Los psicólogos advierten sobre ello: desde dentro de una relación de pareja no es sencillo identificar las 'red flags' o señales negativas. Aun así, los profesionales tratan de dar facilidades e información para poder identificar una relación tóxica. Este es tan solo el primer paso para poder salir de ellas, ya que el proceso es mucho más complejo. La dependencia y otras muchos impedimentos hace que los tiempos para conseguir salir de este tipo de relaciones de pareja sean largos: puede tardarse meses o incluso años, en función de la persona y cada situación individual.
En caso de duda, hay algunas señales que pueden ayudar a identificar una relación tóxica: la ansiedad es una de ellas. El constante malestar y la intranquilidad son algunas de las -casi- constantes en una relación tóxica. El control, la dependencia, la incertidumbre de si todo estará bien o de hasta cuándo lo estará son algunos de los motivos, entre muchos de los que pueden surgir. Además, los expertos hablan de otro tipo de indicios que suelen estar presentes en estas situaciones.
Relaciones tóxicas: 5 señales (casi) siempre presentes
Mantener un vínculo saludable con una pareja es imprescindible para mantener una buena autoestima y, en general, un buen equilibrio en el día a día. No sacrificar ninguna esfera -ni la personal, ni la familiar ni la de las amistades- también es esencial, como saber detectar conductas nocivas y no romantizar actitudes como podrían ser el control o los celos. Los profesionales hablan de 5 señales que, con algo de detenimiento y reflexión, pueden ser sencillas de detectar para ser capaces de salir de una relación tóxica.
- Aislamiento. En un inicio, es posible identificar que algo no va bien al comprobar que la pareja no trata de integrarse en el círculo de la familia o amigos. Es importante recalcar que el aislamiento suele ocurrir muy poco a poco, ya que de lo contrario sería mucho más sencillo identificarlo y parar el proceso. Alejar a la otra persona de sus amigos y familia es una forma de control.
- Victimismo y chantaje emocional. Al plantear un problema o comunicar algo que ha podido molestar, la otra persona siempre le dará la vuelta a la situación. A estas personas les cuesta mucho pedir perdón y admitir sus errores, e incluso en ocasiones, será el que en un inicio planteaba el problema el que termina disculpándose.
- Miedo a la reacción del otro. No poder comunicar los problemas con tranquilidad, y tener miedo a la reacción del otro -ya sea porque puede suponer una discusión o un enfado- es otra de las señales de las que hablan los expertos. La falta de confianza hace que sea complicado abrirse con la otra persona, estar tranquilo y hablar con sinceridad.
- Dependencia emocional. En este tipo de relación, es frecuente que surja una relación de dependencia. Los pensamientos de querer cortar la relación pero no poder hacerlo por diferentes miedos -miedo a la soledad o a no volver a encontrar a nadie- se vuelven recurrentes. Al descuidarse la vida con familia, amigos, e incluso con uno mismo, la otra persona se vuelve el centro de estas personas sin darse cuenta, y escapar de esta situación puede convertirse en todo un reto.
- Confianza en el cambio. Muy unida al punto anterior, las víctimas de este tipo de relaciones suelen justificar las actitudes negativas y tóxicas de su pareja. A la espera de un cambio, pueden pasar meses e incluso años hasta que estas puedan aceptar que ese cambio tan deseado nunca llegará. Además, los psicólogos insisten en otro factor: el daño ya está hecho, y dependiendo de la situación individual de cada relación, hay situaciones que no se pueden o deben intentar superar: llega el momento de priorizarse a uno mismo y aprender a soltar.
Una vez alguien ha asumido que se encuentra en una relación tóxica, llega otro de los mayores retos: saber salir de ella. Ir a terapia y seguir las pautas de psicólogos y profesionales de la salud mental es clave para obtener instrumentos sobre cómo gestionar esta pérdida y poder sobrellevar el duelo de la pérdida. Los expertos insisten en que no solo es separarse de alguien, sino muchas veces comenzar una nueva vida, y asumir que todo un proyecto de futuro forjado durante meses o incluso años ya no existe.