Donald Trump ha ganado la presidencia de Estados Unidos, la Cámara de Representantes y el Senado, lo cual supone una victoria sobresaliente. Pero a la vez, en cierto modo, podemos decir que no ha ganado él, ha ganado el 'antiwokismo y el rechazo a unos valores no queridos por el pueblo americano. Prueba de ello es que el multimillonario dueño de Tesla y “X”, Elon Musk, ha apoyado activamente la campaña de Trump, ya que considera el “virus woke” como algo altamente destructivo para la sociedad.
En un artículo de Rod Dreher en El Manifiesto, titulado "El enemigo de mi enemigo se convierte en mi amigo", expone brillantemente que no se trataba en estas elecciones de votar a Trump por el personaje estridente que es, si no porque representa la contraposición a lo que están apoyando los demócratas, principalmente, al wokismo. El autor de este artículo deja muy claro lo que significa: "El wokismo en todas sus formas es un cáncer que está destruyendo la cohesión social y la fe de los estadounidenses en sus instituciones, casi todas las cuales han sucumbido al virus woke". Por eso, la arrolladora victoria, en gran medida, ha sido por un rechazo social a esta ideología. ¿Pero de dónde viene este movimiento? ¿Quién lo está contrarrestando?
La cultura woke nace de una respuesta tardía a mayo 68, aunque pueda parecer algo inconexo o un intento fallido de revolución el episodio francés, es al revés, el supuesto fracaso es un éxito de efectos retardados. La relación entre ambos hechos no es evidente, pero es más cercana de lo que se muestra en apariencia, explica Pablo Pérez López, en su libro De mayo del 68 a la cultura woke.
Higinio Marín dice algo parecido, que la juventud triunfante del 68 es olímpica: “Quieren vivir como los dioses del olimpo, sin restricción moral alguna, solo atentos al reclamo de su capricho y luchando por él con toda la intensidad de que son capaces”. Pablo Pérez López comenta, matizando a Cohn-Bendit, que no perdieron políticamente en el 68, vivieron un triunfo político retardado. Que básicamente llevó a la transformación de los hábitos y a la consideración de lo sexual en la sociedad. La nueva cultura sería la transgresión, especialmente en materia sexual.
Podríamos decir que es una coronación del individualismo y de la autorrealización cultural de las minorías, es como un bebé tardío en forma de adolescente identitario, con celos de hermano menor, de tal manera que todo lo que interfiera en sus intereses narcisistas es “lloriqueado”, para luego después ser bloqueado o cancelado, por parte de Papá Sociedad.
Vance, una alternativa cívica a la cultura woke
Vance, futuro vicepresidente de USA, también ha supuesto un gran apoyo a esta defensa implacable de los valores conservadores. En un artículo titulado “Una elegía por el sueño americano”, publicado en la revista digital Unherd, republicado por la misma revista en el mes de julio de 2024, explicaba brevemente sus ideas conservadoras que nacen, en gran medida, de una carencia de ellas en su infancia, por la ausencia de una familia estructurada. También muestra su preocupación por la plaga de la adicción digital, que según él podría convertirse en tecnología útil para superar enfermedades, como el Alzheimer. Además es grande su inquietud por otro mal social como es el consumo de opiáceos y otras drogas, ya que no se prestan grandes alternativas sociales para vencer a este negocio destructivo. Igualmente habla de controlar otra lacra como es el consumo de pornografía (alarma activada ya en España), para concienciarnos que es algo dañino y que nos degenera como sociedad. En el fondo es una apuesta por “su hijo”. Ante el comercio libre que lleva a promover las adicciones, el vicio y a la anestesia moral, él decide crear una sociedad cívica. Así lo dice en el último párrafo del citado artículo: “Como dijo una vez Ronald Reagan, es hora de elegir, y yo elijo a mi hijo. Elijo la constitución cívica necesaria para apoyar y sostener una buena vida para él, y elijo una nación estadounidense saludable, tan necesaria para defender y apoyar esa constitución cívica”.
Digamos que este movimiento cívico es una alternativa al wokismo. Ya que es una propuesta humanista, que busca sacar lo mejor de cada persona. Veremos con el tiempo en qué acaba.