Opinión

El desafío del BCE y la Fed, los dos pirómanos que deben apagar ahora el fuego

Los bancos centrales han reaccionado tarde a la escalada de la inflación. Ahora, el aterrizaje será mucho más complicado de lo que hubiera sido deseable

  • La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. -

La subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos en 75 puntos básicos, la mayor en 30 años, ha sorprendido a unos mercados que asisten un tanto asustados al intento de los bancos centrales de controlar una inflación, hoy por hoy, desbocada. De ahí este movimiento y el más que previsible del BCE en julio subiendo los tipos de interés en otro intento, un tanto tardío aparentemente, de enfriar las economías y meter en vereda los índices de precios.

Sin embargo, esta medida -que puede parecer que tiene todo el sentido desde el punto de vista teórico- presenta, desde mi punto de vista, algunos problemas de índole práctica y debería hacernos reflexionar sobre el papel de los bancos centrales es situaciones como estas.

En primer lugar, no podemos obviar que hasta aquí hemos llegado gracias, en gran medida, a los mismos que hoy intentan corregir la situación. Los enormes planes de estímulo monetario puestos en marcha por los bancos centrales han contribuido, sin lugar a dudas, al alza de precios. Es decir, estamos asistiendo al pintoresco espectáculo de ver al pirómano intentando apagar el fuego.

Aunque esos estímulos fueron necesarios en su momento y contribuyeron a recuperar las maltrechas economías después de la debacle que supuso la crisis de las hipotecas 'subprime', y posteriormente a mitigar los efectos del COVID, sí parece cada vez más evidente que los bancos centrales han llegado un tanto tarde y el aterrizaje va a ser mucho más complicado de lo que hubiera sido deseable.

Todavía no está nada claro que la inflación pueda ser controlada vía subida de tipos de interés

En segundo lugar, todavía no está nada claro que la inflación pueda ser controlada vía subida de tipos de interés. Y eso se debe a que el origen de las subidas de precios hay que buscarlo mucho más en el lado de la oferta que en el lado de la demanda. Las alzas en los precios de la energía, materias primas y componentes no se van a solucionan únicamente con medidas como esta, si no van acompañados de una ralentización muy importante de la actividad económica que lleve a menor demanda y a un abaratamiento de los precios.

Además, deberán solucionarse definitivamente los problemas en las cadenas de suministro que aún perduran debido a la pandemia y mejorar la situación geopolítica en el este de Europa. Si no se da todo eso a la vez va a ser muy complicado controlar la inflación a corto plazo.

Por todo ello, parece claro que la apuesta de la Fed es la primera vía, la de frenar la actividad lo suficiente para permitir controlar los precios aunque en el camino la economía americana entre en recesión; un escenario ya no tan lejano si tenemos en cuenta que ya en el primer trimestre de este año se contrajo en un 1,5%, a pesar de lo cual los precios siguieron subiendo en abril y mayo. Tampoco sería el fin del mundo si consigue su objetivo y es una especie de 'recesión técnica' controlada y de duración corta.

El BCE no mucho margen: urge una rápida intervención más allá de la retirada de los estímulos ya anunciada

Por último, ¿qué hará el Banco Central Europeo? Nadie lo sabe a ciencia cierta, y no tengo claro que ellos lo sepan todavía. Lo único que hemos conocido este miércoles es que van a preparar algún instrumento que alivie algo el problema que se les viene encima a países con España, Italia o Grecia, con la enorme deuda pública que atesoran y que va a provocar, ante la subida de los tipos de interés, que se disparen los intereses y se compliquen aún más sus deterioradas cuentas públicas. De ahí el fuerte repunte de las primas de riesgo de estos últimos días. Y es un problema de calado que se debería abordar desde ya, si no queremos encontrarnos otra vez a las puertas de una crisis como la de 2012.

Lo que sí parece claro es que el BCE moverá la ficha de los tipos en julio y tendremos que ver si opta por la agresividad americana o se toma las cosas con más calma. Tampoco tiene mucho margen, ya que la inflación en la eurozona está ya en niveles del 8,1% y, por tanto, urge una rápida intervención más allá de la retirada de los estímulos ya anunciada.

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