Opinión

Contra el buenismo

Sin un valor supremo verdadero en torno al Bien común, ¿cómo va a defenderse nuestra sociedad del Mal?

  • Menores inmigrantes en una foto de archivo -

Europa no puede centrarse en su desarrollo tecnológico porque, gracias a la multiculturalidad y el superestatismo de la Unión Europea, los ciudadanos están enfocados en su supervivencia.

Los motivos que se enarbolaban en favor de las sociedades multiculturales --un eufemismo para defender la destrucción de la civilización cristiana en Europa en favor de su africanización-- eran hasta ahora de dos tipos. El primero, de carácter material al defender que la inmigración masiva del Tercer Mundo iba a pagar las pensiones en Europa, mantener el fallido Estado del Bienestar así como proporcionar mano de obra barata. La multiculturalidad se presenta como una especie de unicornio para los esclavistas de las élites. Uno puede preguntarse si realmente es barata para la élite una mano de obra a cambio de un incremento inasumible de las agresiones sexuales o los apuñalamientos. Lo más escalofriante es que es una mano de obra barata para ellos pues las vidas que se ponen en juego no son las de las élites, sino las nuestras. que apoyan el enorme negocio del tráfico de seres humanos que es la inmigración masiva.

Una vez probado que la inmigración es subsidiada y sustrae más recursos de los que aporta, sin tener en cuenta su falta de productividad y el coste de oportunidad de dedicar ingentes cantidades de recursos a los que vienen, los defensores de la inmigración masiva en Europa han reducido su postura a la peor de todas las mentiras para reivindicar la inmigración masiva, el buenismo humanitarista de ayuda al desvalido, en esa visión clasista sobre el extraeuropeo.

Así llegamos a nuestros días en los que se considera un derecho humano el aborto, el cambio climático, pero los derechos de la infancia se relativizan en función de quién sea su agresor

En primer lugar hay que estar contra la inmigración masiva no solo porque no sea rentable, porque traiga inseguridad, sino porque es altamente inmoral. Los derechos humanos son un concepto inventado de la sociedad constructivista fruto de la Revolución francesa. Introducen una sensiblería ideologizada para acabar con el derecho natural desde el poder del Estado, que no pretende someterse a las leyes en condiciones de igualdad con el ciudadano paria. Los derechos humanos son una construcción occidental que no existe en esos lugares maravillosos de África o Bangladesh. Los Derechos Humanos no se crearon para proteger al otro, sino para domar a la sociedad en una moral vacía, relativista y sujeta al interés del poder. De esta manera llegamos a nuestros días en los que se considera un derecho humano el aborto, el cambio climático, pero los derechos de la infancia se relativizan en función de quién sea su agresor. La secularización del cristianismo en esa obsesión por destruirlo para sustituirlo. La sustitución del orden natural por el orden estatal ahora en su forma globalista.

Derecho a vivir

Una sociedad perdida en el miedo y vacía de moral utiliza momentos de impunidad para cometer delitos propios de un mundo sin civilizar, como el saqueo sistemático de tiendas en una situación de descontrol. ¿Por qué hay mayor índice de criminalidad violenta en las calles de las avanzadas democracias occidentales y sus Estados de derecho que en algunos regímenes no democráticos como los asiáticos? Tienen una vocación de orden con leyes duras contra el crimen y una voluntad de defenderse. Pero, hay algo más allá de unas leyes punitivas que atemoricen a los delincuentes, la sociedad distingue entre el Bien y el Mal. En Europa hay quienes creen que la civilización ha sido destruida por un exceso de bondades, un «exceso de democracia, de libertad». Cuando una sociedad considera una virtud buenista tolerar la impunidad de crímenes, en realidad no es una comunidad de bondad preocupada por los llamados “derechos humanos”, sino una sociedad cruel con el débil de su propia nación, con el que es implacable. ¿No somos nosotros los europeos sujetos dignos de protección de esos “derechos humanos”?

El buenismo es el término para ocultar que han arrebatado al pueblo su derecho a vivir y trabajar de forma digna en su propia tierra, en su patria. El buenismo es la tiranía de la debilidad con la excusa de un falso humanismo centrado en mentiras ciego al dolor del propio hermano.

Han dejado a la sociedad totalmente indefensa contra algunos monstruos que campan libremente en Occidente. Sin un valor supremo verdadero en torno al Bien común, ¿cómo va a defenderse nuestra sociedad del Mal? No es la ley la que impide el comportamiento del salvaje, sino unos valores personales y de comunidad regidos por el Bien de comunidad y la bondad personal con algo que nos supera. Una virtud es la defensa de lo nuestro, mirar el sufrimiento de los jóvenes, mujeres, niños, mayores que han de sufrir la multiculturalidad en esa sociedad del salvaje. A ninguno de esos crueles buenistas les importará que haya muerto otro adolescente que salía de jugar al fútbol en su barrio en París, una jungla africanizada de impunidad.

 

 

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