Buenaventura del Charco (aunque prefieren que lo llamen Ventura) es psicólogo sanitario o como él mismo reivindica “psicólogo de trinchera”. Gran parte de su tiempo atiende a pacientes en consulta, pero también es profesor universitario, divulga contenido en redes sociales y es escritor.
En su nuevo libro 'Te estás jodiendo la vida. Olvídate de tu mejor versión y sé tú mismo' (Ediciones Martínez Roca), su propósito es desmontar la psicología positivista y el pensamiento positivo.
En Vozpópuli hablamos con Ventura sobre cómo esa “estafa” de intentar ser nuestra mejor versión o de perseguir nuestros objetivos nos ha llevado a ser una sociedad cada vez más deshumanizada y con graves problemas de salud mental.
Pregunta: ¿Cómo surge la idea de este libro?
Respuesta:
Empecé en esto de escribir porque la mayoría de mis pacientes lo que me traían a la consulta era un problema, pero también un sentimiento de culpa. Muchos venían con pensamientos del tipo “no salgo de mi zona de confort” o “es que no persigo mis objetivos”. Lo que tiene que ver con la llamada autoayuda siempre lo había visto como una especie de engañabobos, pero me di cuenta de que probablemente toda esa ola estaba haciendo mucho mal, aunque no fuera de forma intencionada.
Cuando culpabilizas a la gente de su malestar y cuando continuamente la haces sentirse insatisfecha con lo que son, estás haciendo algo que hace mucho daño. Ahí me di cuenta de que tenía que empezar a hablar de esto y, sobre todo, a divulgar que la felicidad no depende de los objetivos y que el valor de un individuo no depende de lo que consigue. Ese relato nos hace convertirnos en objeto y me parece un mensaje muy deshumanizado.
R:
Hay una serie de cosas que tienen sentido para la economía o para el mundo académico. Por ejemplo, la idea de que tienes que ser constantemente innovador o que todo tiene que tender a ser mejor. Yo esta idea la veo aplicable a un teléfono, pero no a una persona. Sin darnos cuenta, el consumismo actual ha hecho que eso que al principio teníamos muy claro, que esto es un concepto económico, haya tenido una especie de efecto contagio en “el mundo de las personas”. Ahora somos una especie de nuevo producto. Continuamente tenemos que mejorar, nuestro valor depende de nuestros atributos y continuamente nos vendemos como un producto.
R:
Creo que es el momento de la historia en el que la gente más habla de cansancio y no de un cansancio físico, sino de un cansancio vital. Todo el mundo conecta con esa sensación de que la vida le pesa.
Vivimos en una ansiedad continua porque sentimos que no llegamos a todo. Hay una insatisfacción crónica. Si lo estás haciendo bien en el curro, has ganado unos kilos. Si estás yendo al gimnasio, es que también deberías meditar y no te da tiempo… Siempre hay algo en lo que no estamos satisfechos.
También está ese sentimiento de obligarnos continuamente a todo. Estamos siempre intentando buscar la perfección y esto hace que no podamos disfrutar de las cosas. La paradoja es que esto ocurre en un momento de la historia en el que las condiciones de vida son mucho más agradables que hace 100 años. No hay tantas enfermedades, la esperanza de vida es más alta pero, sin embargo, tenemos las tasas más altas de diagnósticos de enfermedades mentales.
Ya hay países como Asia, Corea, Japón o China donde hay un cuadro de muerte por agotamiento. Hay gente que está muriendo por no parar de trabajar. A esto se le suma que luego llega el fin de semana y tienes que ir a hacer escalada o tienes que ir a hacer el plan de moda. Hay un punto en que la gente está muriendo por agotamiento. Ya no es simplemente una insatisfacción o un vacío de vida, que ya creo que es bastante, todo esto nos está llevando a la enfermedad mental y nos está llevando también a una pérdida de libertad. Ya no hacemos las cosas porque queremos sino porque es lo que nos toca hacer o porque todo el mundo lo está haciendo.
R:
Creo que no es algo tan metafísico como el encontrar nuestra esencia, aunque hay una parte de eso. Ser nosotros mismos es algo mucho más cotidiano, como simplemente mirar nuestras emociones y ver qué es lo que nos nace en cada momento. También, hay otra parte de ser congruente con nuestras emociones. Es decir, que actuemos con coherencia. Y por último, y puede que lo más obvio, ser nosotros mismos es no aparentar y no intentar jugar a ese juego de intentar proyectar una imagen de ser lo que yo creo que a los demás les va a gustar de mí.
R:
Hay una serie de cosas que intento proponer en el libro. Lo primero es que este discurso del que hablamos y que está imperante en la sociedad es muy individualista. Por ejemplo, cómo gestionas tu ansiedad depende de ti. Si lo haces bien o lo haces mal y no de tener un contrato temporal. Otro de los factores tiene más que ver a nivel social y cultural. Este mensaje ha calado en nuestra forma de vivir. Nos están diciendo que estar cómodo es malo o que descansar es malo. Cuando te paras a analizar toda esta cultura de la productividad te das cuenta de que de que a lo mejor es un mensaje al que no tienes que darle tanta credibilidad. Así que el primer punto para luchar contra ese sentimiento sería el pensamiento crítico y la conciencia.
Por otro lado, está el ámbito que es más meramente emocional. Tenemos que tener más autocompasión. Somos mucho más crueles con nosotros de lo que seríamos con el resto de personas. Pero no hay que entenderlo como victimismo, sino simplemente nos tenemos que tratar bien a nosotros mismos. La clave está en la aceptación incondicional. Es decir, dejar de pedirnos cosas que no somos. Siempre va a haber algo que no nos va a gustar, por lo que la única manera de salir de ese bucle es empezar a aceptarlo.
R:
En el libro yo explico que el rechazo es el precio de la libertad. Creo que esto tiene mucho que ver, además, con todo lo que estamos viviendo actualmente, como todo el rollo de lo políticamente correcto o el discurso “woke”. Es decir, hay una exigencia de “ser lo correcto” y quien dictamina lo que es o no correcto es la sociedad. En el momento en el que te apartas de eso que te dicen eres una persona horrible. Hay que entender que el rechazo no le gusta a nadie. Eso que dicen de que te da igual lo que opinen de ti no es real. En el libro explico que biológicamente estamos diseñados para que nos importe la opinión de los demás. La cuestión es asumir ese precio. Yo puedo dejar de ser libre y simplemente hacer lo que me dice la sociedad actual desde el consumismo y desde esta nueva moral, o puedo ser libre y reivindicar lo mío asumiendo que hay gente a la que no le va a gustar, que te van a cancelar y que hay gente que te va a decir de todo.
Además, desde hace años sabemos que uno de los factores clave en el malestar psicológico depende de la congruencia, es decir, la gente que no actúa en función de lo que realmente piensa o siente suele tener más problemas de salud mental que la gente que aprende a actuar tal como piensa y siente.
R:
Lo que hay que entender es que yo puedo tener un síntoma. La ansiedad, la depresión, la obsesividad o la anorexia digamos que son como la fiebre. Pero es que la fiebre viene de otro proceso y lo realmente importante para solucionar las cosas es ir al proceso de fondo. Es como una herida infectada, si no la cicatrizamos bien se va a volver a abrir e infectar.
Si hablamos de ansiedad o de la depresión, toda esa sintomatología viene por muchos motivos. En el libro cito varias investigaciones que explican que todo esto tiene mucho que ver con la autoexigencia, viene del cansancio y de la deshumanización del ser humano. Esta deshumanización ha convertido al ser humano en un producto con una obsesión con la productividad, con la autocrítica y con la autoexigencia perfeccionista.
Por otro lado, también tenemos el problema del individualismo. Cada vez estamos más conectados, pero menos vinculados. Hay un sentimiento colectivo de soledad. Cada vez tenemos más miedo al rechazo o al no sentirnos válidos, por lo que nos encerramos más en nosotros mismos.
Para mí, estos tres factores: la autoexigencia, la deshumanización del ser humano y el individualismo son realmente la pandemia actual.
R: 'El hombre en busca de sentido', de Víctor Frank. Es una novela que explica estupendamente lo que hemos comentado antes, como ahora el sentido de vida tiene que ser un objetivo, lo que consigue y hemos perdido ese punto como más existencial de encontrar un sentido profundo. Antes el sentido de vida no era algo material, era algo que tenía más calado, algo más humano. Sin embargo, ahora todos lo hemos cambiado por conseguir cosas.
albertinho
De la lectura se deduce que no es contra el "pensamiento positivo" sino más bien contra la cultura del esfuerzo y la ambición, y a favor del conformismo y la vagancia. Hay mucha gente que DESEA leer esto para justificar una vida de desidia y hedonismo (que a la larga te hace muy infeliz).
JohnGalt
La psicología positiva fue una moda. Y tuvo sus estrellas. Ahora le toca el turno a la anti psicología positiva. Y tendrá sus estrellas.
Caplan
En mucho de acuerdo, creo que haciendonos sentir mal somos mas controlables, sintiendonos mal somos mas consumistas, teniendo sentimiento de culpa somos mas dóciles, casi todo se resume en hacernos ser y ver que somos algo no realizado, algo incompleto, algo fuera del guion, del rebaño, la solución... soy yo, yo te moldearé a mi gusto y tú seras mio o mia y si sufres es por tu culpa porque eres asi, diferente y esto no, no es controlable y bueno para mi. Una M de crayons.