Opinión

El separatismo post sanchista que viene

Quién más, quién menos, está haciendo números en el mundo separatista catalán. La más que probable caída del sanchismo en las próximas elecciones los sitúa en un escenario que no les es tan favorable como el actual, en el que han

  • Manifestación independentista en Barcelona celebrada en 2019 -

Quién más, quién menos, está haciendo números en el mundo separatista catalán. La más que probable caída del sanchismo en las próximas elecciones los sitúa en un escenario que no les es tan favorable como el actual, en el que han vivido y actuado de manera prácticamente impune. No es que Feijoó vaya a ser un flagelo para la banda de la estelada. Lo saben ellos y lo saben los populares, que hablan de mixtificaciones irreales como el catalanismo constitucionalista. La inmersión lingüística catalana tiene poco que temer del político gallego, puesto que en los colegios de Galicia las cosas discurren, de manera más elegante si ustedes quieren, por los mismos derroteros. Pero la presión que VOX puede ejercer sobre un gobierno popular, sumada a la defensa de España sin complejos por parte de líderes del PP como Ayuso, obligan a Junts y Esquerra a endurecer su estrategia. Porque, con todo lo que ustedes quieran, no es lo mismo un gobierno de Feijoó que lo de Sánchez.

Junts ya ha movido ficha colocando en la presidencia de la cámara catalana a Anna Erra, sustituta de la condenada Laura Borrás.

¿Qué es lo primero que ha hecho la nueva presidenta? Visitar a Puigdemont acompañada por la mencionada Borrás y por Jordi Turull, uno de los golpistas indultados por Sánchez y secretario general del partido. El gesto es inequívoco: lo tendréis crudo, constitucionalistas, porque la sombra de Waterloo será muy alargada. Para poner en antecedentes a quienes no conozcan a Erra, alcalde de Vic, se ha destacado en estos años de proceso separatista por poner el ayuntamiento al servicio del golpismo o por frases como “Si usted es catalán y tiene delante a alguien que no tiene aspecto de serlo, su obligación es hablarle en catalán”. Es decir, sabe reconocer por la cara quién es y quién no es catalán. Abstina comentaria. Por si quedase alguna duda, Erra dijo en su primer discurso que defenderá al parlamento de cualquier injerencia, en alusión a la justicia, recuperando el estilo de Carme Forcadell. Hay que plantar cara a España, dice. Conste que el cargo se lo debe no tan solo a Junts, porque Esquerra la votó también y las CUP, siempre raudas para acudir en auxilio de los herederos del pujolismo, se abstuvieron.

Nos dicen personas próximas a la formación de Puigdemont que el objetivo es impedir que VOX desarrolle su actividad en el parlamento con normalidad. De hecho, Erra hace suyo el discurso del presidente Aragonés acerca del cordón sanitario a la “extrema derecha”.  El PSC, por su parte, ha decidido entregarse a la colaboración plena con los juntaires y Salvador Illa ha impartido órdenes para que en todos los lugares en los que se pueda llegar a un acuerdo con ellos hay que hacerlo. Un mariàge de raison que ni es nuevo ni va a ir a menos, pues si los separatas están inquietos con su futuro inmediato, los sociatas ni les cuento.

Es de prever que los próximos tiempos, en caso de un triunfo del PP en España, harán que las algaradas, los disturbios, las proclamaciones de repúblicas quiméricas y demás fantasmagorías irán en aumento.

Es de prever que los próximos tiempos, en caso de un triunfo del PP en España, harán que las algaradas, los disturbios, las proclamaciones de repúblicas quiméricas y demás fantasmagorías irán en aumento.

Los lazis, porque así dirán que combaten a España, al fascismo y a la represión; los socialistas, para demostrar que con Sánchez existía una pax romana modélica en Cataluña. Sumen a esto manifestaciones sindicalistas que están a punto de echarse a la calle, incendiarios de containers que tienen el mechero a punto y una Miriam Nogueras de cabeza de lista a Cortes impuesta por Puigdemont, la señora que aparta la enseña nacional cuando da ruedas de prensa en el Congreso, y tendrán más o menos una cierta visión de la que se avecina.

Agárrense, que vienen curvas.

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