Por primera vez desde que saliera del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo en círculos periodísticos y pese a su reticencia) ha roto su silencio para hacer frente a las continuas acusaciones de que miró para otro lado mientras se estaba gestando la enorme crisis en el sector financiero español y de que voluntariamente pasó por alto actitudes inmorales de los gestores bancarios y de cajas. La última información en este sentido, del pasado fin de semana en 'El País', ha sido la gota que ha colmado el vaso para el exgobernador.
"La acusación al Banco de España es gravísima y va más allá de la injustificable e injustificada campaña de desprestigio de la institución que se lanzó a primeros del mes de mayo del pasado año para, en mi opinión, ocultar las consecuencias de la errónea gestión de la crisis de Bankia". Entonces decidí permanecer en silencio, pues la situación y la reputación de España era delicadísima y todavía seguiré algún tiempo en silencio", dice Ordóñez en una misiva al citado diario. Asegura que el servicio jurídico del banco "no hubiera tolerado nunca a nadie hacer algo en contra de la ley" y que en el supervisor "nadie puede actuar sin que un número importante de empleados se entere y pueda opinar sobre cualquier decisión".
El también expolítico y miembro de varios gobiernos del PSOE reconoce que "nadie puede reparar el daño causado por los titulares y las fotos a quienes trabajan y hemos trabajdo en el Banco de España", y reta a los que aseguraron que "miraba para otro lado" a que le denuncien ante la Fiscalía si creen que ha cometido un delito.
