Aunque siempre han existido casos de insomnio, en los últimos años, el número de personas que sufre este mal que afecta al descanso aumenta a un ritmo preocupante. Este trastorno del sueño es más frecuente de lo que nos imaginamos.
En los últimos meses, los expertos alertan de un aumento de los casos de insomnio derivados de la pandemia mundial que se inició a principios de 2020. Así lo ha confirmado la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, que tras una encuesta realizada a miles de adultos, descubrió que el 20 por ciento de los estadounidenses aseguran tener problemas de sueño desde el inicio de la pandemia.
¿Qué es el insomnio y cuáles son los tipos que hay?
Considerado uno de los trastornos del sueño más comunes, el insomnio es una dificultad tanto para conciliar el sueño como para mantenerse dormido. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el 40 por ciento de la población mundial duerme mal.
Unos preocupantes datos que también registramos en nuestro país. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), se estima que entre un 20 y un 48 por ciento de la población adulta sufre en algún momento problemas para conciliar o mantener el sueño, y que al menos el 10% de los casos se debe a algún trastorno crónico.
Para valorar la gravedad de este trastorno, hay que tener en cuenta que, dependiendo del momento en el que aparece la dificultad para dormir, encontramos diferentes tipos de insomnio.
- Insomnio de conciliación: el problema aparece en el inicio del sueño, a la hora de irse a dormir. La persona que sufre este tipo de insomnio tiene dificultad para conciliar el sueño. Este tipo es el más habitual y se considera cuando alguien no es capaz de alcanzar el sueño en menos de 30 minutos.
- Insomnio de mantenimiento: en esta ocasión, el sueño es interrumpido con frecuencia durante la noche, incluso en varias ocasiones, y con periodos de tiempo más o menos prolongados. Este tipo de insomnio es más frecuente en las personas mayores.
- Insomnio de despertar precoz: probablemente sea el menos habitual. Se produce cuando la persona que lo sufre se despierta antes de lo habitual, incluso dos horas antes, según los expertos.
Además, también podemos encontrar diferentes tipos de insomnio según la duración o frecuencia. Por ello, hablamos de un insomnio temporal o transitorio cuando se trata de episodios puntuales, provocados generalmente por una causa concreta, y que tienen una duración inferior a tres meses. Cuando los problemas para conciliar el sueño persisten, llegando a durar meses e incluso años, hablamos de insomnio crónico.
Causas del insomnio
Hoy en día, el ajetreado ritmo de vida que llevamos, las preocupaciones y el estrés se convierten en algunos de los factores que pueden desencadenar o aumentar los episodios de insomnio.
Encontrar una causa concreta para el insomnio no es fácil, ya que no son las mismas para todo el mundo y, en muchas ocasiones, se debe a una combinación de factores que, a cada uno, afecta en mayor o menor medida. Aun así, entre las causas más comunes encontramos las de origen médico. Enfermedades psicológicas, urológicas, digestivas o cardiacas pueden interferir en el sueño. El embarazo y la menopausia también afectan negativamente en la conciliación del sueño.
Entre las causas más comunes del insomnio, encontramos otras de carácter personal. Y es que, tal y como comentábamos, las circunstancias de cada uno son diferentes y no afectan de la misma manera a todo el mundo. El estrés, los horarios poco comunes de trabajo, algunos malos hábitos, el consumo de algunos tipos de medicamentos, preocupaciones personales, económicas o familiares… existen un sinfín de causas que pueden impedirnos dormir bien.
¿Qué síntomas tiene la persona que sufre insomnio?
La falta de descanso puede afectar negativamente en el día a día de quien lo padece y llegar a convertirse en un grave problema con consecuencias emocionales, mentales y físicas. Los expertos aseguran que el insomnio disminuye la calidad de vida y, a largo plazo, puede provocar algunas enfermedades.
Entre los principales síntomas encontramos el agotamiento, la ansiedad, la depresión, los cambios brucos de humor, la falta de memoria, la irritabilidad…
Trucos y consejos para combatir el insomnio
Aunque tal y como comentábamos, todo depende del grado de dificultad para conciliar el sueño, no es lo mismo sufrir episodios esporádicos de insomnio provocados por alguna causa puntual, que padecerlo de manera crónica. En este caso, la ayuda de un especialista que analice las posibles causas y valore los mejores tratamientos será tu mejor opción.
Los expertos recomiendan seguir unas sencillas pautas para tratar de combatir, en mayor o menor medida, este trastorno del sueño:
- Llevar una vida saludable, con una rutina constante. Es aconsejable irse a dormir todos los días en torno a la misma hora, evitar la televisión y el móvil antes de irse a la cama y encontrar una actividad relajante para realizar.
- Evitar algunos malos hábitos como el alcohol o el tabaco. Además, los fumadores corren el riesgo de sufrir síndrome de abstinencia a mitad de la noche y desvelarse.
- Practicar deporte durante el día. Está demostrado que hacer ejercicio a diario mejora la calidad del sueño.
- Evita las siestas, y si lo haces, que no sean superiores a 20 minutos. Eso sí, nunca después de las 16:00 horas o dormir por la noche será más complicado.
- Descubre técnicas de relajación que te ayuden a liberar la mente de preocupaciones para poder conciliar mejor el sueño.
- Crear un ambiente adecuado para relajarse y dormir también puede ser de ayuda. Para ello, adapta el nivel de la luz, elije una música tranquila y regular la temperatura del ambiente.
- Evita las bebidas estimulantes y la cafeína desde las 14:00 horas. Los efectos se mantienen horas en el cuerpo y pueden jugarte una mala pasada a la hora de irte a dormir.
- Controla lo que cenas. Hay que evitar los atracones y las comidas copiosas, evitando así las digestiones pesadas. Puedes terminar tu día con una infusión relajante.
- Si no tienes sueño, no te obligues a dormir ni te obsesiones con ello. Busca alguna actividad relajante que te ayude a desconectar y a esperar que llegue el sueño.