Según avanzan los años la esperanza de vida es mucho mayor, pero lo más importante no es llegar hasta una edad elevada sino en qué estado lo hacemos. Cada vez vivimos más y mejor. De hecho, casi medio millón de españoles (491.348) ya han sobrepasado los 90 años y son 15.413 las personas que en nuestro país superan la barrera de los 110.
¿Hay alguna forma de vivir un siglo o más? Llevar a la vejez con todas las facultades cognitivas intactas es el sueño de cualquiera. ¿Es posible tener un cuerpo y una mente sanas, vivir independiente y con un amplio círculo social? Puede conseguirse. Empieza a gestionarlo ya y podrás llegar a ser un superanciano.
Vozpópuli se ha puesto en contacto con Carmen Hernández Moratilla, una mujer de 101 años de Guadalajara que es totalmente independiente y que a su edad va a la compra, hace la comida, habla de cualquier tema de actualidad y no necesita ayuda de nadie. Nació en plena pandemia de la gripe española y ahora un siglo después le ha tocado vivir la del coronavirus. ¿Cómo ha logrado sortear ambas y vivir tantos años?
Cómo llegar bien a los 100
Según datos que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), se refleja que el fenómeno de la longevidad es, fundamentalmente, un asunto femenino. Casi el 80% de quienes han alcanzado esa edad son mujeres, lo que muestra el sesgo demográfico español, similar al de otros países.
Al igual que todos los superancianos, Carmen conserva una actitud muy positiva: sus horizontes no se han reducido a medida que iba envejeciendo. Ella está socialmente conectada con el resto de habitantes del pueblo en el que vive (ahora no por las restricciones de la pandemia), realiza cualquier tarea sin problemas y continúa haciendo ejercicio a diario. "Siempre he tenido una salud de hierro y nunca me he tenido que vacunar de nada. Incluso tuve que cuidar a varios familiares que tuvieron tifus y jamás me puse enferma", comienza a explicar a Vozpópuli.
"Lo primero de todo es que he comido de todo y he hecho ejercicio durante toda mi vida. Siempre que he ido a la compra lo he hecho andando y cargando el peso de las bolsas. La gente me preguntaba por qué no llevaba carrito, pero así también hacía fuerza", relata Carmen.
Todos los días me como una manzana: media después de comer y media después de cenar
A veces la teoría es muy buena pero la práctica es imposible. La pesadilla de muchas personas mayores es desarrollar algunas enfermedades ligadas a una edad avanzada. Una de ellas es la enfermedad de Parkinson, que ataca a los movimientos de las personas, y que es cerebral, y a otra es el alzhéimer, la forma más común de demencia y que arrasa con la memoria. Por suerte, esta mujer de 101 años no sufre ninguna de estas afecciones y a su edad lee las revistas desde la tablet de su nieta. "Parece mentira, que ni yo me creo los años que tengo, que estoy como estoy. Entiendo que todo el mundo querría llegar a mi edad si estuviera tan bien como yo", comenta.
Su familia destaca la cabeza de Carmen, de la que aseguran que es una privilegiada porque todavía retiene datos de los cumpleaños de mucha gente del pueblo y de todos sus nombres. "Siempre he tenido buena memoria, y eso que nunca he hecho nada especial para ejercitarla. Pero es cierto que me acuerdo mucho más de las cosas de antes que de las de ahora".
Consejos para durar más de 100
Carmen ha explicado a Vozpópuli que realiza algunas cosas desde que es muy joven. "Todos los días me como una manzana: media después de comer y media después de cenar", confiesa. Pero no solo eso, esta mujer sale a pasear cinco veces al día: "Aunque con el confinamiento he tenido que andar por el jardín de casa, normalmente salgo a caminar por el pueblo diariamente unas cinco o seis veces. Además tengo la suerte de que el aire que respiramos no es igual que el de otros sitios, al estar en el campo pues es más limpio", revela.
Pero no es el único ejercicio que hace. Carmen vive en una casa en la que hay que subir 32 escalones, por lo que si quiere ir a cualquier lugar, debe subirlos y bajarlos, algo que puede hacer tranquilamente unas cinco veces al día y que le cuesta todavía más cuando lleva peso. "No tengo ningún problema con ellos, estoy acostumbrada", explica.
Según datos que elabora el INE, se refleja que el fenómeno de la longevidad es, fundamentalmente, un asunto femenino
Además esta superanciana explica la importancia de descansar bien. Durante su larga vida asegura que se ha echado la siesta y que dormir mucho es una de las claves de la longevidad. "Ahora que soy mayor también me duermo un poco a media mañana, pero desde que soy joven no he perdonado el no dormir un ratito después de comer", revela.
De lo único que se queja 'la tata', el apodo cariñoso por el que la conocen en casa y sus más allegados, es de que a veces la gente habla demasiado rápido y la comprensión le cuesta un poco. "Les tengo que pedir que me hablen un poco más despacio, pero en general no puedo decir absolutamente nada más", concluye.