Cultura

Anitta: la nueva Shakira que compite en seguidores con Maluma, J. Balvin y Bad Bunny

En el marco de un saturado día de prensa, la estrella saluda desde el otro lado de la pantalla. Impecable, vestida de rosa; pero no con vestido de princesa sino

En el marco de un saturado día de prensa, la estrella saluda desde el otro lado de la pantalla. Impecable, vestida de rosa; pero no con vestido de princesa sino con un blazer de ejecutiva. Anitta es la dueña de su proyecto, su concepto, su negocio y no deja detalle al azar para que así sea: “Hoy una parte de las entrevistas las di en español, otra en portugués, otra en inglés; mientras que otro artista puede hacer todo un día haciendo prensa en español. Pero ahí no tiene el mercado brasileño, no tiene el mercado (norte)americano”, explica.

Justo antes habla de lo importante de construir los logros paso a paso, de cómo invierte el tiempo estudiando para mejorar su capacidad de conversación en otros idiomas y de que la lección más grande que le dejó la pandemia fue la de no preocuparse por los números. Sensato, cuando lo dice una mujer que tiene casi 60 millones de seguidores en Instagram (para poner en contexto: Maluma tiene 59, J. Balvin 50 y Bad Bunny 36).

Precisamente, Larissa de Macedo Machado (Río de Janeiro, 1993) está en un momento crucial para entender el poder de su arte, pero también el de los datos que representan cuantitavamente a los éxitos mainstream. Ya es el fenómeno urbano de mayor proyección internacional de Brasil y muy probablemente –ahora que acaba de llegar a Warner Music Estados Unidos– se convierta en una de las figuras pop de mayor impacto global. Si se la compara en términos de fenómeno sonoro –y no de propuesta musical–, es claro que estamos ante una historia que resulta muy parecida a la que en su momento vivió la colombiana Shakira. Ambas latinas, inteligentes, carismáticas, demoledoras en cuestiones de baile; gigantes en sus territorios, con el hambre y los recursos para devorarse el planeta.

Pero los tiempos cambian, las perspectivas artísticas e ideológicas de los fanáticos también, e incluso, los formatos lo hacen. La autora de “Las caderas no mienten” rompió todos los esquemas cantando en inglés y si Anitta lo logra, será abrazando el castellano. Su nuevo sencillo “Envolver”, es un perreito compuesto en República Dominicana junto al cantante Lenny Tavárez y a los productores Súbelo-Neo (quienes luego de trabajar en el ‘YHLQMDLG’ de Bad Bunny impulsaron notablemente su carrera). “Está superreguetón clásico, tipo reguetón urbano, me encanta porque es algo que siempre quise hacer”.

Anitta contra Bolsonaro

Su proceso de internacionalización parece haber comenzado por allá en 2017, con una composición llamada “Downtown”; en la que ella y J. Balvin cantaban una letra picaresca que rápidamente se abría camino en las listas y que hoy se ubica entre los mayores éxitos de su carrera. Meses antes ella había buscado a Maluma, para impulsar la canción “Sim Ou Não” en su propio mercado. Otra que hoy puede ubicarse en el top 5 de sus creaciones más apoteósicas.

La intérprete de “Sua cara” o “Paradinha” nunca ha descuidado al público de Brasil, pero poco a poco ha ido conquistando nuevos espacios, mimetizándose con todo referente anglo y latino que se nos ocurra: Madonna, Saweetie, Major Lazer, Lunay, Cardi B, Wisin, Sean Paul, Alesso; sin olvidar estrellas de su país como Simone & Simaria o la fallecida Marília Mendonça. Amiga a la que rindió homenaje durante los recientemente celebrados Grammy latinos.

“Yo intento mantenerme lo más brasileña posible”, remarca. Y está claro que la frase va mucho más allá de la cuestión sonora: Anitta ha enfrentado al propio Jair Bolsonaro por sus declaraciones guerreristas y desinformadas (recordemos que el presidente ha sido férreo representante antivacunas) e incluso se ha abanderado la defensa del medioambiente, lo que va en contravía de las políticas que el actual gobierno ha tenido en torno a la Amazonía.

Con la llegada de Bad Bunny y de sus comprometidos discursos, ahora parece que ningún artista puede quedarse al margen de la realidad de lo que pasa. Es la misma razón por la que aunque J Balvin haya intentado reflejar el descontento de la ciudadanía colombiana a través de su último documental, una parte de la sociedad aún sigue más pendiente de lo que no hace que de lo que sí puede hacer. En Anitta : madie in Honorio (Netflix) explica que intenta informarse de todas las problemáticas, pero que aún así el camino es peligroso y que ella entiende dicho riesgo: “En cuanto a las amenazas, adelante. Hablen lo que quieran. No me detendré. Si me matan, mis fanes seguirán publicando mis videos”.

Víctima de abuso sexual

Hace meses fue trending topic por discutir en redes sociales con uno de sus amigos, quien además es una icónica figura del reguetón. Nos refreimos a Arcángel, quien había hecho un comentario en su Instagram haciendo una distinción entre cuando una “dama” mueve el culo en público y cuando no. Al artista no solo le contestó ella, sino también trapera argentina Cazzu, sintetizando el problema de fondo de manera formidable: “El machismo termina en muerte, termina en asesinato y termina en violaciones. Y eso muchas veces comienza con alguien que elige qué tipo de mujeres se respetan y qué tipo de mujeres no”. Anitta también fue muy enfática en explicarle en que este tipo de declaraciones, además de ponerlas en peligro, también cerraban espacios laborales para ellas: “Poquísimas mujeres en la industria tienen visibilidad y no es por falta de mujeres […] Para uno es más complicado lograr cosas que para ellos llegan así nomás”, me enfatiza.

Todas estas cualidades y otras más ayudan a conocer a Larissa. Autoproclamada feminista, quien –según cuenta en su documental– convirtió una situación de abuso sexualen la energía vital que la transformaría inicialmente en ese ser que nunca nadie más iba a volver a pisotear y, posteriormente, en una de las figuras contemporáneas más prometedoras del pop mundial.

Hoy en día Anitta lo hace todo: consiente a sus admiradores, coordina detalles de la escenografía de sus conciertos, se involucra en sus negocios y en el arduo trabajo previo para desarrollarlos. Viene de lanzar Kisses, uno de los mejores discos urbanos latinos de 2019 (junto al ‘Gangalee’ de Farruko y al ‘54+1’ de Danny Ocean), en el que compartió con figuras tan variopintas como Becky G, Snoop Dogg, Prince Royce o Caetano Veloso; recorriendo sonidos como el funk, el reggaetón, el trap, el afrobeat o el R&B. Uno que aunque sus seguidores no parecen haber digerido, resultó crucial para construir todo el engranaje que ahora está propulsando su carrera: “Todo este apoyo que tengo hoy en día en medios de comunicación, en los diferentes países, fue por esto. […] Entonces mi ‘fanbase’, a quienes yo se los he explicado muchísimo, ahora lo entienden”.

Luego de una pandemia que naturalmente le retrasó todo, pero que también hizo que llegaran nuevas sonoridades, su flamante nuevo álbum Girl from Rio está próximo a salir. De todo ese proceso ya hemos escuchado exitazos como “Me gusta” o “Faking love” que nos dan una probadita de lo que viene en camino. Solo los próximos meses nos dirán si la historia podrá repetirse o incluso superarse: Shakira solo hay una, Anitta también. Y está bueno que así sea, sería aburrido tener que ver la misma película una y otra vez, como siempre sucede con figuras del pop menos visionarias. Por su parte, Larissa intenta no adelantarse a los hechos y responde con una frase que deja claro que sus pretensiones son tan modestas como gigantes: “Mi intención personal es explotar la cultura de mi país, para el mundo”.

Pablito Wilson es autor del libro 'Reggaetón: entre El General y Despacito'.

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