Cuando el miedo al cambio se convierte en una verdadera fobia se conoce como metatesiofobia. Tener miedo al cambio es algo absolutamente fisiológico. Sin embargo, a veces este miedo puede manifestarse de una manera excesiva y convertirse en un obstáculo insuperable, tomando así la forma de una verdadera fobia. Este es el caso de quienes padecen metatesiofobia, un trastorno de ansiedad caracterizado por un temor intenso y persistente hacia el cambio y las novedades.
“La metatesiofobia se manifiesta con los síntomas típicos del trastorno de ansiedad, como preocupación, pensamientos obsesivos e intrusivos, taquicardia, nerviosismo, irritabilidad e insomnio. Esta fobia, enraizada en el miedo a lo nuevo y a lo desconocido, impulsa a quienes la padecen a resistir activamente cualquier forma de cambio en un intento de mantener el status quo de manera férrea”, explican los expertos de la plataforma de psicólogos Unobravo.
Otro rasgo común entre los metatesiofóbicos o aquellas personas que sienten un miedo irracional ante ciertos cambios (ya sean vitales, laborales o de relaciones personales o románticas) “es la inclinación a autoconvencerse irracionalmente de que cualquier novedad es intrínsecamente negativa, incluso cuando podría traer beneficios. La metatesiofobia es una condición que puede afectar profundamente la vida de quienes la sufren, limitando su capacidad para afrontar el cambio y tomar decisiones transformadoras, reduciendo así las oportunidades de explorar nuevas perspectivas”.
Por qué nos da miedo el cambio
El miedo al cambio es una respuesta profundamente arraigada en los seres humanos, basada tanto en factores evolutivos como psicológicos. Muchas veces tememos lo desconocido porque puede poner en peligro nuestra seguridad, estabilidad o comodidad. muchas veces también, ese miedo es sencillamente un temor a perder lo que ya tenemos por algo que no sabemos si saldrá o no bien y también en muchas ocasiones ese miedo es irracional y no está fundamentado en nada real ni objetivo.
Si el miedo al cambio te paraliza, acude a un experto. Foto: Pixabay.
Desde un punto de vista psicológico, el miedo al cambio está relacionado con la aversión a la incertidumbre. Como seres humanos, buscamos predecir el futuro para sentir que tenemos el control. Los cambios, especialmente aquellos que no hemos elegido, nos hacen sentir vulnerables y nos generan ansiedad porque no podemos anticipar el resultado ni controlar las circunstancias. Esta falta de control puede llevarnos a sentir estrés y miedo.
Además, el cambio a menudo implica salir de nuestra zona de confort, un espacio mental y emocional donde nos sentimos seguros porque conocemos las reglas. Cuando se nos saca de esa zona, nos enfrentamos a un desafío que puede despertar dudas sobre nuestra capacidad de adaptarnos o tener éxito. Este miedo a fallar, al rechazo o a no estar a la altura de las circunstancias también alimenta la resistencia al cambio.
La influencia de nuestras experiencias previas también es clave para tener o no miedo a los cambios. Si hemos vivido cambios traumáticos o negativos en el pasado, nuestro cerebro puede asociar cualquier nuevo cambio con experiencias similares, reforzando el miedo. Además, nuestra percepción del cambio puede estar influenciada por creencias culturales o familiares que privilegian la estabilidad y desincentivan el riesgo.
Síntomas de la metatesiofobia
Las personas que padecen metatesiofobia o miedo al cambio suelen experimentar síntomas físicos, emocionales y conductuales cuando enfrentan situaciones de cambio o la posibilidad de que ocurra algo diferente en su rutina. Si estos síntomas interfieren significativamente en la vida diaria, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o terapeuta especializado en fobias y trastornos de ansiedad.
Algunos de los síntomas comunes incluyen síntomas físicos, como aumento del ritmo cardíaco (taquicardia), sudoración excesiva, sensación de mareo o vértigo, temblores, tensión muscular, dificultad para respirar (hiperventilación), o náuseas o molestias gastrointestinales.
También pueden darse síntomas emocionales como la ansiedad intensa o ataques de pánico ante la idea o realidad de un cambio; sentimientos de impotencia o desesperación; irritabilidad ante situaciones que implican cambio o dificultad para concentrarse debido a la preocupación constante por el cambio.
Evitar situaciones que impliquen modificaciones en la rutina o entorno, resistencia activa a los cambios, incluso si son inevitables, o manifestar una dependencia excesiva de rutinas o planes establecidos, también son síntomas de ese miedo irracional que puede llegar a paralizarnos.
El miedo al cambio se puede superar con terapia. Foto: Pixabay.
Cómo superar el miedo al cambio
Superar la metatesiofobia “es posible con el tiempo, el apoyo adecuado y, si es necesario, un enfoque terapéutico dirigido, se puede aprender a manejar esta fobia incapacitante. Vencer la metatesiofobia puede llevar no solo a un crecimiento individual significativo, sino también a una vida más satisfactoria y rica en oportunidades inesperadas”, nos explican los expertos.
La psicoterapia es una herramienta valiosa para aprender a aceptar y enfrentar de la mejor manera los cambios. “Ya sea que se trate de metatesiofobia o simplemente de un poco de miedo hacia el cambio, es indudable que las novedades asustan. Intentar o incluso solo concebir lo nuevo que reemplazará lo viejo puede llevarnos a un trastorno emocional y causarnos una crisis. Por eso, recurrir al apoyo de un experto puede ayudarnos a vencer nuestros miedos, aprendiendo a enfrentar los momentos de transición de manera más positiva y consciente”, aconseja Silvia Dal Ben, Clinical Manager en España del servicio de psicología online Unobravo.
A través del proceso psicológico, podemos emprender un viaje de autoexploración y adquirir un mayor conocimiento de nosotros mismos. “El psicólogo nos guiará en el descubrimiento de nuestras necesidades y aspiraciones reales, ayudándonos a definir objetivos más alineados con nosotros. Además, podrá ayudarnos a desarrollar una actitud más abierta hacia el cambio, comprender las raíces de nuestros miedos o resistencias, intervenir en comportamientos y hábitos que podrían limitar la plena expresión de nuestro potencial y desarrollar estrategias de adaptación más eficaces”, añade.
Finalmente, será un valioso aliado en el proceso de fortalecer nuestra autoestima y autoeficacia. “Emprender un camino terapéutico es, ante todo, una oportunidad que nos damos a nosotros mismos para conocernos mejor, alcanzar un buen equilibrio interior, desarrollar nuestras potencialidades y aprender a enfrentar mejor los desafíos de la vida, para poder vivir de manera más plena, feliz y satisfactoria”, concluye Dal Ben.