El pasado jueves los bancos españoles respiraron con alivio ante una noticia relativamente imprevista: la paralización del nuevo euribor. Contrariamente a lo que se pudiera pensar, las entidades financieras temían la entrada en vigor de los cambios en esta tasa, ya que podía implicar una subida de la misma y provocar una oleada de demandas judiciales.
Se trata de un asunto que lleva siendo objeto de análisis por parte de los equipos jurídicos de las entidades españolas desde hace meses. Y se detectaron dos indicios preocupantes. El primero, que si el nuevo euribor era más alto -por poco que lo fuera- iba a acarrear demandas de bufetes antibanca. De hecho, antes incluso de que se anunciara la paralización, ya había asociaciones de consumidores como la OCU avisando contra los cambios.
El segundo de los indicios era que los cambios del cálculo del euribor podían romper contratos hipotecarios. Se trataba de algo a priori complicado, ya que no está cambiando en sí mismo el índice, sino la forma de cálculo. Pero es algo que no se descartaba que se produjera en caso de algunos contratos o ante reclamaciones legales.
En esa situación la alternativa sería incluso peor, ya que gran parte de los contratos hipotecarios españoles recogen que en caso de dejar de que se deje de usar el euribor su sustituto sería el IRPH. Este índice ha provocado una oleada de demandas entre los clientes de la banca debido a que, al contrario que el Euribor, no ha bajado apenas en la crisis. Actualmente se sitúa en el 1,879%, frente al -0,119% de la tasa europea.
Tribunales colapsados
Este nuevo frente judicial hubiera llegado en un momento crítico para la banca y la Justicia, con los tribunales colapsados por las demandas de las cláusulas suelo, los gastos hipotecarios, las multidivisa, los swaps y los últimos coletazos de las preferentes. Por ello, en el sector financiero se cruzaban los dedos para no dar una nueva línea de negocio a los bufetes antibanca. Un banquero consultado por este medio explica que "resulta paradójico que un cambio normativo [el del euribor] que buscaba aumentar la transparencia y erradicar la manipulación genere demandas a bote pronto".
Para los consumidores, este cambio hubiera implicado más volatilidad e incertidumbres, al margen de que implicara o no subidas. Así lo reconoce el propio instituto encargado de elaborar el nuevo cálculo (EMMI, por sus siglas en inglés). Más volatilidad hubiera implicado que el tipo de las hipotecas variables subiera y bajara mes a mes, dificultando la planificación de los hogares españoles.
Hay que tener en cuenta que España es el país europeo donde las hipotecas a tipo variable tienen más peso, a pesar de que en los últimos años se está empujando mucho más en la red la comercialización de hipotecas a tipo fijo. Por ello, estas novedades regulatorias tienen un mayor impacto aquí.
Frente a la anterior fórmula de cálculo, EMMI tratará ahora de calcular un nuevo Euribor híbrido que tenga en cuenta operaciones reales y estimaciones. La banca española y los hipotecados tienen un año de tregua antes de saber si se abre el nuevo frente judicial o sigue todo como hasta ahora.