El jujube es un fruto milenario pero prácticamente desconocido en nuestro país como superalimento. Se trata de un dátil rojo que crece en un árbol del mismo nombre y que durante miles de años en China ha sido utilizado en la medicina tradicional por varias culturas. Algunos lo llaman la fruta de la inmortalidad, un apodo quizá algo exagerado, pero que se refiere a sus grandes propiedades que aportan beneficios para la salud y que puede hacernos llegar más fuertes a la edad madura.
Existen muchas variedades de esta fruta, parece que al menos hay 400 variedades diferentes, y sus árboles (el azufaifo zizyphus jujuba) son extremadamente resistentes y pueden llegar a medir hasta 10 metros de alto y florecer en temperaturas extremas, aunque lo ideal es su cultivo en zonas con clima templado y húmedo. En occidente se conoce también como azufaifa y en otros países lo encontrarás con el nombre de jinjoleroo o dátil chino.
El fruto es de color rojo por dentro y por fuera (su aspecto puede recordar a los arándanos secos), con una textura crujiente y un sabor entre dulce y amargo un poco parecido al de la manzana. En su interior es donde reside buena parte de su contenido nutritivo aunque su piel también es comestible. Si se almacenan recién cogidos pueden durar a temperatura ambiente hasta una semana. En China y Corea es muy usado en la alimentación diaria y en la gastronomía e incluso se consume su fruto como condimento o en forma de vinagre o vino.
Sus principales activos
El jujube está compuesto principalmente por taninos, mucílagos, vitamina C y ácido betulínico. El mucílago vegetal es una fibra soluble, que ayuda a reducir el nivel de colesterol en sangre, ya que evita que el colesterol sea absorbido en exceso por el intestino y favorece su eliminación. También provoca un buen funcionamiento intestinal, previniendo y curando la diarrea o el estreñimiento. Los mucílagos también ayudan a eliminar las toxinas del organismo, por lo que tienen un alto valor depurativo y previene la acidez estomacal.
Por su parte, la vitamina C que contiene el jujube es hasta 20 veces más que otras frutas que conocemos como la naranja. Entre sus propiedades están su propiedad antioxidante (perfecta para cuidar la piel y el resto de órganos y prevenir el envejecimiento prematuro, de ahí que se llame a esta fruta el alimento de la inmortalidad).
El ácido betulínico o betulinol tiene muy buenas propiedades antivirales e inmunológicas. De hecho, hay en marcha estudios en los que se está intentando probar su eficacia en fármacos anticancerígenos o para el tratamiento del VIH.
Beneficios del jujube
Por sus múltiples beneficios saludables se le conoce como la fruta de la inmortalidad de manera tradicional y, sobre todo, en aquellos países asiáticos en los que se ha utilizado durante miles de años en la medicina tradicional. El jujube contiene un buen número de nutrientes, como el magnesio, potasio, cobre, niacina, calcio, manganeso, fósforo y hierro, que lo hace aportar al organismo una buena dosis de energía. Además, gracias a su alto nivel de vitamina C, hace que sea bueno para fortalecer el sistema inmunológico de posibles virus, bacterias e infecciones.
Este dátil rojo, que muchos incluyen ya entre los llamados superalimentos, ha sido usado en Asia sobre todo por sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas y, según algunas creencias populares, si se consume a diario ayuda a mejorar el tono y el color de la piel. Por este motivo, es bueno en posibles afecciones de la piel, como cuando se tiene la piel muy seca o descamada, y en problemas inflamatorios.
Sus extractos también se utilizan en productos de cosmética, ya que gracias a sus nutrientes son perfectos para una piel más tersa, con menos arrugas y más jugosa, así como para tratar posibles quemaduras solares. Eso sí, la recomendación siempre es consultar a un dermatólogo que nos indique cuál es el tratamiento más adecuado para nuestro problema.
Gracias a su alto nivel en hierro y fósforo, entre otros minerales, se considera también bueno para controlar la presión sanguínea y prevenir de este modo posibles enfermedades circulatorias o cardiovasculares. Tradicionalmente se ha usado además para tratar la anemia. Por último, este fruto contiene 18 de los aminoácidos más importantes, los cuales ayudan en la formación de más de 50.000 proteínas en el cuerpo.
Desde El Herbolario.com recomiendan además este fruto para terminar con la falta de apetito en momentos puntuales, con los desequilibrios en el tránsito intestinal, tanto diarrea como estreñimiento, con las malas digestiones, el agotamiento o convalecencias por enfermedad o post operatorio. También se recomienda para casos de insomnio o picos de estrés puntual.
Cómo tomar el jujube
Se suele consumir en forma de fruto seco aunque como su sabor es muy dulce puede ser digerido con dificultad por algunas personas. Lo mejor es tomarlo en forma de infusión, jalea o miel, mezclándolo con otros ingredientes que lo hagan más digerible. También puede ser usado en repostería, ya sea en bizcochos, galletas o batidos como si fuera un fruto rojo más.
Otros superalimentos asiáticos
Uno de los más conocidos es la soja, que es un buen aliado para luchar contra el colesterol alto y gracias a su bajo contenido en grasas saturadas mejora el sistema vascular y ayuda a evitar la obesidad y la diabetes, favorece la tardía aparición de la osteoporosis e incluso mejora los síntomas de la menopausia.
Menos conocido es el kudzu, una legumbre con un alto contenido en flavonoides que ayuda a reducir el dolor abdominal, aliviando los síntomas de malas digestiones, la gastritis o los gases. Es muy eficaz para regular el tránsito intestinal, y está especialmente indicado en casos de diarrea.
Un superalimento de origen chino y muy parecido de aspecto al jujube son las bayas de Goji. Entre sus propiedades destaca su alta concentración de vitamina C, similar a la de muchos cítricos, lo que las hace un poderoso antioxidante. Similar es también el yuzu, un fruto muy parecido al limón, muy interesante por su alto contenido en antioxidantes, vitaminas y grasas saludables.