Cultura

Paul Verhoeven: vuelve el director más polémico y degenerado

Insensato, polémico, transgresor, turbio, depravado, blasfemo y perturbador. Ese es Paul Verhoeven. ¿Quién si no? El director neerlandés lleva casi medio siglo rozando o sobrepasando los límites de lo políticamente

Insensato, polémico, transgresor, turbio, depravado, blasfemo y perturbador. Ese es Paul Verhoeven. ¿Quién si no? El director neerlandés lleva casi medio siglo rozando o sobrepasando los límites de lo políticamente incorrecto pero muchos consideran que ahora ha llegado demasiado lejos. ¿El motivo? El director lleva a las salas españolas este viernes Benedetta, la historia de una monja lesbiana, basada en el relato de Judith C. Brown, que ha provocado la ira de varias organizaciones por resultar, a su juicio, "irrespetuosa".

Sin ir más lejos, recientemente durante la proyección de esta película en la 59ª edición del Festival de Cine de Nueva York, un numeroso grupo de personas se congregó ante el cine con pancartas, tambores y megáfonos para pedir la retirada de la película del certamen. El programador del festival, Dennis Lim, señaló al inicio de la proyección que las protestas contra Paul Verhoeven se han convertido en una "tradición", por "todo tipo de personas y todo tipo de razones". Del mismo modo, la plataforma CitizenGo ha organizado una campaña de recogida de firmas para impedir su estreno.

Ahora que en Vozpópuli hemos visto la película, desvelamos algunas de las claves de esta cinta y damos algunas razones de por qué casi siempre la polémica y la controversia no se corresponden con el contenido de la ficción. Una vez más, las críticas ante hipotéticas "blasfemias" solo han servido para sacar adelante una buena campaña de marketing y la distribuidora del filme en España, Avalon, no ha dudado en utilizarlo como reclamo en Twitter.

Si de algo puede presumir Paul Verhoeven a sus 83 años es de mantener el título de director incómodo, libre y salvaje, que no se achica ante nada y que fue capaz de resucitar una carrera de éxito que cayó en desgracia tras el batacazo en la taquilla de Showgirls (1995) y Starship troopers (1996), con las que casi puso punto y final a una trayectoria brillante en Hollywood, donde destacó con películas como RoboCop (1987), Desafío total (1990) o Instinto básico (1992).

A pesar de dar rienda suelta a las fantasías sexuales de esta monja a lo largo del metraje, las intenciones de Verhoeven no se quedan ahí"

La historia de la religiosa que protagoniza su reciente filme, que compitió por la Palma de Oro en la pasada edición del Festival de Cannes y que formó parte de la sección Perlas del Festival de San Sebastián, está basada en hechos reales y se ambienta a finales del siglo XVI en Italia. Benedetta Carlini se une como novicia al convento de Pescia, en la Toscana, donde causa un gran impacto. Sin embargo, a pesar de dar rienda suelta a las fantasías sexuales de esta monja a lo largo del metraje, las intenciones de Verhoeven no se quedan ahí.

Más allá de las cuestiones sexuales, y a pesar de lo impúdico y lo irreverente que pueda suponer para algunos la relación lésbica entre dos religiosas, el objetivo del octogenario cineasta vuelve a centrarse en los mecanismos del poder y la manipulación -en esta ocasión, de la política y la religión-, que pronto ganan protagonismo en la trama y dejan de lado otros elementos que por llamativos no dejan de ser accesorios y meras herramientas retorcidas y brillantes de Paul Verhoeven para provocar y captar el interés del espectador.

Paul Verhoeven y el presente

Protagonizada por una impecable Virginie Efira, y con un reparto en el que destacan las actuaciones de Charlotte Rampling y Lambert Wilson, Benedetta viaja a una época oscura en la que el valor de la verdad se mide en función de la conveniencia y el beneficio. Y así, Paul Verhoeven se cuela en el presente con una historia de inquisidores, mentiras y hogueras que tiene como telón de fondo una plaga que amenaza a toda la población.

En Benedetta coinciden la sed de poder y control de las instituciones, la mentira como vía para mantener la vigilancia y el dinero como única puerta de acceso a una vida mejor"

Aquí es, en todo caso, donde el responsable del cruce de piernas más famoso del cine resulta más irreverente, incómodo y acertado. En Benedetta coinciden la sed de poder y control de las instituciones, la mentira como vía para mantener la vigilancia y el dinero como única puerta de acceso a una vida mejor. Nadie podría hablar mejor de la actualidad económica, política y social disimulando ser un provocador en un asunto -la ofensa al clero- que en cualquier caso no es novedoso.

Para algunos, Benedetta es un ejemplo del mejor cine que se ha visto este año. Para otros, una obra prescindible y discutible que no cumple con las expectativas creadas tras las primeras impresiones en Cannes y que se queda en la mera provocación. En cualquier caso, es la nueva película de un maestro que enarbola la bandera de la libertad creativa una vez más, incluso en un momento en el que resultar incómodo -sea cual sea la piel en la que resulte sensible- no siempre es visto como una virtud.

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