Cultura

Adiós a Charlie Watts, el Stone más elegante

Charlie Watts era el 'stone' más serio, el más formal, el que vestía traje y tenía siempre la mueca estoica entre la buliiciosa caravana de gitanos comandada por Mick Jagger

Charlie Watts era el 'stone' más serio, el más formal, el que vestía traje y tenía siempre la mueca estoica entre la buliiciosa caravana de gitanos comandada por Mick Jagger y Keith Richards. Amante del jazz, parecía alérgico al exhibicionismo aparejado al circo del rock and roll. Fue el más reacio a tocar en España por su rechazo a la dictadura del general Franco y de hecho los Stones no debutaron por aquí hasta el 11 de junio de 1976 en la Monumental de Barcelona, en el mismo recinto en que lo habían hecho los Beatles una década antes. Desde entonces, varios conciertos claves de los Stones significaron el tráiler de una apertura a la economía de mercado, sea en la Plaza Roja (1998), en la de Tiananmen (2006) o en La Habana (2016). Siempre han sido más que un grupo.

Watts había dado el campanazo hace unos días, anunciando que ya no giraría con los Stones casi al mismo tiempo que Messi dejaba el F.C Barcelona. Fueron dos tristezas sísmicas para millones de fans que supieron al instante que sus adicciones ya no serían lo mismo. Jagger podía pasarse de hortera, Richards podía pasarse con el whisky y Ron Wood podía pasarse un concierto de dos horas saludando al público con más energía de la que dedicaba a tocar, pero las baquetas de Watts eran siempre los cimientos firmes en un 'show' de los Rolling Stones. Era un hombre de los de antes, fiable y cumplidor.

Los primeros en expresar sus condolencias fueron Paul McCartney, Ringo Starr y Elton John, así que no puede aparecer ya nadie de mayor nivel lamentando su muerte, aunque sabemos que lo harán todos en las próximas horas. Nacido en 1941, en el barrio de Wembley, su primer y mayor amor fueron los sonidos jazzeros más modernos en esa época: el swing y el be-bop, que contagiaban la urgencia de los latidos de la ciudad. Compró su primera batería en la adolescencia y se matriculó en la escuela de arte, esperando convertirse en diseñador gráfico. El destino le tenía reservadas otras grandezas.

"Ni te mata ni te aplasta"

En 1962 se unió al grupo Blues Incorporated, donde coincidió con Jack Bruce de Cream. A través del líder del grupo, Alexis Korner, conoció a Brian Jones, miembro ocasional de la banda. En los conciertos de Blues Incorporated solía ver a dos jovenzuelos en las primeras filas: Mick Jagger y Keith Richards, que terminaron contribuyendo a la banda. Así se formó el núcleo de la banda de rock más emblemática de todos los tiempos.

Charlie Watts siempre fue la garantía de que los Stones nunca se iban a convertir en una banda vulgar, por mucho que tocaran en estadios", destaca Igor Paskual

¿Qué le hacía tan especial? Nos lo explica Igor Paskual, guitarrista de notable carrera en solitario e integrante de la banda de Loquillo: “Para mí es el paradigma de músico popular británico de los años sesenta. Sabían lo que era una banda, un grupo, un conjunto. Me refiero a personas de formación distinta pero capaces de hacer algo juntos, aunque uno viniera del rhythm and blues, otro del rock and roll cincuentero y otro como él que que aportaba el toque jazz, algo insólito entre los músicos de la época”, explica.

¿Su mayor aportación? “Los Stones se convirtieron muy pronto en una banda de estadios, pero Charlie Watts siempre fue la garantía de que nunca iban a decaer hasta el nivel de una banda vulgar. Hacía todo lo contrario a un batería de estadio, sea Max Weinberg de la E Street Band de Springsteen o Matt Sorum de los Guns N’Roses”, añade. “Otros tratan de construir una columna de sonido, una columna dórica que aplasta al público, pero Watts es una columna jónica o corintia que deja espacio para que entres en su sonido. No te mata ni te aplasta”, destaca. Gracias a él, los Stones eran “una banda de club capaz de tocar para decenas de miles de personas cada noche”.

¿Cuál era su secreto? “Usaba una técnica de caja que ya no utiliza casi nadie: la mano izquierda la maneja con la técnica tradicional de jazz, de caja militar incluso. Es muy diferente de la técnica de Ringo Starr, que usa toda la mano, que es lo que se terminó imponiendo en el mundo del rock. En el paso en que todos los baterías dan al ‘charles’, él libera ese momento y crea un traqueteo muy especial. Los redobles de Charlie Watts nunca son grandilocuentes, ni presentan un estribillo a la manera de una ópera. Son golpes sutiles, casi torpes, que le convierten en una especie de antimúsico de rock. A mí es lo que me gusta de su estilo y creo que es lo que le hace especial”, resume.

Sencillo y generoso

¿Más méritos? “Yo destacaría la gran generosidad que tiene, que se concreta en que él es quien recomienda a Steve Jordan como sustituto suyo para los Stones, cuando decide dejar las giras hace unos días. En realidad, lleva diciéndole a Keith Richards desde los años noventa que si alguna vez él no podía estar para los Stones el candidato perfecto para sustituirle era Steve Jordan. Pocos músicos hoy son capaces de decir a su grupo que hay otro músico capaz de reemplazarle”, alaba. “Ahora me están viniendo muchas cosas, pero siempre daba un punto distinto a los Stones. Tendría que comprobarlo, pero creo que se enganchó a la heroína a finales de los setenta, justo cuando el grupo se había apartado de eso”, destaca. De hecho, fue Keith Richards quien le cuidó y aconsejó cuando su adicción fue más fuerte, en la grabación del clásico Some Girls (1978). Un día Watts se desplomó en el suelo del estudio y decidió limpiarse de todo.

Watts era estilo, clase, ritmo y una base construida sobre la obra de los grandes del jazz, algo que se agradecía en tiempos de exhibicionismo vacuo, gimnastas de las baquetas y carreras de velocidad", subraya Alfred Crespo, director de 'Ruta 66'

Alfred Crespo, director de la revista rockera Ruta 66, también le recuerda con máximo cariño y respeto: "Charlie tenía lo que hay que tener: estilo, clase, ritmo y una base construida sobre la obra de los grandes del jazz. Algo que se agradecía a finales de los sesenta, primera mitad de los setenta, tiempos de exhibicionismo vacuo, gimnastas de las baquetas y carreras de velocidad. Tuvo el detalle de no tocar nunca con sus platos ardiendo chorreando gasolina… Era un placer escucharle y verle disfrutar en un discreto segundo plano. Seguro se lo habría pasado en grande acompañando a los torpes que necesitan recurrir al autotune", explica con sentido del humor.

Watts era famoso por usar un kit muy sencillo, de solo cuatro elementos principales, en las antípodas de la mayoría de grupos de rock. “No me gustan los solos de batería. Admiro a mucha gente que los cultiva, pero prefiero a los baterías que tocan con la banda. El reto del rock and roll es la regularidad: lo que intento es que se pueda bailar, que los ritmos tengan swing y que reboten”, dijo al diario The Guardian. Watts contribuyó siempre a que los Stones sonaran negros, divertidos y bailables.

Siempre ejerció de contrapunto a los Rolling Stones. Mientras todos encadenaban romances con modelos, artistas y otras mujeres explosivas, Watts mantuvo una vida personal estable. Se casó con Shirley Ann Shepherd en 1964 y murió sin romper ese compromiso. Le sobreviven su hija Seraphina y su nieta Charlotte. 1964 también fue el año del primer disco de los Stones y desde entonces tocó la batería en todos.

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