el grupo con Unidad Editorial para crear un gran holding de medios de comunicación de ideología conservadora pese a la extrema dificultad que planteaba esta operación y pese a la oposición de una buena parte de sus accionistas. Unos meses después de que este proceso quedara aparcado, abandonaron la compañía.
Dentro del máximo órgano de gobierno de Vocento, la familia Ybarra está representada, entre otros, por Santiago, quien es administrador mancomunado de Mezouna S.L. Por Neguri se comenta estos días que, dado que Santiago Ybarra no tiene descendencia y dado que su enfrentamiento con Emilio está enquistado, bien podrían ser los herederos de su participación en esta sociedad sus parientes Filomena de Tornos y Jean d'Orleans. Si esto ocurriera -cosa que en Las Arenas de toda la vida se considera factible - por el torrente sanguíneo de la editora de ABC fluirían gotas azules de la antigua Corona de Francia. Ni más, ni menos.