El medio centenar de personas que trabaja en La Garganta no debió hablar este miércoles de otra cosa que del fallecimiento de Gerald Cavendish Grosvenor. El Duque de Westminster, uno de los hombres más ricos del mundo, íntimo de la Familia Real británica, murió el miércoles a los 64 años, de un infarto de miocardio, dejando una fortuna valorada en 10.000 millones de euros que heredará su hijo Hugh Grosvenor, de 25 años. Entre los bienes que pasará a gestionar el único varón de los cuatro hijos del Duque se encuentra la finca La Garganta, el último latifundio español, testigo de idas y venidas de reyes, príncipes, y princesas, y administrada en España con celo por dos destacados representantes del sector inmobiliario y financiero del país.
Sólo a más de 250 kilómetros de velocidad es posible atravesar La Garganta, uno de los destinos más venerados entre los cazadores europeos. El tren AVE cruza la finca, que ocupa una extensión equivalente a la de una vez y media la ciudad de Barcelona, situada entre Ciudad Real y Córdoba, no muy lejos de otra conocida finca entre cazadores y banqueros, El Castaño, de la familia Botín. "Parece que cada piedra que te encuentras está puesta adrede", dice un cazador contactado por Vozpópuli que ha tenido la suerte de participar en una cacería organizada en La Garganta. "Es una gran reserva natural, jabalíes, ciervos, perdices, aves rapaces... Si no fuera una propiedad privada no creo que pudiera conservarse como ahora", defiende.
El Duque de Westminster paga tres millones de euros al año por el alquiler de La Garganta
La propiedad de La Garganta se hunde en la historia de la aristocracia europea y no está claro que sea el Duque de Westminster su verdadero dueño. En la actualidad la finca es de la sociedad Villamagna, domiciliada en Madrid. El único accionista de Villamagna es la sociedad alemana Adalbert Holding, lo que convierte a esa firma en propietario de La Garganta. De acuerdo a las últimas cuentas de Villamagna, del pasado año, el 10 de diciembre de 2001 la empresa "suscribió un contrato de arrendamiento del coto de caza de La Garganta". En virtud de ese contrato, "el arrendatario entró en el uso de las residencias y de los derechos de caza de los terrenos comprendidos en dicha finca". El contrato tenía una duración de diez años, habiéndose prorrogado hasta el 31 de diciembre de 2021.
Las cuentas de Villamagna no identifican a la persona o empresa que en 2001 acordó alquilar la finca, pero no puede tratatarse de otra persona que Gerald Cavendish Grosvenor. El grupo inmobiliario Grosvenor, propiedad del Duque de Westminster, identifica La Garganta como una de sus propiedades en su web, adquirida, informa, en el año 2001. Según las mismas cuentas, el que era considerado el tercer hombre más rico de Reino Unido pagaba al año tres millones de euros por el alquiler de la finca española. En La Garganta trabajan, a 31 de diciembre de 2015, dos mujeres y 44 hombres, de los que 28 son peones y 11 guardas. A pesar de los ingresos por alquiler, Villamagna registra anualmente pérdidas cercanas al millón de euros.
Las informaciones referidas a La Garganta cuentan que el anterior propietario de la finca era Francisco de Baviera, jefe de la Casa Real de Wittelsbach, la última familia reinante del Reino de Baviera, que el pasado mes de julio cumplió 83 años. El hecho de que las cuentas anuales de Villamagna sean firmadas, año tras año, en Munich -Francisco de Baviera reside en el Palacio de Nymphenburg, en la ciudad alemana- podrían indicar que en realidad el dueño de la mayor finca privada de España sigue siendo el Duque de Baviera, y que el Duque de Westminster es su inquilino por contrato de alquiler hasta el año 2021, a razón de tres millones de euros al año.
Las personas que mejor podrían explicar la propiedad de La Garganta son sus gestores en España, dos de los mayores expertos del sector financiero e inmobiliario español. Sin embargo, Miguel Pereda Espeso, director y consejero del grupo inmobiliario Lar -que gestiona activos valorados en más de 1.000 millones de euros-, y Teodoro Millán, cofundador de la firma de asesoría corporativa Socios Financieros, y antes, en los años ochenta, director de la casa de análisis Benito y Monjardín, han evitado pronunciarse al respecto públicamente cuando se les ha preguntado.
En La Garganta se han dado cita miembros de la realeza europea. Los príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra se dejan ver por la finca cada cierto tiempo, la última vez en febrero de 2014. Ahí es donde, cuenta Ana Romero en su libro Final de partida, el rey Juan Carlos conoció a Corinna zu Sayn-Wittgenstein. El programa de RTVE Línea 900 ofreció un reportaje en los años noventa que contaba las quejas de los habitantes del pueblo colindante a la finca, con situaciones que parecen sacadas de una novela de Miguel Delibes.
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