Bienestar

¿Y si la infidelidad fuese causa del amor, como en el caso de Fernando Savater?

A raíz de unas declaraciones del filósofo español analizamos qué conceptos erróneos podemos estar perpetuando en lo que a cuernos se refiere

"No llegaba a haber incompatibilidad entre el amor que nos teníamos y mis caprichos cochinos, mis vacaciones sensuales, los deliciosos complementos que resaltaban aún más desde las sombras del deleite profundo, incomparable, desgarrador a veces, de nuestro entendimiento leal y definitivo. Era la fuerza exultante que ella me daba –repitamos el dictum de Goethe: "Da más fuerza saberse amado que saberse fuerte"– lo que me permitía desbordar eróticamente en otras direcciones. Al perderla a ella, he perdido también a todas las demás".

Fernando Savater (1947, San Sebastián) escribe estas líneas en su libro La peor parte. Memorias de amor (Ariel), en el que narra quién fue su mujer, Sara Torres Marrero, conocida como Pelo Cohete, su "persona amada". Con ella, el escritor compartió 35 años, toda una vida, que acabó con el fallecimiento de ella a causa del cáncer en 2015.

Es curioso lo que cuenta en lo que se refiere a la infidelidad: el filósofo asegura que estaba tan inmensamente feliz de amar y sentirse amado que necesitaba desfogarse con otras mujeres. Unas aventuras que nunca le contó a su mujer pero que él consideraba justificadas. Y la justificación que les da es el amor puro. 

Fernando Savater

Veamos si Savater está muy perdido o si, en realidad, deberíamos mirar la infidelidad desde otro punto de vista.

¿Y si la infidelidad fuera causa del amor, como en el caso de Fernando Savater?

Se nos suele vender la infidelidad como una señal de que algo va mal en la pareja o en nosotros mismos. La teoría popular asevera que "las personas felices y enamoradas no ponen los cuernos", y que si lo hacen "está mal" porque "hay que ser monógamos".

Pero ¿y si en realidad lo natural fuese justamente lo contrario, como da a entender Savater? ¿Y si la infidelidad no fuese incompatible con el amor?

¿Y si la infidelidad no fuese incompatible con el amor ni con el grado de satisfacción vital y/o con la pareja?

Lara Ferreiro, psicóloga experta en terapia de pareja y colaboradora de la plataforma de citas Ashley Madison, sigue esta teoría: "La relación de pareja tiene tres fases. La primera es el enamoramiento, que es como un trastorno obsesivo compulsivo, ya que solo puedes pensar en esa persona. Esta fase dura de unos meses a dos años. La segunda fase es el amor, cuando ya puedes empezar a hacer cosas y dejar de pensar tanto en el ser amado. Y la tercera fase es el amor profundo, y aquí es cuando tienes a tu compañero de vida. Muchas personas me preguntan en terapia si deben dejar a su pareja porque ya no están enamoradas. Y yo siempre les digo lo mismo: si lo dejaras, empezarías con otra persona y te volvería a pasar lo mismo, porque las fases son siempre iguales. Nadie puede estar enamorado toda su vida de la misma persona".

Y ahí es donde entran en juegos los escarceos sexuales, los cuales nada tienen que ver con amar o estar enamorado. 

Tiene dos amantes

¿Debemos cambiar la idea de infidelidad?

Aunque el sexo extramatrimonial esté a la orden del día, lo seguimos sin tolerar y lo condenamos con ahínco. Es casi una vergüenza social y personal que tu pareja te ponga los cuernos. No obstante, hay muchos expertos, como Lara, que defienden la importancia de cambiar la idea que tenemos de la infidelidad.

La terapeuta de parejas y gurú de relaciones Esther Perel, es una de ellas, y asegura en su libro The State of Affairs: Rethinking Infidelity (Harper) que siempre suponemos que una aventura es un síntoma de una disfunción conyugal, pero que este es un enfoque erróneo, ya que condena a los adúlteros sin detenerse a explorar sus motivos.

Ser tan críticos con los cuernos nos lleva a ponerlos, ya que "el deseo de pecar no es malo, sino humano"

Perel señala que si pudiéramos persuadir a las parejas para que tengan una visión más comprensiva de la infidelidad. La experta argumenta que necesitamos "una conversación más matizada y menos crítica al respecto", para considerar "las complejidades del amor y el deseo no siempre responden a las clasificaciones de víctima o culpable". Y apunta que ser tan críticos con los cuernos nos lleva a ponerlos, ya que "el deseo de pecar no es malo, sino humano".

La terapeuta critica además el rechazo social que hay en torno a la infidelidad, y apunta que muchas parejas se ven presionadas a romper por temor a posibles condenas de los que la rodean.

Desde los cuernos, lo hacen como nunca

¿Y si la teoría de la exclusividad no funciona ni con el amor?

Todo esto nos lleva a otro tema: amar a dos personas a la vez, o a más. A día de hoy, todos sabemos que es posible tener sexo con varias personas (a la vez o en el mismo periodo de tiempo), pero lo condenamos si es infidelidad. En cambio, con el amor la sociedad parece tener claro que sólo se puede estar enamorado de una persona, cuando puede no ser vedad.

Juan Nieto, psicólogo y director de la delegación de Madrid del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), afirma a este medio que es posible estar enamorado de dos personas a la vez: "Hay que tener en cuenta que estar enamorado es un sentimiento de cercanía y de afecto hacia otra persona (o personas), y que la monogamia es una regla social, que en algunas culturas se espera que culmine en el matrimonio". 

Aunque el amor es un sentimiento necesario para la supervivencia de la especie humana, la fuente de ese amor, de dónde tomo ese elemento del que mi organismo necesita beber, no tiene por qué ser solamente una persona

"Aunque el amor es un sentimiento necesario para la supervivencia de la especie humana, la fuente de ese amor, de dónde tomo ese elemento del que mi organismo necesita beber, no tiene por qué ser solamente una persona", nos cuenta.

La monogamia es "una regla social", según el experto. Esta concepción del amor aparece a finales del siglo XIX y principios del XX cuando los matrimonios concertados “de conveniencia” dejan paso al matrimonio “por amor”.

"Pero tener una pareja monógama, el amor y la felicidad no es lo mismo. Asociados a este florecimiento del 'amor romántico' aparecen ciertos mitos del que nos llevan a mirar con recelo la realidad de que se puede amar a más de una persona al mismo tiempo".

El amor, una cuestión difícil

¿Tú qué opinas, lector? ¿Has amado o amas a dos personas a la vez?

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