La banca es un tablero de ajedrez en el que si un jugador mueve ficha obliga al resto a hacer lo propio. Dentro de esta partida los grandes bancos están atentos a ver qué ocurre con Banco Popular. Si finalmente hay fusión, explica un consejero delegado, los bancos tendrán que mover ficha. En este entorno, los dos grupos que más interés generan entre las grandes entidades son Unicaja Banco y Liberbank, ya que Ibercaja Banco se ve ahora mismo más inaccesible por parte de los banqueros.Conscientes de este riesgo, tanto Unicaja como Liberbank han preparado planes de defensa para poder levantar capital rápidamente en caso de que la situación empeore y el regulador les presione para buscar una fusión.En el caso de la entidad malagueña todos los caminos conducen a la salida a bolsa. La junta de la entidad aprobó a finales de abril autorizar la operación y si los mercados siguen al alza como en las últimas semanas la Oferta Pública de Suscripción (OPS) podría estar en marcha entre junio y mediados de julio.Pero en caso de que no saliera esta operación. Unicaja quedaría en una situación más débil, ya que tiene menos de un año para devolver las ayudas públicas de Banco Ceiss -604 millones en CoCos- y eso le podría poner en el punto de mira de algún grande. De hecho, antes de que mejoraran los mercados hubo conversaciones con Banco Santander, algo que se produjo hace en torno a tres meses.
En el punto de mira
Por ello, el plan B de Unicaja si no sale la salida a bolsa es replicar una desinversión inmobiliaria como la que hizo Kutxabank con Lone Star. El grupo vasco traspasó Neinor junto a un importante paquete de activos al fondo norteamericano por 930 millones. Unicaja ya tiene a los dos candidatos para la operación seleccionados, Apollo y Cerberus, como adelantó este medio, por lo que tan sólo tendría que cerrar los últimos flecos para traspasar su inmobiliaria. Además tiene la ventaja de ser una de las entidades con una mayor cobertura de los activos problemáticos, por lo que podría venderlos sin asumir nuevas provisiones.Por su parte, Liberbank no tiene la presión de Unicaja de salir a bolsa (ya cotiza) ni devolver ayudas públicas (ya lo hizo). Pero sí ha visto empeorar sus ratios con el fin del Esquema de Protección de Activos (EPA) que recibió por quedarse CCM. De esta forma, su morosidad se sitúa en el 13% y su ratio de capital ha caído hasta el 12%, aun así muy por encima de los requisitos regulatorios.
Liberbank destacó la semana pasada ante los inversores cinco palancas para conseguir capital en caso de dificultades
Ya sea para disipar los rumores que le unen a CaixaBank cada cierto tiempo o para tranquilizar a los inversores, en su última presentación de resultados la entidad liderada por Manuel Menéndez enumeró cinco “palancas de capital para seguir mejorando su capital en el futuro”.El primero, aplicar modelos internos de cálculo de los activos ponderados por riesgo (APRs), algo que ya está negociando con el BCE y que no llegará antes de 2018. El segundo, el consumo de activos fiscales diferidos (DTAs). El tercero, la venta de activos problemáticos, una de las prioridades del grupo. El cuarto, la compra de las participaciones minoritarias en Banco CCM, algo que se prevé a final de año, y que sumaría 21 puntos básicos de capital. Y quinto, “la venta de activos no estratégicos o alianzas con socios especializados”.Liberbank ya negoció hace tres años la venta de su negocio de recobro por unos 50 millones de euros al grupo noruego Lindorff, pero se echó atrás en el último momento. Tiene también la posibilidad de vender su gestora inmobiliaria, como han hecho muchos rivales, o buscar alianzas en segmentos como el de consumo. Aunque esta entidad ha preferido evitar hasta ahora este tipo de acuerdos y seguirá haciendo si es posible.