A simple vista, las dos bicicletas que ha diseñado el ingeniero solar danés Jesper Frausig parecen totalmente normales. Uno de los modelos tiene un diseño urbano y el otro resulta algo más bien deportivo. Ambas, por el aspecto de sus ruedas, recuerdan a las bicicletas empleadas en los velódromos. En esas ruedas, Frausig ha instalado un sistema de aprovechamiento de energía solar que resulta especialmente prometedor en el mercado de las bicicletas eléctricas.
Estos medios de transporte, en el 'Viejo Continente', son sobre todo populares en Centroeuropa. En esta zona geográfica precisamente se acumulan las ventas de los algo más de un millón de bicicletas eléctricas que cambian de manos anualmente en Europa. Alemania, Dinamarca y los Países Bajos están al frente en la clasificación de ventas anuales de este tipo de bicicletas. De ahí que no sorprenda que sea un danés quien haya presentado el último y más sonado proyecto de bicicleta eléctrica ecológica.
Por esta bicicleta, nominada para los premios daneses Index: Design to Improve Live -“Diseño para mejorar la vida”-, a Jesper Frausig habría que agradecerle desde ya la cuidada presentación de sus e-bikes, el otro término que con el que expertos y aficionados designan este tipo de bicicletas.
Antes de Frausig ya se habían creado bicicletas con paneles solares.
Porque, hasta ahora, las formas de aprovechamiento de energía solar de las bicis eléctricas resultaban más bien aparatosas. Ocurre que Frausig no es el único en haber tenido la idea de hacer una bicicleta que aproveche esa fuente inagotable de energía que es el sol. De hecho, ya se han visto en bicis paneles solares desplegables, directamente desplegados en la parte de atrás, concretamente sobre la rueda trasera, o situados en un remolque del que hay que tirar.
Sin duda, toda esa logística resulta aparatosa. Más aún si se compara con cómo la Solar Bike – así la ha bautizado Frausig – se sirve de la energía solar. En la e-bike de este ingeniero danés los paneles están situados en las ruedas, que tienen un aspecto similar a las ruedas lenticulares que se emplean en el ciclismo en pista. Con ella, “no tienes que buscar un punto de carga para la batería”, se explica desde la página de Internet que sirve para promocionar el proyecto de Frausig. En el caso de su e-bike, no hay que desplegar paneles ni arrastrar dispositivos para captar la energía solar. Porque los paneles están hábilmente instalados en las ruedas, y no hay añadidos al cuadro de la bicicleta.
Una gran batería
La batería que emplea esta e-bike tiene una capacidad para recorrer 70 kilómetros con ayuda del motor, el consumo de las luces está integrado en el sistema de aprovechamiento de luz solar y sobre ella se puede alcanzar una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora. Estas características no tienen gran cosa que envidiar a lo que ofrecen otras e-bikes, aunque sí es cierto que en China, país que cuenta por millones las personas que se desplazan con bicicletas eléctricas, las hay con una autonomía bien superior a los 100 kilómetros.
Aun así, la propuesta de Frausig ofrece autonomía total respecto a los puntos de carga, pues basta con que esté expuesta al sol para recargar la batería. “Los paneles solares cargan de energía limpia directamente la batería”; cuando “la Solar Bike está parada, carga la batería” y, “cuando está en movimiento, los paneles solares y la batería alimentan de energía el motor”, explica el ingeniero danés en la presentación de su proyecto. Por otra parte, es más que apreciable que su Solar Bike “ha sido diseñada para ser como cualquier otra bicicleta, siendo fácil de manejar y de mantener”, según los términos con los que se está promoviendo el prototipo.
Frausig ha imaginado que su bicicleta pueda servir para lo que ya se emplean muchas de las e-bikes en funcionamiento. A saber, para el transporte de mercancías ligeras, para el uso de personas mayores o con discapacidades y de particulares deseosos de llegar rápido al trabajo, sin atascos, sudores, ni sobreesfuerzos. Sin embargo, en lo que Frausig y el resto de personas que han contribuido en la creación de la Solar Bike deben estar pensando ahora mismo es en el medio millón de euros que conseguirá el ganador de los premios Index: Design to Improve Live.
Por lo pronto, la Solar Bike ha superado la criba de las nominaciones en un certamen en el que participaban más de 1.200 proyectos. De embolsarse el premio, Frausig probablemente seguirá desarrollando un prototipo al que, por ahora, el mercado ha de esperar para ver convertido en realidad comercial.