Opinión

La prensa de Narnia se abona a la teoría de la conspiración contra el Barça

El 'caso Negreira' ofrece una buena perspectiva sobre la forma en la que un ecosistema mediático contaminado puede dar la vuelta a la tortilla para dibujar a los investigados como víctimas

  • Joan Laporta, presidente del Fútbol Club Barcelona.

La cuenta oficial de DAZN España difundió un vídeo en sus redes sociales tras la retransmisión del partido entre el Athletic de Bilbao y el FC Barcelona el pasado domingo. El documento mostraba a sus comentaristas justificándose por no haber podido ofrecer imágenes de la protesta de los aficionados del equipo local contra el conjunto catalán, derivadas del 'caso Negreira'. “No hemos podido ver esto en la retransmisión. DAZN no produce la señal. De eso se encarga Mediapro”, apuntó el narrador. ¿De quién es Mediapro? Del avalista de Joan Laporta. Del 'socio' de Javier Tebas. De Jaume Roures, vaya.

En Narnia funcionan así las cosas. Lo que no se ve no existe; y lo que parece evidente seguramente esté manipulado por quienes desde Madrid conspiran día y noche contra los derechos de sus habitantes. ¿Que El Mundo publica que Hacienda ha encontrado facturas por 6,6 millones de euros para el exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros? El Real Madrid no puede quejarse del trato de los trencillas. ¿Que LaSexta dice que Negreira trabajaba en exclusiva para el Barça? Bueno, pero sólo se ocupaba de garantizar la neutralidad de los colegiados. ¿Que las principales cabeceras del mundo señalan esto como un escándalo, ante las evidencias existentes? Todo es fruto de una campaña de manipulación. Cuando todo esto acabe, Laporta podrá fichar a Haaland con el dinero que gane el Barça con las demandas.

Esta lógica es la que mueve a la opinión pública de esta comunidad autónoma desde hace un buen tiempo. ¿Que la prensa habla de Palau, Tres per cent, Pretoria o los Pujol? Son todas cortinas de humo para tapar la corrupción del Estado. ¿Que Artur Mas activa un proceso soberanista para intentar frenar su declive, en plena crisis económica? Está en su legítimo derecho, dado que la decadencia de Narnia se explica en el boicot de Madrid hacia ese territorio. ¿Que varios de sus líderes son condenados por organizar un referéndum ilegal, poco antes de escenificar una falsa declaración de independencia? Todo es consecuencia de cohabitar en un régimen dictatorial. ¿Que el jefe de todo se escapa para no asumir las consecuencias judiciales de su rebelión, al contrario que su número 2? Junqueras es un traidor. Cuando el victimismo se adopta por sistema, cualquier posición irracional puede ser validada.

Prensa catalana y victimismo

Todo esto sería imposible sin una armada mediática bien engrasada -y financiada con dinero público- a la que hay que reconocer una magnífica capacidad para describir realidades a partir de espejismos; y para erigirse como guardia pretoriana del poder cuando se ve amenazado. Por eso, el pasado viernes por la tarde, después de que se formalizara la querella de la Fiscalía sobre este escándalo de corrupción, la edición digital del diario Sport abría con una entrevista a Kessie, actor secundario del F.C. Barcelona, aunque protagonista de excepción en ese momento.

Al día siguiente, mientras el resto del mundo informaba sobre la denuncia del ministerio fiscal, Mundo Deportivo y Sport destacaban el siguiente titular: “Los inversores dan el sí a los 1.500 millones del Espai Barça”. El mismo sábado, el columnista de excepción de Sport, Lluís Mascaró, firmaba un artículo titulado. “Si el Madrid quiere guerra, tendrá guerra.... ¿Atacáis al Barça con Negreira? Os la devuelvo con Franco. Con Franco, sí, el soci d' honor. Ese matiz se le olvidaba, claro.

Es difícil saber hasta dónde llegará este caso. Máxime en el país cuya prensa también inventó conspiraciones para intentar quitar hierro al escándalo vergonzoso de la Operación Puerto, que volvió a demostrar que el deporte es un terreno perfecto para los populistas y para los tramposos. El 'caso Negreira' ofrece una buena perspectiva sobre la forma en la que un ecosistema mediático contaminado puede dar la vuelta a la tortilla para dibujar a los investigados como víctimas; y situar en la ecuación a clubes cuyo nombre no está asociado a Negreira, que se sepa.

Líderes de opinión culés, como ese tal Jota Jordi no vieron raro en su día que Laporta abrazara el maniquí de Messi antes de que se confirmara su salida; o que su equipo gastara sin control en verano mientras la casa estaba en ruinas. En esta ocasión, se han dedicado desde el primer día a exponer ante su audiencia aborregada todo tipo de teorías de la conspiración para tratar de demostrar que todo esto es fruto de una persecución al Barça, que algún otro ya se ha apresurado a ampliar a Cataluña entera. Y al catalán.

Sin palabras

Los silencios en este caso también son atronadores, y disculpen el lugar común. Pero es que algunos de quienes más medallas se han llevado en los últimos tiempos por su extraordinario conocimiento de la sociedad catalana y de los entresijos del poder local no se han pronunciado al respecto durante los últimos días. Han teorizado sobre la voladura del Nord Stream o sobre el Gobierno de coalición, pero no han escrito ni una línea sobre una entidad tan transversal en Cataluña como es el FC Barcelona. Que es “más que un club”, sin duda.

Pero allí nadie parece ver nada raro en la palanca de Roures; o en el hecho de que Mediapro produzca La Liga y oculte las imágenes de la afición del Athletic de Bilbao. Tampoco parece escamar a nadie que Laporta tire una vez más de victimismo -el recurso más fácil y efectivo en Narnia- ni que aquellos que siempre tienen información de primera mano en lugares tan remotos como Mánchester -donde se habla catalán- ahora se hayan quedado mudos y sin datos ni argumentos.

Claves de la Cataluña contemporánea

Conviene rebajar todo esto a lo mundano, dado que el mal llamado “conflicto territorial español” otorga a estos episodios una dimensión que no les corresponde. Porque estos episodios se podrían definir y resumir a partir de la máxima cateta que sostiene que “mi pueblo es el mejor” y toda crítica es inoportuna si viene de quien habita en el municipio de al lado, donde mora el vecino, ergo el enemigo.

Con ese razonamiento en la mano, en Narnia hay quien ha perdonado a los Pujol, ha comprendido la parcialidad de TV3, ha defendido la política del catalán en la educación pública y ha considerado al Barça como la víctima de una persecución. Sólo en ese contexto, empresarios como Roures pueden llegar a ser ubicuos sin que nadie se cuestione esa especie de omnipresencia.

Y quienes escribieron y firmaron editoriales conjuntos, inventaron ideas falsarias como la del 'encaje catalán' y manipularon durante la década ominosa del procés, hoy callan. Entre otras cosas, porque sus tribunas las publican quienes se han beneficiado de la absoluta generosidad de la Generalitat con sus medios y con ellos mismos. Esto último se puede comprobar al apreciar los salarios que entrega TV3 a sus colaboradores. Así que todo esto va de lo de siempre. Lo de Negreira es novedoso y parece que muy grave. Lo de la prensa de Narnia ya no le sorprende a nadie.

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