Llegué a este nuevo año pensando si debería tener ya a esas alturas una lista de propósitos o de buenas intenciones, como la mayoría del resto de los mortales. Dejar de fumar, hacer deporte, beber más agua… Todas esas cosas que harían muy feliz a mi médico y que a mí me importan un pepino de mar.
Finalmente, al tratar de tragar las uvas a ritmo de campanadas sin asfixiarme, llegué a la conclusión de que lo mejor es seguir con todos los sentidos fijados en lo que hago y lo que necesito, mientras dejo que la gente realmente importante haga sus deseos por mí, que sabe mucho mejor que nadie lo que necesitamos todos.
Que haya una mujer capaz de creer, hoy en día y viviendo en la España acomodada, que ha sido ella la que ha tenido que escribir el libro sobre la maternidad que habría necesitado leer antes de ser madre. No había suficiente literatura al respecto
Como dice el director de RTVE, “es un puntazo” que en la retransmisión de las campanadas se hable del problema de la vivienda y se lance el deseo de viviendas asequibles para todos. Y lo cierto es que sí, es un puntazo que los presentadores en la televisión que pagamos con nuestros impuestos nos hablen de unas viviendas que el Gobierno lleva prometiendo desde que el PSOE es PSOE, pero que nunca llegan. Es un puntazo increíble que el Gobierno, que se infla como un pavo cuando habla de justicia social, pretenda que sea el propietario el que cargue con el peso de este problema. Pero, sobre todo, lo que es un puntazo maravilloso es que este mensaje lanzado, a través de lo público, no se traduzca en morder la mano de quien les da de comer. Eso sí que me parece inaudito.
Como inaudito me parece también que haya una mujer capaz de creer, hoy en día y viviendo en la España acomodada, que ha sido ella la que ha tenido que escribir el libro sobre la maternidad que habría necesitado leer antes de ser madre. No había suficiente literatura al respecto. Eso, o que algunas personas, cuando hacen lo mismo que vienen haciendo millones durante miles de años, tienen que sentirse más especiales que nadie. La madre de las madres.
El dinero de todos
Y resulta que la madre de todas las madres conservó su leche materna y la ha utilizado para que la cristalicen y usar esos cristales para hacer un vestido, con el que reivindicar la protección de la infancia. Porque “los niños no se tocan”. Por si algún día llego a ser una influencer de esta magnitud y me invitan a transmitir las campanadas en una cadena de televisión, he decidido guardar en el congelador un tupper con mis heces, para que me hagan con ellas un vestido con el que protestar contra la corrupción política. Porque “el dinero de todos no se toca”.
Pero, por favor, si llegase ese día, tengan a bien no llamarme influencer. Ya me parecía que era un título muy triste para exhibir, cuando solo sirve, en la mayoría de los casos, para mendigar una cena en un restaurante, una noche de alojamiento en un hotel o un pack de cremas, con la intención de no soltar ni un pavo. Pero los derroteros que ha tomado esta supuesta profesión son demenciales.
Difundir mensajes violentos
Conocedores de que la televisión y la radio ya son cosa del pasado y de que el movimiento independentista ha visto reducido sus apoyos, especialmente por parte de los jóvenes, los ejecutivos nacionalistas, principalmente de TV3 y de Catalunya Radio, han fichado a jóvenes influencers que se dedican a difundir en sus redes, comprometidos a hablar única y estrictamente en catalán, mensajes que justifican la violencia y la quema de contenedores porque “Se ha demostrado que el puto pacifismo no sirve para nada”.
También tenemos a los que dicen cosas como “Hablad en catalán. Cada día se escucha más la lengua invasora a nuestro alrededor y menos la nuestra”. Por supuesto, la lengua invasora es el castellano y, evidentemente, lo que no cuentan estos profesionales de la prostitución ideológica es que el Gobierno catalán ha repartido más de 300.000 euros entre 24 selectos influencers para que, siempre en catalán, hablen de “los putos espanyoles” o de los “mejores colonizadores de Europa”, refiriéndose a todos los españoles que no han tenido la inmensa fortuna de nacer en Cataluña. Y no les recrimines nada ni les devuelvas los insultos, que eso es catalanofobia.
De catalanofobia no sé mucho, pero de influencerfobia voy camino de licenciarme cum laude. El año que viene creo que optaré por no tomar las uvas en Nochevieja porque, con este panorama con el que nos las hacen acompañar, cada año resulta más difícil no atragantarse.
Por último, pero no por ello menos importante, quisiera desearles un muy feliz año nuevo a todos los que me han acompañado y leído en este año que ya dejamos atrás. Quizá sea mejor no delegar nuestras ilusiones y buenos deseos en las manos de gente que cobra por ello y dejar de fumar de una vez por todas.
jpablogp
02/01/2025 11:06
Buen artículo, que sigas 2025 en la misma línea. Me ha parecido interesante la idea del "Tupper", para generalizarla entre la ciudadanía; pero con la idea de que nuestros tuppers sean conservados en la Mocloa, muy cerquita de su inquilino, para recordarle que “el dinero de todos no se toca”. (Espero no herir sensibilidades). FELIZ AÑO !!!
Bluesman
03/01/2025 09:17
Todo lo que escucho desde hace tiempo en esta España hecha polvo me hace recordar aquello de "you ain't seen nothin' yet", algo así como "aún no han visto nada todavía". Que sigan así, cada día más y mejor, el pueblo se entretiene y el dinero de todos lo seguirán 'tocando', mande quien mande.
Acontracorriente
03/01/2025 09:29
Pues a mí me parece bien favorecer a los niños
jucaspo
03/01/2025 19:25
Excelente artículo. Impecable!!!