Opinión

2024, el año de la tarta menguante

Hemos desperdiciado el tiempo en discusiones sobre quién se queda la parte más grande de la tarta pero no hemos pensamos cómo hacer crecer la tarta

  • Pedro Sánchez, en su optimista balance del año -

Haciendo un balance político del año 2024, la sensación que queda es la del esfuerzo inútil, la pérdida de energía en luchas internas que en nada contribuyen al progreso de la nación. Desde esta perspectiva, los acontecimientos más característicos de este año serían los siguientes:

Primero, un Gobierno hipotecado (lo malo es que la deuda es suya pero la carga es nuestra: es hipoteca por deuda ajena) tiene que conseguir el apoyo de aquellos a quienes no interesa España y, para ello, aprueba una ley de amnistía y acepta una financiación especial para Cataluña (el cupo catalán) que antes había negado y tampoco llevó a su programa electoral. Y, por cierto, sin que a cambio haya logrado siquiera aprobar los presupuestos.

Segundo, el entorno del presidente del Gobierno –su familia y Ábalos- se ve afectado por escándalos de corrupción o conflictos de interés, de distinto nivel, que afectan a la credibilidad del Ejecutivo y que desencadenan, como autodefensa, una reacción de deslegitimación del poder judicial y de la prensa (el “fango de los medios digitales”) acompañada de una sistemática desvirtuación de la verdad y precedida de una sobreactuación dramática de cinco días.

Tercero, se acentúa la colonización de las instituciones que deberían ser independientes, mediante el nombramiento de personas afines al PSOE en lo que parece ser una peligrosa deriva iliberal –o como quieran llamarlo en función de su nivel de indignación- de la política española: el Banco de España (José Luis Escrivá, exministro de Seguridad Social) y Radio Televisión Española (Concepción Cascajosa, militante socialista), que se añaden a las colonizadas años anteriores, como el Tribunal Constitucional (que ha revocado la sentencia de los ERES), Renfe, la Agencia Efe o Correos. Y, por supuesto, la Fiscalía General del Estado, cuyo titular se encuentra presuntamente involucrado en una filtración de información de la fiscalía, realizada por intereses políticos. Cabría señalar como excepción –relativa- que la paralización del CGPJ ha tenido una salida de consenso, cuyos efectos a largo plazo están aún por determinar.

Cuarto, la Dana, como fenómeno revelador de que el sistema político no funciona al nivel de los impuestos que exige, al estar condicionado por prioridades estructurales (el sistema autonómico), partidistas (tacticismos para conseguir o mantener el poder) y estratégicas (la planificación es como mucho a cuatro años, el periodo entre elecciones)

A nuestras élites les pasa como a las bizantinas –aunque a un nivel más rastrero o interesado- que, mientras las tropas de Mehmed II se encontraban a las puertas de Constantinopla en 1453, se enfrascaban en disputas teológicas sobre cuestiones menores del cristianismo

Este último acontecimiento da pie a lo principal que quiero decir: tristemente, lo destacable mediáticamente son las luchas de poder, la corrupción o las decisiones políticas, pero lo realmente decisivo para el ciudadano es otra cosa. La política nos sirve para que podamos disponer de una vivienda, pero no servirá si la legislación que se promueve reduce la oferta por la vía de dificultar los desahucios y limitar los beneficios al propietario; tenemos un problema de pensiones, pero no somos capaces de afrontar qué relación pueda tener esto con la emigración; nos damos cuenta de que el mundo se ha globalizado y de que hay innovaciones que van a cambiar el mundo, pero no somos capaces de poner esta cuestión con el número uno de nuestras prioridades; tenemos una tasa de fecundidad del 1,2, que puede significar la autodestrucción de nuestra identidad como nación en poco tiempo, pero ponemos el foco en el fenómeno trans (minoritario), en cuestiones identitarias (en buena parte ya asumidas) o en el consentimiento sexual de la ley SI es SI (siempre exigible, pero que por contra ha producido un gran número de excarcelaciones no deseadas); y no se nos ocurre que a lo mejor sería muy conveniente disponer de guarderías baratas e importantes subvenciones a la natalidad. Da la impresión de que a nuestras élites les pasa como a las bizantinas –aunque a un nivel más rastrero o interesado- que, mientras las tropas de Mehmed II se encontraban a las puertas de Constantinopla en 1453, se enfrascaban en disputas teológicas sobre cuestiones menores del cristianismo, como el Filioque (la procedencia del Espíritu Santo).

Dice Fernández Villaverde que lo más probable, con el 67% de posibilidades (que le habrá calculado la IA), es que sea demasiado tarde y que acabemos convirtiéndonos en un parque de atracciones para turistas norteamericanos y chinos

El pasado 12 de diciembre, el profesor Jesús Fernández-Villaverde ponía todo esto sobre la mesa en una conferencia pronunciada en la Fundación Rafael del Pino y titulada "España (y Europa) en apuros", en la que destacaba, con bastante pesimismo, los principales desafíos que enfrentan España y Europa: el colapso demográfico, antes mencionado, que no se resuelve con la inmigración y que podría reducir la población en un 40% por generación, incrementando los gastos en pensiones y sanidad, mientras limita los recursos para otras áreas esenciales; el estancamiento económico, pues España -y Europa- no han logrado una convergencia efectiva, perdiendo terreno frente a Estados Unidos en términos de renta per cápita, por la adopción de políticas gravemente erróneas; nuestra endeble posición geoestratégica, resultado de décadas de escasa inversión en seguridad y de dependencia de Estados Unidos, cuyas prioridades ahora son otras; problemas que se van a agravar por la revolución de la inteligencia artificial (IA), un cambio tecnológico decisivo que marcará enormes diferencias entre los países y que ya se nota: mientras Estados Unidos dispone de 112 grandes modelos de IA (los que pueden realizar 10 elevado a 23 operaciones de coma flotante), China tiene 80, Reino Unido 18, Alemania 4, y España … 0. Eso sí, no nos privamos de crear complejas regulaciones sobre estas innovaciones (de las que nosotros no disponemos), porque las élites políticas son incapaces de entender lo que está ocurriendo en la realidad. Y en opinión de Fernández Villaverde, lo más probable, con el 67% de posibilidades (que le habrá calculado la IA), es que sea demasiado tarde y que acabemos convirtiéndonos en un parque de atracciones para turistas norteamericanos y chinos. Solo podríamos evitarlo -con un 33% de posibilidades- si fuéramos capaces de incentivar el mérito, promover el dinamismo tecnológico, facilitar la eliminación de trabas administrativas y no impedir la acumulación de capital que permita acometer grandes empresas.

Con mentalidad de suma cero (lo que yo gano es lo que tú pierdes) hemos desperdiciado el tiempo en discusiones sobre quién se queda la parte más grande de la tarta pero no hemos pensamos cómo hacer crecer la tarta con las nuevas oportunidades que se nos presentan. Y si se pierden las oportunidades ocurrirá algo peor: la tarta menguará.

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