Para vencer al terrorismo, además de decenas de miles de policías, cámaras de seguridad, controles y sofisticados servicios de inteligencia, los occidentales debemos dar ejemplo con nuestra conducta y trasladar al exterior, al forastero, que nuestras democracias son más que Estados de bienestar, son sociedades comprometidas con la causa de la Libertad y que existen líneas rojas.

La actual encrucijada sólo apunta dos salidas: el populismo, esto es, la profundización en el sistema de acceso restringido o las reformas radicales, la apuesta por abrir puertas, derribar muros y barreras, avanzar de manera decidida hacia un régimen de libre acceso con verdadera libertad.