La nomofobia es el miedo irracional a quedarse sin teléfono móvil, algo que muchos de nosotros hemos experimentado en algún momento pero que puede alcanzar niveles preocupantes. Cada vez más personas desarrollan una obsesión o una dependencia enfermiza hacia su smartphone. Este tipo de adicciones las trata el psicólogo Antonio de Dios, con quien hemos charlado sobre este trastorno.
-¿Estamos hablando de una posible enfermedad del futuro?
-Hay diferentes formas de enfermar teniendo en cuenta el mundo en que vivimos. Como el presente está cambiando, las maneras en las que se manifiesta el conflicto a nivel emocional también cambian. Si el móvil es la herramienta que más utilizamos es normal que nos genere dependencia, adicción o miedo. La nomofobia es miedo a no tener el móvil porque el cerebro entiende que es una pérdida vital y reacciona con un miedo real.
-¿Es un trastorno?
"Hacer uso de una herramienta no es tener una adicción. La pregunta es si tú usas el móvil o él te usa a ti"
-Sería más bien la manifestación de un trastorno. Todas las fobias son miedos que se producen en el cerebro ante diferentes situaciones. La situación que elige el cerebro para manifestar el miedo depende de las circunstancias de la vida de esa persona. Si nuestra vida circula alrededor de los móviles es normal que tengamos mucho miedo a perder el móvil, pero no es una enfermedad en sí misma sino la expresión de una enfermedad como la dependencia emocional. Diferenciamos entre el conflicto básico (la carencia que produce un desajuste en el cerebro) y la expresión de esa carencia. La enfermedad podría ser la dependencia y la manifestación es la nomofobia.
-¿Es algo parecido a una adicción a una droga?
-Es exactamente lo mismo. Cuando tienes una carencia, lo que da una droga (cocaína, tabaco o ludopatía, por ejemplo) es un pico de dopamina. Activa tu centro de gratificación, de recompensa en el cerebro. Si tenemos una carencia, hay ciertas cosas que esa carencia nos la compensan. A un cocainómano la subida que le da la cocaína le produce un exceso de dopamina en el cerebro y eso le hace sentir bien. Como le hace sentir bien, el cerebro lo pide repetidamente. Si estás bien no necesitas usarlo pero si estás mal necesitas usarlo mucho más. Una persona tiene un conflicto y la forma en que lo expresa puede ser una patología adictiva a otra persona o a la tecnología, que está muy relacionada con la conexión a las personas.
-También te conecta con información que no necesariamente está relacionada con las personas
-Pero la información no genera tanta dependencia. Yo creo que si le quitas a alguien la posibilidad de ver que ha hecho su equipo de fútbol tendrá menos miedo que si le quitas la posibilidad de saber qué han hecho sus amigos o recibir mensajes o saber qué ha hecho alguien.
Antonio de Dios, psicólogo
-Pero según estos parámetros, ¿todos tenemos adicción al móvil no?
-Una adicción no es usar una herramienta a tu favor. La pregunta es quien usa a quien. ¿Estoy usando el móvil para presentarlo en Renfe, ir a casa, recibir una foto, ponerme una alarma, escuchar música o el móvil me usa a mi porque estoy permanentemente pendiente del móvil? Es muy difícil diferenciar quién tiene una enfermedad de quien no. A consulta la mayoría de las veces nos traen los padres a los hijos adolescentes y el problema es más el miedo de los padres. La mayoría de las veces lo que hacemos es avisar a los padres de que está habiendo un cambio generacional y que el uso que hacen sus hijos de internet y el móvil ellos no están acostumbrados pero en esa generación es normal.
- ¿Cómo afectará este cambio al ser humano en 5 o 10 años? No sabemos cómo reaccionará el cerebro.
- Adaptándose, que es lo que ha pasado siempre. Siempre ha pasado. Con la revolución industrial cambió mucho la forma de pensar de las personas. Creo que es mucho más peligroso el tema de las ondas electromagnéticas, del calor y demás, que entra dentro del campo médico, que esto. La plasticidad del celebro es amplia y el ser humano lo que hace es adaptarse a esas nuevas formas de vivir. El mundo va muy rápido y cada vez necesitamos adaptarnos más rápido y eso también provoca más enfermedad.
- ¿Qué síntomas tiene una persona con nomofobia?
-Ataques de ansiedad, alteración del ritmo circulatorio y respiratorio, miedo, estar buscando el móvil continuamente de forma obsesiva, o paralizar tu vida o quedarte en shock si no tienes acceso a él. Si se te olvida en casa y no puedes continuar en tu día a día entonces tienes un problema gordo.
- ¿Entonces casi todos lo tenemos no? Yo como periodista lo necesito para el día a día de mi trabajo. Si me lo dejo en casa vuelvo, como si me dejo las llaves del coche.
- ¿Entonces eres adicto al coche?
- En cierto modo sí, porque lo necesito para desplazarme.
- Eso no es una adicción. ¿Si no tengo coche y vivo a 20 km de la ciudad donde trabajo soy adicto al coche? No, eso es una necesidad. Si se nos rompe el coche no podemos trabajar, si se rompe el móvil tampoco puedes saber a qué hora es tu cita. Antes quedábamos y ahora ya no quedamos. Nos decimos que ya nos mandaremos un mensaje. Antes dábamos información que ahora no damos, ahora es "cuando estés por aquí me llamas". Si no tuviésemos móviles no nos podemos ver ni saber cuándo hemos llegado.
- ¿Cuál es el perfil de pacientes?
"Un niño debería empezar teniendo un smartphone capado para ir poco a poco abriéndoselo"
-Un adolescente que viene tirado de las orejas por sus padres porque no está teniendo buen rendimiento escolar o tiene problemas de relación en la familia. A veces tiene relación con el móvil y nosotros tratamos lo que hay debajo del síntoma: por qué este niño tiene necesidad permanente de contacto a través del móvil y no se atreve a tener relaciones físicas. Muchos padres nos vienen diciendo que son jóvenes que no se relacionan físicamente con los demás. Pero tengamos en cuenta que son nuevos tiempos y hay mucha comunicación y por tanto nos vemos menos, pero también hay una parte del miedo a la relación mínima.
Yo puedo justificar que no puedo estar sin el móvil o porque tengo la información. Yo utilizo el móvil como una herramienta de trabajo, pero si me quedo sin ella he de ver si soy lo bastante flexible para seguir viviendo o entro en pánico y paralizo mi vida.
-¿Cómo se actúa cuando hay un problema?
"Nos hemos acostumbrado a un ritmo de vida con continuos picos de dopamina y hay que dar más importancia a la serotonina"
-Buscamos cual es el conflicto que el móvil está ocultando. Cuando recibimos contactos en redes o por el móvil tenemos una subida de dopamina que nos causa bienestar. Esta búsqueda continua de admiración fuera, con continuas interacciones, nos hace adictos a continuos 'chutes' de dopamina. Somos adictos a sentirnos bien cuando tendríamos que sentir satisfacción en general. En general nos falta segregar más serotonina y menos dopamina. Desde la seguridad (serotonina) tomamos decisiones más cabales pero si tienes un chute de dopamina no estás para pensar, y ahí es donde tomamos decisiones difíciles. Si estás dopaminérgico puedes tomar malas decisiones. Cuando nos hacemos adictos en una sociedad donde necesitamos el éxito muy rápido y muy pronto, la adicción a la dopamina hará que el fin justifique los medios.
- El otro día conocí a un niño que con 10 años tenía una novia, y ella le escribía continuamente por WhatsApp y si no le respondía se enfadaba o le recriminaba porque no la atendía. ¿A qué edad debe alguien de iniciarse en estas herramientas?
- Primero un niño debe tener un smartphone capado. Si un niño no tiene móvil puede ser diferente y puede ser motivo de 'bullying' o algo similar. Luego depende del estilo de vida del niño. Hay niños que tienen sus horarios muy definidos, y no necesitarían un móvil, y otros que a lo mejor tienen que avisar porque sus horarios varían. Si un niño está en una actividad extraescolar que se puede suspender porque hay lluvia, necesita avisar con un teléfono. Pero debería estar restringido o recibir mensajes a todo el mundo.
-¿Para cuándo la libertad absoluta en nuestras manos?
-Debería ser a partir de los 21 años si nos pusiéramos estrictos. Pero igual que votamos a los 18 sin tener toda nuestra capacidad y madurez, tampoco se necesita toda la capacidad o madurez para tener un móvil. Simplemente saberlo usar bien y que no te controle la máquina a ti.
-Para la DGT, el uso de smartphone al volante es tan importante en peligro como el consumo de alcohol
"El ritmo de vida actual promueve la estimulación continua con picos de dopamina en el cerebro"
-Si no puedes hacer un trayecto de coche sin mirar que te ha llegado un WhatsApp tienes un problema. Lo primero es reconocerlo. ¿Por qué no podemos esperar media hora a ver un mensaje? Se estimula la adrenalina y no podemos esperar a la dopamina. Aplazar la gratificación es una de las claves del éxito y los niños que somos capaces de aplazar la gratificación tienen más éxito en el futuro. Nos tenemos que acostumbrar a parar, permitirnos el malestar pero que nos pongamos nosotros primero. Me interesa más tu seguridad que lo que yo te pueda decir en un mensaje. Si sé que estás en el coche sería un acto de amor no mandarte un mensaje. Si no puedo dejar el móvil apagado cuando duermo, tengo un problema.
-Con esos parámetros, muchos serían súper adictos. El móvil está en la mano y la televisión solo llegas por la noche
-La sociedad refuerza el yang. Antes la televisión era el problema y si tú hace 20 años me hubieras hecho esta entrevista hubieras preguntado sobre la televisión y si no quitaba las conversaciones de las familias. Está claro que el móvil es un grado diferente porque vamos avanzando. La gente no habla, ve la televisión. A veces hay que tomar la decisión de que la relación que estoy teniendo ahora es más importante que la anterior.
Normalmente lo que nos produce la adicción al móvil es un cambio entre la noradrenalina del estrés y la dopamina de la satisfacción. Estamos superpolares todo el rato y hay que volver a un equilibrio basado en emociones como la serotonina y la acetilcolina.
Antonio de Dios participó en Mens Sana organizado por El Ser Creativo, creadores de Mentes Brillantes que celebrará su séptima edición los días 13 y 14 de octubre en Madrid.