El sistema eléctrico español volvió a arrojar un saldo importador en lo que se refiere a intercambios de energía en 2018. Una constante que se repite desde 2016 aunque, en este caso, los números de compras de electricidad en el exterior han marcado récords. El total de importaciones se situó en 24.018 gigawatios/hora, lo que supone el 9% del total de la demanda de energía registrada a lo largo del año. Una circunstancia llamativa dada la sobrecapacidad del sistema español pero que encuentra su explicación en otra cifra para la historia: el precio mayorista de la electricidad en el mercado ibérico.
De acuerdo con el balance del sistema eléctrico en España correspondiente a 2018 que presentó este jueves Red Eléctrica, el precio medio de la electricidad se situó en 64,4 euros por megawatio/hora, lo que supone su cota más elevada de la última década. Este hecho no sólo ha repercutido en el encarecimiento del recibo de la luz sino también en que las importaciones, especialmente al mercado francés, se hayan disparado.
"La diferencia de precio con Francia llegaron a ser de 10 euros por megawatio/hora", argumentó en la presentación del balance Miguel Duvison, director general de operación de Red Eléctrica, quien hizo hincapié en lo mucho que queda por avanzar en el capítulo de las interconexiones. Para ilustrar su afirmación, se remitió al informe encargado por el anterior Gobierno a un comité de expertos para trazar las líneas maestras de la política energética, en el que se recogía que una diferencia de precios superior a dos euros reflejaba una interconexión insuficiente entre dos mercados.
Las compras de energía en el exterior no están relacionadas con la falta capacidad del sistema para atender la demanda. En 2018, la demanda máxima peninsular fue de 40.947 megawatios, registrada a comienzos del mes de febrero, mientras que la potencia instalada total supera los 100.000 megawatios. Sin embargo, no todas las centrales de producción están en funcionamiento durante las 24 horas del día, toda vez que, debido a las escasas opciones de almacenamiento de energía que hay disponibles en la actualidad, la generación debe ir completamente ligada a la demanda.
Más renovables, mayor precio
Por su parte, las centrales basadas en tecnologías renovables dependen de la evolución climática, de factores como la eolicidad y la pluviosidad, así como de las horas de sol. A la hora de cubrir huecos por picos de demanda, acudir al mercado francés ha sido notablemente más barato a lo largo del último año.
A partir de 2016 se rompió una tendencia que se prolongaba por más de un década en la que el sistema español presentaba un saldo netamente exportador. Aquel 2016 se cerró con un saldo importador de algo más de 7.300 megawatios/hora. Un saldo que ya se sitúa por encima de los 11.100 megawatios/hora en 2018, un 52% más.
La mayor aportación de las energías renovables a la generación eléctrica no termina de surtir efecto a la hora de moderar los precios. En 2018, el 40,1% de la demanda eléctrica fue cubierta con energía procedente de fuentes renovables, más de seis puntos porcentuales por encima del dato de 2017. "Las renovables contribuirán a moderar los precios pero ese objetivo no puede lograrse de la noche a la mañana", aseguró el secretario de Estado de Energía, José Domínguez, tras debatir en la presentación del balance con el presidente de Red Eléctrica, Jordi Sevilla.
El país más preparado
Domínguez apostó por que no hay en el mundo un país más preparado para afrontar la transición energética como España. "Se criticaron mucho en su día las inversiones en tecnologías renovables pero gracias a ellas ahora España llega a tiempo a un cambio trascendental, cuando históricamente siempre habíamos llegado tarde a este tipo de revoluciones".
Los números hablan de una transición que no será sencilla. Sus claves quedarán desveladas en el Plan de Energía y Clima que el Gobierno debería haber presentado a Bruselas a finales del pasado año y que aún se retrasará algo más, al menos hasta que concluya el presente mes de febrero.