El yacimiento se encuentra en una pequeña localidad a 25 kilómetros de Burgos. No vamos a publicar el lugar exacto para evitar el trabajo de expoliadores, pero hemos podido comprobar su situación con total claridad en las fotos que sirve Google Maps en su aplicación.
Así las encontró también el artista Sergio Rodrigo Andrade, grafitero muy conocido en Burgos por las obras firmadas junto a su hermano bajo el pseudónimo Sergare. Sergío buscaba uno de los molinos abandonados en la ribera del río Urbel dando palos de ciego en Google Maps. Mientras hacía scroll para localizarlo aparecieron las líneas que delimitaban lo que parecían unas ruinas. Se puso a investigar y descubrió que no era un trazado correspondiente a ninguna edificación moderna.
El perímetro visible descubierto ocupa un área de más de 5.000 metros cuadrados. Suponiendo que no sea el trazado definitivo la villa tendría un tamaño similar a la Villa Romana de Olmeda, en la provincia de Palencia, uno de los doce mayores descubrimientos de la arqueología moderna.
Sergio llamó a su amigo, Jose Antonio Gárate [@chechugarate ], licenciado en Humanidades y Máster en Gestión del Patrimonio. Jose Antonio mostró una sorpresa mayúscula y juntos se lo comunicaron a la directora del Museo de Burgos y al Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León.
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Como muy bien explica Jose Antonio Gárate, la villa se encuentra en el eje que comunicaba España (Hispania) y Francia (Galia) por Roncesvalles.
https://twitter.com/chechugarate/status/941960177812729856?ref_src=twsrc%5Etfw
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Algunos historiadores dicen que la villa ya se encontraba catalogada por arqueólogos expertos en la zona pero no se había hecho público para evitar robos. Según la Carta Arqueológica de la Provincia de Burgos en el pueblo se habían encontrado monedas, cerámica y restos de edificaciones sin especificar nada más.
"La arqueóloga de la Junta nos dijo que sabían que había restos por la zona, pero que desconocían la ubicación exacta del yacimiento y sus impresionantes dimensiones. Si nos mintieron, es un escándalo, ya que han estado arando la tierra año tras año.", nos cuenta Jose Antonio Gárate.
Cuando la noticia ha sido publicada en el diario local de Burgos ha saltado la polémica. Algunos arqueólogos han declarado que es una barbaridad hacer público hallazgos de este tipo por el peligro de que aparezcan los famosos piteros o buscadores de tesoros; expoliadores del patrimonio que acuden como ratas a descubrimientos de este calibre para intentar sacar tajada antes que nadie con pico, pala y un detector de metales.
Los piteros han proliferado desde que Google Maps es gratuito. Gente que escudriña palmo a palmo las fotografías aéreas que sirve la aplicación en busca de yacimientos inéditos y se organizan en foros especializadois. Aprovechan las actualizaciones de Google de otoño para buscar en zonas más despejadas de vegetación y hasta organizan excursiones conjuntas para intentar encontrar sus 'tesoros'.