El tenis ha vivido uno de los años más bonitos que se recuerdan. Una temporada plagada de hazañas, partidos para el recuerdo y despedidas que han hurgado las heridas de muchos corazones acongojados. El 14º Roland Garros de Rafa Nadal, las lágrimas de Roger Federer en la Laver Cup y el resurgir de Novak Djokovic tras un 2021 aciago.
Tres momentos de tres tenistas históricos. Sin embargo, un nombre propio ha retumbado por encima del resto. El de un muchacho de El Palmar (Murcia) que ha decidido poner en jaque al Olimpo del tenis y pedir paso en los libros de historia: Carlos Alcaraz.
Llevaba despuntando un par de temporadas, haciéndose un nombre en lo más profundo de la ATP, ganando partidos en torneos y ciudades que el aficionado medio nunca sintoniza. Clavando golpes y secando rivales que no aparecían en las crónicas de los principales medios deportivos. Hasta que llegó 2022, el año que el tenis le tenía preparado a Carlos Alcaraz para deslumbrar al mundo.
Un 2022 a medida
Arrancó la temporada en el Open de Australia como número 32 en el ranking de la ATP. En tierras aussies solo pudo alcanzar la tercera ronda, donde lo apeó un excelente Matteo Berrettini (otro que ha cuajado un año sensacional) en el tie-break del quinto parcial tras remontar el murciano dos sets en contra. El mundo del tenis empezó a ver los destellos de un jugador descomunal.
Sucede algo en el deporte de élite difícilmente mutable. Mientras que el talento nace por generación espontánea, este solo no basta para encumbrar la vida de un hombre o mujer a los anales de la disciplina que practique. Aplicando las normas del azar, el talento es suerte, pero lo fundamental para triunfar es tener coraje. Y ese también se inculca en la cuna, no se aprende en las escuelas de tenis. Carlos Alcaraz nació con ambas virtudes, y el resultado es un ascenso meteórico.
Tras su paso por Oceanía, vino el primer título de los cinco que ha levantado en este 2022. Venció en el ATP 500 de Río de Janeiro (Brasil) superando a dos tenistas supuestamente superiores a él como Berrettini y el argentino Diego Schwartzman. Este triunfo era el segundo en su carrera como profesional, ya que el primero ocurrió en julio de 2021, cuando se alzó con el torneo de Umag (Croacia) ante el francés Richard Gasquet en la tierra batida balcánica.
A efectos clasificatorios, subió hasta el puesto número 20 de la ATP. La dinámica positiva siguió extendiéndose hasta alcanzar las semifinales de Indian Wells pocas semanas después. Fue apeado por Rafa Nadal.
La leyenda de Carlos Alcaraz
El murciano aterrizó en Miami sin saber que allí le aguardaba la gloria. Pese a estar en el peor lado del cuadro, Alcaraz avanzó implacable hacia su primer Master 1000 dejando en el camino a cuatro tenistas de renombre: Stefanos Tsitsipas, Hubert Hurkacz, Casper Ruud y Marin Cilic. Su rivalidad con el noruego Casper Ruud este 2022 bien merece también una pieza aparte.
Más allá de la trascendencia personal del triunfo, Alcaraz logró ser el primer español en triunfar en el siempre complicado torneo de Florida. La temporada de tierra batida todavía le reportaría un gran éxito más, y este fue en el Masters 1000 de Madrid. Días antes de hacer vibrar a la Caja Mágica, logró vencer en el Conde de Godó para sumar su tercer título del 2022.
La capital de España fue el escaparate perfecto para una ATP necesitada de savia nueva pese a los aún constantes éxitos de dos de los tres miembros del Big Three (Djokovic y Nadal). Como si de un gladiador romano se tratase, Carlos Alcaraz venció de forma consecutiva en el foro madrileño a Rafa Nadal, Novak Djokovic y Alexander Zverev. Solo los que estuvieron allí entenderán la grandeza de aquella semana. Un despliegue de técnica y pundonor que retrotrajo a la memoria colectiva a los fulgurantes inicios de Nadal.
Roland Garros y Wimbledon castigan
Con el hype por las nubes, Alcaraz acudió a Roland Garros con la esperanza de levantar su primer Grand Slam y frenar la tiranía de su compatriota Nadal en la tierra de París. Sin embargo, las sensaciones tenísticas no fueron las mejores desde el primer momento. Tanto es así que acabó perdiendo en cuartos de final ante un Zverev que se tomaba la revancha de lo sucedido en Madrid días atrás. El propio alemán tuvo que abandonar en las semifinales ante Nadal tras un escalofriante esguince de tobillo en el segundo set.
Tras la decepción que supuso no dar más batalla en Roland Garros, Alcaraz arrancó su preparación para la temporada de hierba con problemas por una lesión de codo. Si hay un torneo que castiga la falta de adaptación al medio, es Wimbledon. Carlos decía adiós de forma muy temprana en los octavos, cuando Jannik Sinner lo ajustició con su mejor tenis en cuatro sets. Abatido, el murciano se retiraba a su templo para preparar el mejor momento de su vida. Uno que tendría como telón de fondo a la ciudad que nunca duerme: Nueva York.
Y llegó el US Open
Al igual que le pasó con la gira de hierba, Alcaraz empezó con mal pie el camino al US Open. Ni su condición de cuarto mejor tenista en el ranking ATP ni los éxitos recientes significan nada en una superficie tan particular como la pista rápida. Pagó la ansiedad de demostrar su valía con una derrota inesperada en Canadá, amén de un Master de Cincinnati que lo despidió sin honores de forma precoz.
Nueva York significó el cuarto y último Grand Slam del 2022. Si bien es cierto que no había grandes favoritos, como sí ocurrió en los otros tres grandes torneos del año, la cita estadounidense tenía una nómina de jugadores inexpertos esperando su oportunidad para tirar la puerta abajo. De entre todos, Carlos Alcaraz salió coronado como campeón de los campeones.
El camino a la gran final no estuvo exento de épica y momentos para el recuerdo. El murciano no solo gana por su tenis, también tiene de su lado el carisma y la fortuna necesaria en los momentos clave. Así lo demostró en octavos y cuartos de final, donde tuvo que superar dos batallas en el quinto set ante Cilic y Sinner, respectivamente. Especialmente dulce la vendetta ante el italiano tras su victoria en Wimbledon.
La semifinal fue otra oda al tenis. Con la revelación del torneo, el americano Tiafoe, de invitado, Alcaraz tuvo que sobreponerse al empuje de la grada y los nervios para cerrar con un 6-3 final un encuentro que debió haber finiquitado en el cuarto parcial. Nueva York se entregó a los pies de un niño que ya miraba cara a cara a los dioses de este bello deporte.
El destino quiso volver a poner al noruego Casper Ruud en el camino de Carlos Alcaraz, tal y como hiciese en la final del Master 1000 de Miami. El encuentro fue lo opuesto a lo vivido por el español en las rondas previas, ya que despachó a su rival en cuatro sets sin sufrir demasiado (6-4; 2-6; 7-6 y 6-3). De este modo, Alcaraz entraba en los libros de historia conquistando su primer Grand Slam.
Esto le reportó ser el número 1 más joven de la historia de la ATP (19 años, 4 meses y 7 días), puesto en el que terminará 2022, justo por delante de Rafael Nadal. El mejor año de su carrera profesional. Cinco títulos, más de 7 millones de euros en premios, un primer puesto de la ATP y la sensación de estar solo empezando a despuntar. 57 victorias en 70 partidos. Si se le pudiera poner una pega, sería la lesión abdominal que le apartó de las ATP Finals y la Copa Davis. El resto, de matrícula de honor.
Veremos si el 2023 es el año de su consagración en el Olimpo tenístico y sigue dándonos alegrías mientras disfrutamos al mismo tiempo de los últimos coletazos de los dos grandes mitos en activos. Sea como fuere, este 2022 ha sido de Carlos Alcaraz Garfia. El niño de El Palmar. Nuestro 'Carlitos'.