Opinión

Espionaje Pegasus: entre Puigdemont y Bolaños

Si hace un año el ministro Bolaños no se hubiera metido en el jardín de Pegasus, con la imprudencia e ignorancia con que lo hizo, hoy podríamos conocer muchas certezas entorno al Catalangate

  • Félix Bolaños

Hace unos días escribí aquí que no había ninguna prueba sólida de carácter informático que pudiera soportar la afirmación hecha por el ministro Félix Bolaños hace ahora exactamente una año (2 de Mayo de 2022) que el presidente del Gobierno también había sido espiado mediante Pegasus. El “también” viene a cuento de que habían transcurrido menos de dos semanas (18 de Abril 2022) desde que la totalidad de medios de información hubieran dado por buenas y demostradas las afirmaciones del informe Catalangate, firmado por CitizenLab de la Universidad de Toronto, que hablaba de 65 políticos y activistas independentistas espiados mediante este programa. Puestos  a acumular aniversarios al hilo del Catalangate y de la tarea de Bolaños, cabe recordar su viaje a Gernika para discutir un gesto de desagravio (¡por parte de un Gobierno del PSOE!) dado que entre los 65 supuestos espiados aparecían también dos nombres ilustres de Herri Batasuma: Arnaldo Otegi y el diputado Jon Iñarritu.

De forma simultánea a los aniversarios, en Bruselas se podía seguir un diálogo, en inglés, del siguiente talante (https://multimedia.europarl.europa.eu/en/webstreaming/committee-of-inquiry-to-investigate-use-of-pegasus-and-equivalent-surveillance-spyware_20230420-0900-COMMITTEE-PEGA):

Pregunta: “Sr. Boye, ¿Qué consecuencias va a tener el espionaje al que usted ha estado sometido para los casos que está usted defendiendo?”.

Respuesta: “El hecho de haber sido espiado mientras yo ejercía su defensa, anula la posibilidad de tener un juicio justo sobre su causa y otras que estoy llevando ante los tribunales españoles y europeos”.

En efecto, el apellido Boye corresponde al mediático abogado que defiende a los eurodiputados Puigdemont, Comin y Ponseti y que había sido llamado a comparecer en su supuesta condición de víctima de Pegasus, según Catalangate, y la persona que preguntaba era el expresident Puigdemont.

La defensa de Puigdemont frente a la justicia española se va a desarrollar con el tema del ciberespionaje como una de las cuestiones de fondo

Aunque para los hijos de la transición, Europa es algo más que una ilusión, no es oro todo que reluce en Bruselas, y la verdad es que estábamos en una Comisión tan singular y neutral en la que la que un eurodiputado pregunta a su abogado defensor en una causa que nada tiene que ver con el tema de su litigio con la Justicia, aprovechando su condición de eurodiputado (poco estético pero legítimo). No hay que ser muy mal pensado para entender que la defensa de Puigdemont frente a la justicia española se va a desarrollar con el tema del ciberespionaje como una de las cuestiones de fondo, con la intención de acariciar soluciones que impidan un juico formal.

La coordinación entre la autodeclaración del Gobierno de haber sido espiado por medio de Pegasus y el protagonismo de Boye de haberlo sido también es sorprendente y preocupante aunque, ambos hechos no obedezcan a la verdad y sean informáticamente indemostrables. Posiblemente si, hace un año, el ministro Bolaños hubiera estado callado y no se hubiera metido en el jardín de Pegasus, con la imprudencia e ignorancia con que lo hizo, hoy podríamos saber si los 18 independentistas vigilados con orden judicial lo fueron mediante Pegasus o a través de otros métodos. Y lo que es mas importante, no viviríamos el actual carrusel que generan los jueces, pidiendo a los interesados que entreguen sus teléfonos, como si un aparato que hubiera sido espiado, tiempo atrás, conservara la prueba de su mancilla durante todo el tiempo de su vida útil.

Entenderán que tras un año de silencios gubenamentales y judiciales uno se sienta reforzado en su papel de “mosca cojonera” a partir de lo que conoce en términos de Sistemas Operativos

Perdonen por la insistencia, pero los jueces y los medios no pueden ignorar que si se dispone de una copia de seguridad no es muy difícil manipularla para que cuando esta copia vuelva al teléfono o sea analizada con posterioridad, el aparato  aparezca como infectado por Pegasus, si se sigue la metodología utilizada por CitizenLab para dar su diagnóstico que declara como espiado un determinado aparato. Por mucho que nos pese a todos, se empeñan en enfrentarse a una petición de pruebas que no van a tener relevancia alguna, ya que nadie esta en condiciones técnicas de justificar que un determinado teléfono fue espiado tiempo atrás por Pegasus.

Conviene que este baqueteado país sepa de una vez que con el backup de un móvil éste se puede dar por infectado, cuando nunca lo estuvo

Haber argumentado que Catalangate era una falacia implica tener que insistir en que la declaración del Gobierno de haber sido espiado merece la misma calificación. Entenderán que tras un año de silencios gubenamentales y judiciales uno se sienta reforzado en su papel de “mosca cojonera” a partir de lo que conoce en términos de Sistemas Operativos, tan espectaculares como inseguros, trabajando en las distintas versiones de i-phones.

Una de las novedades de la exposición del señor Boye consistió en informar que, además del episodio relatado por Catalangate (alrededor de octubre de 2020), tiene pruebas de que existió un segundo ataque con Pegasus que coincidió con su trabajo con otros colegas  Es decir, que la supuesta actuación del CNI a través de Pegasus habría alterado la validez de muchas de sus funciones como letrados con sus correspondientes consecuencias sobre lo exigibles en procedimientos penales. Conviene que este baqueteado país sepa de una vez que con el backup de un móvil éste se puede dar por infectado, cuando nunca lo estuvo. A partir de aquí no hay prueba de espionaje de unos (independentistas) y otros (miembros del Gobierno) que tenga validez alguna.

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