El Alzheimer es la principal causa de demencia en nuestro país, y afecta a 1,2 millones de personas. Una cifra que, según los expertos, se incrementa de manera alarmante con el paso del tiempo. Tal y como señalan desde Quirónsalud, cada año se diagnostican en España más de 40.000 casos de esta enfermedad que no tiene cura y provoca un gran impacto en la familia y en el entorno.
Según la Fundación Pasqual Maragall, dedicada a la investigación sobre esta patología, el Alzheimer “es una enfermedad cerebral, no contagiosa, progresiva e irreversible, que altera de forma gradual la memoria y otras funciones cognitivas, afectando a la habilidad para aprender, razonas, hacer juicios, comunicarse y llevar a cabo actividades cotidianas”.
Como decíamos, el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que avanza de manera preocupante. Así lo asegura el doctor José María Jiménez Páez, geriatra del Hospital Quirónsalud Córdoba, que señala que en el año 2050, se espera que haya más de 133 millones de personas con esta enfermedad en el mundo, 3,6 en España, el triple que en la actualidad.
Por ello, el experto asegura que es preciso “visibilizar el Alzheimer y sensibilizar a la población para que tome conciencia de la importancia de esta patología”.
Síntomas para detectar el Alzheimer de manera temprana
El Alzheimer es una enfermedad que afecta más a las mujeres que a los hombres y cuya prevalencia es del 8% por encima de los 65 años, duplicando el porcentaje cada cinco años, hasta alcanzar el 40-45% en los mayores de 85 años.
Tal y como señalan los expertos, el diagnóstico precoz es crucial para iniciar el tratamiento de manera temprana. Y para ello, es importante conocer las claves que indican que la enfermedad está apareciendo. Y es que, aunque no existe ningún fármaco ni tratamiento capaz de curar esta enfermedad, los tratamientos que se prescriben pueden aliviar los síntomas.
Desde la Fundación Pasqual Maragall señalan los síntomas que caracterizan esta enfermedad, y que afectan de manera directa a las actividades cotidianas de quien los sufre:
-Olvidos o dificultad para recordar información reciente: desde las tareas que se han realizado a lo largo del día, a lo que se ha comido o fechas y hechos relevantes.
-Repetición insistente del mismo tema o pregunta.
-Dificultad para orientarse en el entorno: es probable que la persona afectada no sepa cuál es el camino para regresar a casa o muestre confusión sobre el lugar en el que se encuentra en ese momento.
-Mostar confusión, por ejemplo, con la identidad de personas conocidas o con el paso del tiempo.
-Cada vez resulta más complejo mantener una conversación, con dificultades para seguir el hilo o encontrar las palabras adecuadas.
-Pérdida de objetos personales importantes o de dinero, con dificultad o sin darse cuenta de ello
-Alteraciones del juicio que pueden propiciar caer fácilmente en engaños.
-Apatía, es necesario ser incitado a la actividad, aun contando con una capacidad cognitiva en buen estado.
-Retraimiento o aparente pérdida de interés: se evita la interacción social y dificultades de relación.
-Cambios de personalidad: pueden aparecer comportamientos que muestren desconfianza, irritabilidad e incluso agresividad.
-Nerviosismo en situaciones nuevas: se puede mostrar insegura o frustrada.
-Necesidad de ayuda por la pérdida de autonomía: con la progresión de los síntomas, la persona necesita cada vez más ayuda para realizar sus actividades cotidianas.
¿Qué causa el Alzheimer?
Tal y como señalan los expertos, hoy en día se desconocen las causas que originan la enfermedad de Alzheimer, pero las evidencias señalan a que no hay una única causa. Desde la citada fundación, apuntan a que “son varios los factores que, en mayor o menor medida, pueden incidir en su posible desarrollo. Es lo que conocemos como factores de riesgo del Alzheimer. Unos son modificables y otros no”
Según apuntan, “se estima que uno de cada tres casos de Alzheimer podría prevenirse incidiendo en los factores de riesgo que sí podemos modificar”. Esos factores modificables con aquellos relacionados con la salud cardiovascular y los hábitos de vida saludable, “entre los que destacan la actividad cognitiva y social, una adecuada nutrición, la actividad física y procurar una buena calidad del sueño”.