Cuando los tuiteros brasileños iniciaron sesión en X, el pasado fin de semana, se encontraron una web en blanco. A pocos les pilló de sorpresa. Casi todos en Brasil, más aún los usuarios de X, sabían de la pelea entre el juez del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, y Elon Musk. Una polémica que empezó hace meses, en abril concretamente, y que tuvo su capítulo final el sábado cuando el Supremo ordenó a Anatel, el regulador de telecomunicaciones de Brasil, que suspendiese el acceso a X en todo el país. También ordenó a Google y Apple que retirasen de sus tiendas de aplicaciones la app de X.
A los brasileños les quedan las VPN, esos programas que ocultan el origen de la visita y permiten navegar de forma anónima. De Moraes ha advertido que cualquiera que acceda a X a través de una VPN se enfrenta a una cuantiosa multa de 50.000 reales diarios (unos 8.000 euros). Lo que ya no sé es cómo se va a enterar el juez de que están empleando una VPN (algo legal en Brasil) para acceder concretamente a X. Como no podía ser de otro modo, las descargas de software para VPN se han disparado en Brasil en los últimos días. El propio Musk posteó incluso un tutorial para aprender a manejarlas.
Los brasileños son los que más tiempo pasan online de todo el mundo, un total de nueve horas y media al día, esencialmente en redes sociales. La clave para este tipo de plataformas no es tanto que seas usuario, sino que te pases en día con los ojos puestos en la plataforma
Brasil es un mercado importante para cualquier red social. No es ya que tenga más de 200 millones de habitantes, es que los brasileños se pasan media vida conectados. En Brasil casi cualquier red social funciona. Incluso Orkut, aquella plataforma social que lanzó Google en 2004 para competir con MySpace y que nunca terminó de despegar en ningún sitio… salvo en Brasil, donde se convirtió en una de las redes sociales más utilizadas. De hecho, cuando Orkut despareció en 2014 en casi el único lugar en el que se conectaban de forma masiva era Brasil. Los brasileños no tardaron en encontrar sustitutos, especialmente Facebook e Instagram, aunque también se han apuntado de forma masiva a TikTok. La más utilizada en Facebook con 163 millones de usuarios (el 80% de la población) seguida de Instagram con 123 millones, TikTok con 75 millones. Esas son las grandes estrellas y X no está. Pero para X Brasil si que es importante. En Brasil tiene 21 millones de usuarios. Es, por importancia, su sexto mercado mundial después de EEUU, Japón, India, Indonesia y el Reino Unido.
La ventaja de Brasil es que se trata de un mercado que todavía puede crecer mucho. Es un país muy poblado con una tasa de penetración de internet que sube como la espuma, en 2010 era de solo el 39%, hoy es del 80%. Y otro dato importante. Los brasileños son los que más tiempo pasan online de todo el mundo, un total de nueve horas y media al día, esencialmente en redes sociales. La clave para este tipo de plataformas no es tanto que seas usuario, sino que te pases en día con los ojos puestos en la plataforma. Ahí es donde está el negocio. Yo para X soy un negocio pésimo porque entro, pongo lo que tenga que poner y salgo. No dedico a X más de 10 minutos al día… y muchos días ni eso. Pero alguien que le dedique dos o tres horas ha pasado todo ese tiempo viendo los anuncios que están intercalados con el contenido que comparten otros usuarios. Con Instagram o TikTok pasa lo mismo.
De cualquier modo, esto de que los Gobiernos se desesperen con las redes sociales y quieran ponerles coto se ha convertido ya en un clásico de nuestros días. Y no hablo de gobiernos dictatoriales como el de China, Irán, Rusia o Venezuela, sino de países occidentales. En Estados Unidos primero Trump y luego Biden andan jugando al ratón y al gato con TikTok, a la que acusan de pasar información privada al Gobierno chino. Hace unos días en Francia detuvieron al dueño de Telegram, Pável Dúrov, tras acusarle de no atender a los ruegos que le ha hecho la Justicia para que limpie su aplicación de estafadores y radicales. La Unión Europea lleva meses advirtiendo de la desinformación en redes sociales y pidiendo a las plataformas que moderen los contenidos. En el Reino Unido vimos el mes pasado como el Gobierno de Keir Starmer avisaba a los británicos que se lo pensasen antes de publicar. Starmer, eso sí, ha ido directamente contra los usuarios que difundían odio y no tanto contra la plataforma.
Una noticia falsa es, por ejemplo, decir que la tierra es plana, o que Elvis Presley está vivo, o que el hombre nunca ha viajado al espacio. Son tres falsedades, pero no es delito decirlas ni publicarlas
En Brasil todo empezó con la misma acusación. Alexandre de Moraes ordenó a X que cerrara varias cuentas que consideraba que difundían discursos de odio y noticias falsas. Musk se opuso de plano, dijo que ejercían su derecho a la libertad de expresión y comunicó al juez que prefería cerrar las oficinas de X en Brasil antes que avenirse a lo que le estaba pidiendo. Moraes lanzó un ultimátum: o designaba un representante legal en Brasil o se enfrentaba a una suspensión del servicio.
El problema es que no está muy clara -ni en Brasil ni en ningún otro sitio-, qué es una noticia falsa, es decir, la desinformación. En principio todos sabemos qué es una noticia falsa. Una noticia falsa es, por ejemplo, decir que la tierra es plana, o que Elvis Presley está vivo, o que el hombre nunca ha viajado al espacio. Son tres falsedades, pero no es delito decirlas ni publicarlas. Quien lo haga lo más que puede conseguir es el desprecio o la burla por parte de la audiencia, pero no podemos denunciar a un terraplanista por serlo y difundir sus absurdas creencias. Respecto al odio pasa algo similar. Parece claro que si alguien, desde una tribuna pública o un periódico, dice que hay que matar a todos los judíos, o todos los negros, o todos los mediopensionistas está difundiendo odio, pero rara vez el odio se expresa de forma tan cristalina. Lo habitual es que quien odie a los judíos, a los negros o los mediopensionistas sea mucho más habilidoso y sepa como decir una cosa sin decirla de forma explícita.
Eso sí, la orden judicial de Alexandre de Moraes en la que pedía cerrar una serie de cuentas de X no era para nada difusa e interpretable, pero en tanto que era una sentencia judicial había que cumplirla. Lo que si se puede es apelar esa decisión por los conductos que establezca el sistema judicial (en este caso el brasileño), pero lo que de ningún modo se puede hacer es incumplirla. Lo que hizo Musk fue cerrar su oficina porque se negaba a cumplir la orden, pero también a incumplirla. En esto Musk no engaña a nadie. Él mismo se ha autodefinido en muchas ocasiones como un absolutista de la libertad de expresión, así que era de prever que si de Moraes le echaba un pulso no lo iba a ganar el juez.
Los motivos que aporta Musk son perfectamente razonables. Él simplemente pone la plataforma sobre la que ejerce una moderación (muy suave, por cierto), pero no se hace responsable de lo que digan sus usuarios. Lo que le está pidiendo De Moraes es responsabilidad a X, es decir, que nombre un representante legal en el país, cosa un tanto sorprendente porque lo que uno diga en X o en cualquier otra red social no se está diciendo en un país concreto, sino a escala global. Es algo similar a un canal de YouTube. Pongamos por caso que un juez venezolano pide a YouTube que cierre una serie de canales porque en esos mismos canales se difunde, según él, odio hacia los venezolanos. YouTube puede hacerlo, pero si lo hace es porque quiere, no porque estén obligados a ello.
Estar contra el Gobierno de Lula (o contra el de Bolsonaro) y expresarlo en X de forma, digamos, algo tosca, ¿es odio o simplemente una opinión?
Evidentemente Brasil no es Venezuela. Brasil no es una dictadura, es una democracia, pero precisamente por eso es más grave. Si alguien está violando la ley brasileña distribuyendo en X pornografía infantil, la plataforma colaborará, cerrará esa cuenta y facilitará los datos de conexión al juez. Pero esto no es pornografía infantil, un delito fácilmente identificable y objetivable. De lo que se queja Moraes es de que hay una serie de cuentas que difunden odio y desinforman. Me parece bien, pero lo del odio y la desinformación es algo muy difuso como decía antes. Estar contra el Gobierno de Lula (o contra el de Bolsonaro) y expresarlo en X de forma, digamos, algo tosca, ¿es odio o simplemente una opinión?
Esa creo que es la cuestión. A los partidarios de Lula da Silva les molesta que los de Bolsonaro pongan en cuestión la legitimidad de Lula como presidente. Recordemos que en enero de 2023 miles de manifestantes irrumpieron en el Congreso. Esas protestas, que congregaron a partidarios de Bolsonaro de todo el país, se organizaron a través de X. Desde entonces, muchos aseguran que Bolsonaro es el presidente legítimo y que fue él y no Da Silva quien ganó las elecciones de 2022, lo cual es falso ya que Lula ganó limpiamente. La cuestión es que decir eso puede resultar irritante, pero no es ilegal, es simplemente decir algo que no es cierto.
Así que lo que tenemos aquí es a un juez extralimitándose porque lo que está impidiendo no es que se digan ciertas sandeces, sino que 21 millones de brasileños puedan expresarse libremente a través de X. Lo de multar a quien acceda por una una VPN es ya rizar el rizo. Respecto a Musk, no se ha mostrado tampoco muy propenso a colaborar. Ha visto que aquí había material para un escándalo y se ha lanzado en plancha a por ello. Hubiese bastado con ir caso por caso, cuenta por cuenta y ver hasta qué punto están violando la legalidad brasileña en materia de difusión de mensajes de odio y asunto zanjado. Pero es siempre más atractivo cuando te gusta estar en el candelero (y en esto Musk y De Moraes son idénticos) entrar al trapo y llevar el pulso hasta el final. Los que han pagado han sido los usuarios de X en Brasil.
AliasJosechus
Sr Villanueva. Respecto que países tienen sistemas democráticos siempre estamos con la vara de medir occidental. Pero cada vez se nos ve más el plumero. Que no nos guste lo que sale de un sistema democrático es una cosa, y otra que el sistema sea democrático, y varios de los que usted ha mencionado como no democrático lo son. Que no le guste lo que sale de las urnas ya es su problema de superioridad occidental que ya no cuela
E1958
Por cierto que decir que Rusia es una dictadura desde un país donde al presidente, en vez de lo ciudadanos como ocurre en Rusia, lo eligen golpistas y filoterroristas aliados de un partido corrupto que amaña las leyes para sacar a sus delicuentes de la carcel y cuyo líder tiene a su mujer y a su hermano en los tribunales, me parece una vergüenza. Este articulo, además, cumple todos los requisitos para ser calificado de noticia falsa ya que en Rusia hay un parlamento que se elige democraticamente, un jefe de estado que lo eligen los ciudadanos y elecciones para los gobiernos regionales y locales. ¿O es que sólo son democráticos los países que la CIA decide que lo son?.
rampant48
No se puede meter en el mismo saco a Musk y a DeMoraes.
Orencio
Está cada vez más claro que noticia falsa, desinformación u odio es todo aquello que así sea calificado por el Ministerio de la Verdad.
Lareforma2024
¿Es desinformación u odio transmitir en redes sociales pensamientos morales y/o religiosos? ¿Que un cristiano, por ejemplo, exprese en redes que para él el aborto es un crimen? ¿O la eutanasia? ¿Es delito de odio, desinformación? La Nueva Libertad De Expresión, propugnada actualmente desde el poder de cualquier ideología, si decimos que es censura ¿es desinformación u odio? Por supuesto que algunos usan las redes para extender el odio. Para eso están las leyes, para defender a la sociedad del individuo que así actúa. No para atacar al medio que difunde la opinión, salvo que el medio sea el mensaje: se publica aquí el odio por alentar y favorecer el medio su difusión. Saludos
Tintin
"Hubiese bastado con ir caso por caso, cuenta por cuenta y ver hasta qué punto están violando la legalidad brasileña en materia de difusión de mensajes de odio y asunto zanjado." Pues no. O cumple a pies juntillas la petición del Juez, o no hace nada. Lo otro es reconocerle a X (y exigirle que tenga) la capacidad para juzgar si la acusación es cierta, y a eso se dedican los tribunales. Y dada la ambigüedad q vd mismo reconoce q puede existir en la valoración de esos delitos, tan susceptible de contaminación ideológico-política, opta por no entrometerse, a mi parecer muy acertadamente.
E1958
La desinformación es la falacia inventada por la élite occidental para censurar, cancelar y reprimir todo forma de expresión libre de la opinión.