Convertido en uno de los nutrientes más importantes para el organismo, la vitamina D ha ganado popularidad en los últimos años. Y no precisamente por algo positivo. Desde hace tiempo, los expertos advierten de un alarmante descenso de los niveles de esta sustancia en la población. Algo que puede ocasionar graves consecuencias para la salud.
La vitamina D es imprescindible para el organismo, ya que, entre otras cosas, favorece la fijación del calcio en los huesos, es vital para prevenir la osteoporosis, esencial para nuestro sistema nervioso e inmunitario, ya que ayuda a combatir bacterias y virus, e incluso interviene en la síntesis de la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad.
¿Qué causa el déficit de vitamina D?
Aunque vivimos en un país admirado por su buen clima y sus días y horas de sol, los estudios aseguran que cerca de la mitad de los españoles sufren carencia de vitamina D. Esto se debe a varios factores, entre ellos, a que estamos acostumbrados a pasar la mayor parte del día en espacios cerrados: hogares, lugares de trabajo, bares o centros de reunión.
La edad es otro de los factores que nos hacen sufrir déficit de vitamina D, ya que a partir de los 50 años aproximadamente la piel pierde esa capacidad de producirla.
Algunos estudios apuntan también como causa al uso de cremas protectoras del sol. Este dato no significa que no haya que protegerse, al contrario. Según los expertos, es necesario utilizar este tipo de productos para evitar problemas mayores, sin embargo, se recomienda exponer pequeñas porciones de piel, como los brazos, entre ocho y 15 minutos al día para beneficiarnos del sol.
Una dieta pobre o desequilibrada y algunos medicamentos que interfieran con la capacidad del cuerpo para absorber la vitamina D también pueden hacer disminuir los niveles.
Síntomas que alertan de unos niveles bajos de vitamina D
Aunque en general la falta de vitamina D no provoca graves síntomas a corto plazo, unos niveles bajos durante largos periodos puede conducir a enfermedades y complicaciones para la salud como una pérdida de densidad ósea que provoque desde fracturas a osteoporosis, una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo en España afecta a 3,5 millones de personas.
Cuando hay una deficiencia severa de vitamina D, los huesos son de los mayores afectados, y puede debilitarlos, provocando dolor y debilidad muscular.
Además, también puede ocasionar fatiga y cansancio, perjudicando a la calidad de vida de la persona.
Algunos estudios señalan que un estado de ánimo deprimido también puede estar relacionado con unos niveles bajos de este nutriente.
¿Cómo subir los niveles de vitamina D?
La vitamina D es un micronutriente que no produce el organismo por sí solo, por lo que la manera de obtenerlo es a través de la piel (exposición solar), la dieta o los suplementos. Tal y como aseguran los expertos, tan solo podemos obtener un 10 por ciento a través de la dieta. El 90 por ciento de la vitamina D la produce nuestro cuerpo gracias a la luz solar, por lo que es importante exponernos unos minutos cada día para ayudar a mantener los niveles adecuados.
Tal y como comentábamos, la dieta es otra de las vías para conseguir vitamina D. En el mundo vegetal, apenas está presente, siendo los champiñones la fuente más importante. Otros alimentos con pequeñas cantidades son los pescados grasos como el salmón, el atún o la caballa, el queso, los huevos, las nueces o alimentos enriquecidos como leche o cereales.
La tercera fuente de vitamina D la encontramos en los suplementos, un mercado que desde hace años va en crecimiento y que ofrece numerosas opciones. Lo más adecuado es consultar con un especialista que nos aconseje ya que algunos pueden provocar náuseas, deshidratación o debilidad muscular, e incluso pueden interactuar con algunos medicamentos.