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Pedro Sánchez decidió seguir tras convencer a su esposa de que el Gobierno y el PSOE la van a apoyar

Begoña Gómez y el propio líder socialista transmitieron tras la conmoción del miércoles críticas a la “tibia” defensa que se estaba haciendo de ella frente a la acusación de tráfico de influencias

  • Pedro Sánchez y Begoña Gómez. -

Pedro Sánchez siempre ha salido de las encrucijadas en que la política le ha puesto a lo largo de su vida doblando la apuesta. Y eso es justamente lo que ha hecho: anunciar que sigue al frente del Gobierno, sin más explicaciones, tras mantener a España y a medio mundo en vilo pendientes de una “reflexión” que él mismo se había autoimpuesto después de que el Juzgado 41 de Madrid abriera diligencias para investigar un posible delito de tráfico de influencias de su esposa, Begoña Gómez, en base a una denuncia del pseudo sindicato Manos Limpias.

La insólita carta que colgó Sánchez el pasado miércoles en Twitter tras conocerse la decisión judicial, dando a entender que estaba dispuesto a dejarlo todo, desató las especulaciones en una España que, lejos de lo previsto, éste lunes no salió todavía de la perplejidad; porque, el presidente, después de ir a ver al Rey a comunicarle que sigue, compareció nueve minutos únicamente para reafirmarse en que ni el PP, Vox y la Justicia van a doblarles el pulso ni a él ni a su pareja

Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos diez años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella". Según fuentes socialistas consultadas por Vozpópuli, este párrafo del discurso presidencial, “en un tono radicalmente distinto” al del abatimiento que mostraba su carta a los españoles del miércoles, es clave para entender lo sucedido en La Moncloa durante estos días.

El cambio de postura presidencial ha sido posible finalmente porque ha logrado convencer a Begoña Gómez de que va a estar arropada frente a unas acusaciones que ella considera injustas ya que, dice, no ha hecho más que proseguir, dice, su carrera profesional en los seis años que lleva su marido en La Moncloa, “sin ejercer tráfico de influencia alguno”

Las fuentes consultadas sostienen que el presidente ha pasado de la “dimisión casi segura” que temían altos cargos del PSOE, incluso varios ministros, hasta este domingo bien entrada la tarde, a quedarse “para dar la batalla” como le han pedido los militantes socialistas en las calles de diversas ciudades de España y las gentes del mundo de la cultura

Siempre según esas fuentes, el cambio de postura presidencial ha sido posible finalmente porque ha logrado convencer a Begoña Gómez de que va a estar arropada política y judicialmente frente a unas acusaciones que ella considera injustas ya que, dice, no ha hecho más que proseguir su carrera profesional en los seis años que lleva su marido en La Moncloa, y sin ejercer tráfico de influencia alguno. “Que no es lo mismo una estrategia de defensa como ciudadana sin más que como pareja de un presidente del Gobierno”, señala una fuente.

En la declaración de este lunes el propio Pedro Sánchez ya vino a respaldarla directa y personalmente, pese a la investigación judicial abierta por supuesto tráfico de influencias, con un no permitamos “que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido”.

¿Por qué Sánchez amagó hasta el domingo con dimitir? Porque Gómez, harta de “ataques injustificados” a su familia, le había persuadido de que la defensa que se estaba haciendo de ella desde el Gobierno y desde el partido estaba siendo “tibia”, que no podía más y que se replanteara su continuidad por el bien de todos, incluida la estabilidad emocional de sus hijas.

¿Por qué Pedro Sánchez amagó ante los suyos hasta el domingo con dimitir? Porque Gómez, harta de lo que considera “ataques injustificados” a ella y a su familia, le había persuadido de que la defensa que se estaba haciendo de ella desde el Gobierno (ministros) y desde el partido estaba siendo “tibia”, que no podía más y que se replanteara su continuidad por el bien de todos, incluida la estabilidad emocional de sus hijas.

Sánchez atendió a los argumentos de su mujer y redactó “de su puño y letra” la carta de Twitter con la cual pretendía buscar ese “punto y aparte” -que ayer anunció- frente a una situación que en lo personal empezaba a tornarse insostenible. En cierto modo, se admite, el pulso del presidente era también interno, al PSOE, una especie de Sí se hunde mi mujer, me hundo yo con ellay nos hundimos todos.

Manos a la obra contra “bulos”

El problema ahora, admiten otras fuentes del partido, es que la tormenta del presunto tráfico de influencias de Begoña Gómez con empresas a las que escribió cartas de recomendación y que sufragaron actividades en su cátedra del Instituto de Empresa y el África Center, no va a amainar en las próximas semanas y meses, todo lo contrario; y, de hecho, La Moncloa ya se ha puesto manos a la obra en una estrategia de respuesta judicial y mediática contra “los bulos”.

“La agenda judicial y mediática no va a parar porque él y su mujer digan que están deprimidos”, comenta a este periódico un dirigente territorial de forma muy gráfica. Y la reducción en las mayorías de elección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), de los actuales 2/3 del Congreso que obligan a pactar con el PP a una mayoría simple, para la cual le bastan sus socios de Sumar, Junts per Catalunya, ERC, PNV y Bildu, probablemente sería rechazado de forma frontal por la Unión Europea. No digamos cualquier restricción en la libertad de información que vaya más allá de las recogidas en el Código Penal de cada país para combatir las fake news (noticias falsas).

Lo cierto es que Sánchez rumió la decisión de irse o quedarse en silencio hasta el sábado. Ese día, tras ver por televisión congregadas a 12.500 personas en la sede de Ferraz al grito de “¡Pedro, Quédate!”, pasó toda la tarde en La Moncloa con el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, analizando la situación y pergeñando ya la marcha atrás en la supuesta dimisión.

Lo cierto es que Pedro Sánchez rumió la decisión de irse o quedarse en silencio hasta el sábado. Ese día, después de ver por televisión congregadas a 12.500 personas frente a la sede de Ferraz al grito de “¡Pedro, Quédate!”, pasó toda la tarde en La Moncloa con el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, analizando la situación y pergeñando ya la marcha atrás en la supuesta dimisión.

Se desconoce si Bolaños estaba en el secreto desde el sábado; lo que sí ha trascendido es que este domingo convocó ya a su núcleo duro, además de Bolaños, la vicepresidenta y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero -la favorita para sustituirle durante estos días de incertidumbre-, el secretario de Organización, Santos Cerdán, y el director de Gabinete de La Moncloa, Óscar López, para comunicarles su decisión de seguir al frente del Gobierno.

Las presiones del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, muy activo desde el miércoles en su presión a Sánchez para que siguiera, y de dirigentes internacionales ales como los presidentes de Brasil, Lula da Silva, y Colombia, Gustavo Petro, hicieron el resto.

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