Opinión

Las 'fake news' económicas de Feijóo

La reestructuración del sector eléctrico español es otro ejemplo paradigmático del fracaso más absoluto del fundamentalismo de mercado

  • El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la primera jornada de la 26 edición del Debate sobre el Estado de la Nación

¿Quién asesora a Núñez Feijóo en materia económica? Es un misterio. Los errores y/o mentiras de ciertas afirmaciones sobre esta materia, que el nuevo líder de la oposición brama en distintos discursos, empiezan a ser preocupantes, bien por desconocimiento de quienes le asesoran, o bien porque simple y llanamente le engañan, trasladando al resto de la ciudadanía burdas trolas. Es verdad que en esta nuestra querida España el mentir está a la orden del día, basta echar una ojeada a las cloacas mediáticas y los bulos falsos inventados para destrozar y anular al adversario político, por cierto, bajo la batuta de miembros del partido de Feijóo. Esperemos que, abierta la veda, sepamos toda la verdad y caigan todos quienes han prostituido desde distintas posiciones nuestra frágil democracia. Pero no nos distraigamos y volvamos al quid de la cuestión, las distintas tonterías con que nos está deleitando en materia económica el señor Feijoo en su labor de oposición.

Ya en un blog previo enunciamos algunas de sus afirmaciones llamativas en materia económica que no se ajustaban a la realidad. El problema es que cada día que habla van a más. Y me preocupa. No se deje llevar por las encuestas de ciertos medios, le jugarán una mala pasada. Me voy a centrar en tres muy recientes. Afirmó, sin despeinarse, que España es el país de la Unión Europea con más inflación. Vaya a la hemeroteca, concretamente a Eurostat, y verá que no es así. Mejor dicho, no hace falta que vaya a la hemeroteca, yo le adjunto aquí los últimos datos. Verá como Bélgica, Estonia, Grecia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Eslovenia y Eslovaquia tienen una inflación interanual mayor que la nuestra, y Holanda prácticamente la misma. Dígales a sus asesores que busquen mejor o que no mientan.

Afirmó, de nuevo sin despeinarse, que las nucleares abaratarían la factura eléctrica. Una curiosidad, ¿ha visto donde está el precio de la luz en Francia?

Vayamos a la segunda trola. Y ésta tiene especialmente bemoles -por decoro no hago uso de cierta expresión de quien fuera ministro de defensa en los gobiernos de Aznar- porque fueron ustedes quienes diseñaron y regularon el sector eléctrico patrio, todo un despropósito. Afirmó, de nuevo sin despeinarse, que las nucleares abaratarían la factura eléctrica. Una curiosidad, ¿ha visto donde está el precio de la luz en Francia? No se preocupe, gentilmente le aporto de nuevo los datos. Mientras que en España el precio medio diario para el día 12 de julio, gracias a desconectar el precio de la luz del precio del gas, fue de 155,7 Euros/MWh, en Francia se situó en los 432,4 Euros/MWh. ¿Lo ve? Por mucha nuclear que disponga Francia, esa no es la razón del precio de la luz. Me temo que de nuevo sus asesores le han jugado una mala pasada, vamos que o no han hecho su trabajo, es decir, son unos incompetentes redomados, o, de nuevo, nos vuelven a mentir. Pero permítame refrescarle la memoria sobre quiénes son los responsables últimos del desaguisados del precio de la luz de los últimos dos años. ¡Ustedes!

Resulta sorprendente la amnesia del señor Feijóo sobre el por qué sube y sube el precio de la luz, y la inflación. La razón hay que buscarla en una reestructuración ideológica de un sector económico, el eléctrico, al albur de las directivas de la Unión Europea, pero donde, hete aquí, nuestro país, bajo la batuta de Aznar, del PP, fue, digámoslo suavemente, el más talibán del Reino. Corría 1997, durante el primer Gobierno de Aznar, cuando se promulgó la Ley 54/1997, de 27 de noviembre, del Sector Eléctrico (como transposición de la Directiva 96/92/CE de 19 de diciembre de 1996), que liberalizaba el mercado eléctrico. La liberalización del sector se apoyaba en la teoría neoclásica de que la división vertical de actividades y su posterior reglamentación específica pueden conseguir introducir la competencia y aumentar la eficiencia conjunta del sector eléctrico, lo que repercutiría en menores precios. La división resultante fue de generación, transporte, distribución y comercialización. Aún resuenan las palabras del que fuera Ministro de Industria en aquella época, Josep Piqué, garantizándonos que la liberalización de dicho sector era el maná que nos daría una bajada de precios. La realidad ha sido muy distinta, los precios de la luz han subido cinco veces más que el IPC, erosionando el poder de compra de las familias y la competitividad del tejido industrial español.

La reestructuración del sector eléctrico español es otro ejemplo paradigmático del fracaso más absoluto del fundamentalismo de mercado. No ha conseguido ninguno de sus objetivos proclamados y ha generado amenazas para el crecimiento económico, la estabilidad de los mercados financieros, la degradación del medio ambiente y el bienestar de la sociedad, que tienen el potencial de causar daños generalizados en el tejido económico y social. Enésimo ejemplo de la paradoja de los riesgos inherentes al proceso de acumulación.

Es completamente falso que los gobiernos estén sujetos a restricciones presupuestarias como las familias o las empresas

Pero sin duda el chascarrillo que más me preocupa del señor Feijóo es aquel que dice que el Estado debe comportarse como las familias porque está sujeto a las mismas restricciones. Sin acritud, señor Feijoo, es completamente falso que los gobiernos estén sujetos a restricciones presupuestarias como las familias o las empresas. Déjeme explicárselo señor Feijoo. El ahorro neto del sector privado es una consecuencia del gasto vía déficit del sector público, el cual da lugar a ingresos y ahorros. Estos ahorros no pueden ser anteriores a los déficits, ya que los saldos netos concedidos por el sector público son los que crean los ahorros. En realidad, los ahorros no financian los déficits, sino que los déficits crean una cantidad igual de ahorros. Todo gasto público genera aumentos de saldo en las cuentas bancarias privadas, lo cual se contabiliza como un incremento del suministro del dinero; y serán las preferencias de la cartera de valores del sector no público quien determinará qué cantidad de reservas creadas será transformada en bonos, mientras que el incremento impositivo determinará qué cantidad de las reservas creadas y de los depósitos será destruida.

La mayoría de las economistas, y medios de comunicación en líneas generales utilizan una serie de afirmaciones que no son más que meras creencias falsas:

  • Es falso que los gobiernos estén sujetos a restricciones presupuestarias como las familias o las empresas.
  • Es falso que los déficits presupuestarios sean malos y una carga para la economía, salvo en una serie de circunstancias excepcionales.
  • Es falso que los déficits públicos hagan aumentar los tipos de interés, desmantelar el sector privado y aumentar la inflación.
  • Es falso que los déficits públicos confiscan ahorros destinados a la inversión.

Lo sé señor Feijóo, sus asesores de esto no le han dicho nada porque de ello saben muy poquito. Un consejo, es hora de exigirles que se pongan las pilas. En caso contrario me temo que usted continuará sorprendiéndonos con más fake news. Intente corregirlo, de verdad.

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