La mayor parte de la población sigue a rajatabla el confinamiento establecido por el coronavirus hace ya casi un mes: sea por respeto a lo que dicten los gobernantes, por civismo, por miedo a salir a la calle o por todos a la vez, lo cierto es que los españoles están demostrando un cumplimiento escrupuloso de las normas que se dictan desde el gobierno. Pero también vemos otros comportamientos de personas que se saltan a la torera estas directrices: han sido muchos los pueblos turísticos, por ejemplo, que han cerrado sus accesos ante la llegada de visitantes por la Semana Santa. Setenil de las Bodegas, en Cádiz, era uno de ellos: su Consistorio dio la orden, con el acuerdo de la población local, de echar camiones de tierra en los accesos al pueblo, dejando uno abierto y controlado por la Guardia Civil. En el norte, también se han visto llegadas a localidades donde muchas personas tienen fijada su segunda residencia.
¿Qué explica estos comportamientos que tienen lugar en nuestro país u otros donde ya ha llegado la pandemia del coronavirus? “En toda situación de crisis y de cambios drásticos en los estilos de vida de las personas, podemos observar todo tipo de conductas que van desde la escrupulosa e incuestionable aceptación y cumplimiento de las recomendaciones de las autoridades, hasta el extremo opuesto, de cuestionamiento e incluso de desafío a la autoridad y el pertinente quebrantamiento de las medidas adoptadas. ¿Por qué tienen lugar estos comportamientos? Por dos razones”, dice el psicólogo Alberto Álamo, de Psiko.
Por un lado, “La sensación de invulnerabilidad, más propia de la etapa adolescente pero no por ello ausente en el resto de etapas de nuestras vidas. De hecho, como sociedad occidental de un país desarrollado, todos tenemos cierto sentimiento de invulnerabilidad que a través de esta situación ha sido profundamente contrastado. Este sentimiento tiene que ver con no contemplar que las desgracias que vemos en los noticiarios puedan sucedernos a nosotros. También tiene que ver con la creencia rígida de que si tenemos problemas, de alguna forma se van a solucionar”, explica.
Por otro lado, “La ilusión de control. Este concepto viene a decir que a menudo, y en especial en determinadas situaciones, creemos tener más control sobre lo que sucede en nuestras vidas del que realmente tenemos. Extrapolando este concepto a la situación de cuarentena, muchas personas creen que pueden "saltarse el confinamiento" sin exponerse a ningún riesgo, ya que confían en que controlan la situación, obviando que el enemigo contra el que luchamos como sociedad es invisible a los ojos y tiene una capacidad de contagio muy alta, en situaciones tan cotidianas como ponerse al lado de otra persona”, aclara Álamo.
Existen además otros rasgos de personalidad que influyen en este comportamiento
Existen además, otras variables que entran en juego para que haya personas que se salten el confinamiento, como determinados rasgos de personalidad. “Existen rasgos que, si se dan juntos, puedan incrementar la probabilidad de llevar a cabo conductas como las que tratamos. Esos rasgos serían Apertura a la Experiencia, Responsabilidad y Estabilidad Emocional. Estos rasgos son descritos por Goldberg, en lo que se ha venido a conocer como los '5 grandes' (junto con los dos restantes, Extraversión y Amabilidad.
El psicólogo continúa: “La apertura a la experiencia es el rasgo más directamente relacionado con exponerse a situaciones nuevas y a menudo límites. Sin embargo, per se, tener altas puntuaciones en Apertura a la Experiencia no determina que una persona pueda saltarse el confinamiento. Pero si una persona puntúa alto en dicho rasgo y además puntúa bajo en Responsabilidad, las probabilidades de que decida quebrantar este confinamiento aumentan. Finalmente, si además presenta inestabilidad emocional, que suele dar pie a tomar decisiones poco reflexionadas y/o impulsivas, la probabilidad se incrementa aún más”.