Las declaraciones de Diego López en Madrid, minutos antes de tomar el vuelo que le llevó a Milán, han sido impecables. Ni un reproche ni una mala palabra. Al contrario, todo agradecimientos.
Sin embargo, llama la atención una de esas frases de gratitud pronunciada durante las declaraciones realizadas a La Sexta y referidas a la despedida que le tributaron en el vestuario del Real Madrid: "A veces una mirada vale más que mil palabras y eso lo vi en el rostro de muchos y para mí eso es muy importante".
"A veces una mirada vale más que mil palabras y eso lo vi en el rostro de muchos y para mí eso es muy importante"
¿Por qué esos "muchos" jugadores blancos le mostraron su afecto sólo con "una mirada"? Y ¿por qué ningun futbolista del Madrid ha expresado públicamente su opinión sobre la marcha de Diego?
Es posible que no quieran descentrarse en vísperas del partido de Supercopa de Europa de este martes y, a la vez, esperan a que se haga oficial el fichaje del portero gallego por el club italiano, pero es posible que también prefieran no meterse en líos.
La guerra civil de la portería ha sido tan cruenta y visceral desde la época de José Mourinho, que los jugadores saben muy bien lo que puede suponer una manifestación mal interpretada.
El vestuario madridista ha visto linchamientos de compañeros por el simple hecho de haber sido etiquetados en uno u otro bando.
Por eso, con excepciones muy conocidas cuyo posicionamiento -Arbeloa- o peso específico -Xabi Alonso- les permite manifestarse con libertad, es lógico y humano que la mayoría de la plantilla no quiera problemas inncesarios.
Ahora que Mourinho y Diego López -protagonista involuntario de la tensión- están fuera no hay necesidad de molestar gratuitamente a Iker Casillas, ni a los numerosos amigos, algunos muy poderosos, que tiene el capitán entre los periodistas deportivos.
Por eso vale más una "mirada" con sentimiento que "mil palabras" mal entendidas.
