Ciencia

Esta partícula puede ser la primera muestra de polvo interestelar que capturamos

El análisis de las muestras capturadas por la sonda Stardust entre 2000 y 2002 tras la estela del cometa Wild-2 indica que siete de las partículas podrían tener su origen más allá del Sistema Solar. De ser así, se trataría de las primeras muestras de polvo cósmico que traemos a la Tierra.

  • Imagen de la partícula bautizada como Orion

Si has mirado alguna noche las estrellas en algún lugar apartado y oscuro te resultará familiar el manto lechoso que cruza el cielo, el que da nombre a la Vía Láctea, y una pequeña banda de luz que parece surgir del horizonte que conocemos como luz zodiacal. Buena parte de esas luces que divisamos en la oscuridad no proviene de las lejanas estrellas, sino del brillo reflejado por millones de diminutas partículas de polvo cósmico de las que hasta ahora solo teníamos referencias indirectas. Pero a finales de los años 90 la NASA decidió enviar una misión para capturar algunas de estas partículas y traerlas de vuelta a la Tierra. Aquella misión se bautizó como Stardust (polvo de estrellas) y una década después, estamos conociendo los primeros resultados.

El resultado ha sido posible gracias a la ayuda de miles de voluntarios.

La sonda Stardust siguió al cometa Wild-2 – aprovechando que había pasado de una órbita más excéntrica a una más cercana al planeta Júpiter - y estuvo capturando partículas en el espacio durante 195 días en los años 2000 y 2002 mediante un método muy particular. Una capa de aerogel y otra de fino aluminio recogieron miles de impactos a medida que la nave se desplazaba y de regreso a nuestro planeta, en 2006, la sonda arrojó las muestras para que los científicos las pudieran analizar. Al final de cada una de las trazas podía encontrarse una pequeña partícula, de apenas unas micras, que podía ofrecer valiosa información. Pero la NASA recopiló alrededor de un millón de imágenes para analizar, algo inasumible incluso para sus equipos, por lo que tuvo que pedir ayuda a los ciudadanos. A través del pionero sistema Stardust@home más de 30.000 personas ayudaron a los científicos a filtrar las imágenes y determinar cuáles podrían tener algún valor. 

Ahora, después de muchos análisis - y de descartar la inmensa mayoría de impactos que provenían de pequeños fragmentos de la propia nave o de basura espacial,  los científicos se han quedado con siete partículas cuyo análisis preliminar, publicado en la revista Science, sugiere que podrían proceder de fuera del Sistema Solar. Si esto se confirma, serían las primeras que se consiguen traer a la Tierra desde el espacio.

Las siete partículas podrían tener una historia interestelar de millones de años

De esta forma se han descubierto dos partículas embebidas en el aerogel –llamadas Orion y Hylabrook en honor a los voluntarios que las hallaron– y el rastro de una tercera que por su composición, estructura cristalina y tamaño parecen ser interestelares, informa la agencia Sinc. A estas hay que sumar otras cuatro que, aunque un poco aplastadas, habían quedado incrustadas en las láminas de aluminio, que en principio no se había pensado que también pudiera servir de superficie de recolección. En total, siete posibles partículas de polvo interestelar, que podrían haberse creado en una explosión de supernova hace millones de años y haber sufrido la exposición a las duras condiciones del espacio durante milenios.

"Son partículas muy valiosas", subraya Andrew Westphal, físico de la Universidad de California en Berkeley (EE UU) y coautor del estudio, aunque advierte que todavía se necesitaran pruebas adicionales para confirmar definitivamente que son pequeños fragmentos procedentes del espacio interestelar.

Las partículas presentan una composición química y una estructura mucho más compleja de lo que se pensaba, incluso con compuestos de azufre que hasta ahora se creía que no podían tener. Además, las más pequeñas son muy diferentes de las grandes, lo que sugiere que pueden tener historias muy diferentes, y las mayores presentan estructuras esponjosas, "como copos de nieve".

“El hecho de que las dos esponjosas más grandes tengan material cristalino –un mineral de magnesio, hierro y silicato llamado olivino–- puede implicar que procedan de los discos que rodean otras estrellas, y que fueran modificadas en el medio interestelar", señala Westphal. "Parece que estamos consiguiendo nuestro primer vistazo de la sorprendente diversidad de partículas de polvo interestelar, algo que es imposible de explorar a través de solo las observaciones astronómicas", concluye el físico, quien confía en seguir haciendo nuevos descubrimientos con el material que todavía queda por investigar con la ayuda de los voluntarios.

Hasta la fecha se han escaneado 77 de los paneles de aerogel y quedan otros 55. Y el 95% de las trazas incrustadas en el aluminio permanecen si analizar.

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