La industria turística española afronta en el mejor momento tal vez de su historia las turbulencias del brexit, una sacudida inesperada e incomprensible que torpedea nada menos que el principal mercado emisor de turistas. Sin embargo, los empresarios aseguran no temer las consecuencias. "Si nos hubiera pasado esto hace cuatro años, las consecuencias podrían haber hundido la industria turística española. Ahora, sin embargo, la situación es distinta. Para empezar, los británicos son de toda Europa los clientes que más paquetizan sus viajes -hasta un 60% escoge la forma organizada a través de sus potentes touroperadores- y los que con más antelación compran las vacaciones. La mayoría de ellos ya había reservado sus vacaciones en España con un precio protegido del cambio de divisa. En ese aspecto no lo notarán porque será el operador el que haga frente a la devaluación de la libra", comenta a este diario José Luis Zoreda, presidente de Exceltur. El verano 2016, que ya ha empezado, queda de esta manera a salvo.
Donde sí se notará es en el gasto en destino. Desde el 23 de junio, fecha del referéndum, la libra esterlina se ha abaratado un 10% frente al euro. Si ese jueves te daban 0,76 libras por cada moneda única, este lunes a primera hora eran 0,83 libras. La paridad aún está lejos pero el caos político en que está sumido el Reino Unido hoy parece indicar que su divisa puede seguir depreciándose. La evolución que llevamos es esta con ese abrupto escalón tras la consulta.
"Lo que sí se verá probablemente afectado es el gasto en destino, todo ese gasto que se genera alrededor de los hoteles y apartamentos y que incluye restauración, ocio, moda, recuerdos y demás", asegura Zoreda. Ellos sí que pueden ver mermados sus ingresos por parte de turistas británicos desde este mismo verano. Los turistas ingleses son, además, los que menor ratio de gasto en destino tienen.
Largo plazo
Todo esto en cuanto al corto plazo se refiere. A largo plazo, los destinos encaran el reto de sustituir a su principal mercado por otros. En algunos destinos vacacionales, como Menorca, el turismo británico puede suponer incluso un 80% del total de los extranjeros. "Los británicos son importantes en toda la costa: muy importantes en Baleares, la Costa Brava, Alicante o la Costa del Sol. No son los únicos pero sí los que más acuden. Ahora mismo hay demasiada incertidumbre y el plazo para negociar una salida o no de la Unión Europea será de dos años. En el caso de algunos destinos, las autoridades deben plantearse como sustituir estas llegadas en el peor de los escenarios. Lo más importante de todo es sustituir los vuelos directos hacia destinos británicos por otros destinos alternativos europeos. Creemos que hay demanda suficiente ahora mismo para sustituirlos unos por otros".
Pese a todo, la evolución en bolsa de alguna de las compañías que más dependen del turismo y la libre circulación en Reino Unido es notoria. Thomas Cook, posiblemente, el touroperador más conocido del país, que envía cada día a miles de personas con paquetes cerrados fuera de sus fronteras, sacude su cotización con el brexit pero también con cada atentado terrorista en cada uno de los principales mercados donde envían visitantes. Por su parte, Easyjet, la primera aerolínea de bajo coste, ha perdido casi un 30% de su cotización en 15 días.
Por lo general, la incertidumbre del brexit afectará más a la clase trabajadora británica, que depende más del precio y por tanto del cambio de su divisa, que al rango alto o medio alto.