La gran esperanza para la supervivencia de los cítricos podría pasar por usar perros para detectar la más temible de las plagas que afectan a este cultivo, el conocido como Huanglongbing o “dragón amarillo”. En un trabajo publicado este lunes en la revista PNAS, el equipo de Timothy Gottwald informa de los increíbles resultados obtenidos con un equipo de perros entrenados para detectar la bacteria que causa esta enfermedad, Candidatus Liberibacter asiaticus (CLas) y que ha producido pérdidas multimillonarias en el sector agrícola.
En la actualidad la única manera de combatir esta plaga - que se caracteriza porque las hojas y los frutos se muestran verdes en las zonas afectadas - es eliminar los árboles infectados lo más rápidamente que se pueda para evitar su extensión. La enfermedad destruyó hace unos años la producción del 70% de las naranjas de Florida y arrasó buena parte de los cultivos de cítricos de Brasil, mientras que en países como España las autoridades están en permanente alerta. Según los resultados de Gottwald, ni la inspección visual ni la detección molecular permiten por ahora detectar la plaga con suficiente antelación para dar una respuesta efectiva, por lo que probaron con perros entrenados para reconocer el olor de la infección, de la misma manera en que se les entrena para la detección de drogas o explosivos.
Ni la inspección visual ni la detección molecular permiten por ahora detectar la plaga con suficiente antelación
Durante las pruebas, los diecinueve perros detectaron y localizaron los focos de infección dentro los cultivos con un 99 por ciento de acierto. Y no solo eso, los animales identificaron todos los árboles infectados 30 días antes, mientras que el análisis molecular requiere que hayan pasado muchos meses desde el contagio. “Descubrimos que, una vez entrenados, estos perros eran capaces de identificar los árboles infectados dentro de las dos semanas siguientes a haberlos inoculado”, asegura Gottwald. Su agudeza olfativa era tal, que algunos perros señalaron el mismo punto que había sido inoculado en pruebas anteriores debido a que quedaba un rastro residual.
Por contra, los análisis moleculares que se emplean de manera oficial en Estados Unidos para detectar la enfermedad apenas pudieron detectar un 3 por ciento de los casos en los primeros dos meses tras la inoculación y un 50% después de 16 meses. Además, estos estudios son mucho más caros y requieren más recursos tanto para tomar las muestras en el cultivo como en el trabajo de laboratorio. “Cuando hemos aplicado los modelos epidemiológicos”, concluye el autor principal, “hemos descubierto que la detección canina combinada con la retirada de los árboles infectados permitiría a la industria del cultivo cítrico a ser sostenible durante un periodo de 10 años, comparado con el uso de análisis moleculares o de inspección visual, que fallaron a la hora de frenar el avance de la infección”.
Referencia: Canine olfactory detection of a vectored phytobacterial pathogen, Liberibacter asiaticus, and integration with disease control, and integrated disease control (PNAS)