Comisiones aparte, el AVE de los peregrinos reportará al consorcio español compuesto por una decena de empresas, entre las cuales está Renfe Operadora, una cantidad que no ha variado desde que se adjudicó el contrato hace ya casi un año y medio: 6.737 millones de euros. Un número mágico que le sirvió al grupo español para hacerse con el jugoso proyecto por delante de potencias como Francia y que ahora se tambalea.
Empiezan a estar en cuestión otras cifras igual de importantes, como la de viajeros anuales: estudios independientes rebajan el tráfico de usuarios a la mitad de lo tasado inicialmente, de 60 millones por año a 30 millones, y bajando. Y también bambolea el coste de las obras encargadas al grupo español, a su vez integrado en el consorcio hispano-saudí Al Shoula. Como era de esperar, las infraestructuras serán más caras, algo que ya provoca las primeras quejas: según ha sabido este medio por varias fuentes del sector, OHL, la mega-constructora que preside Juan Miguel Villar Mir, ha emitido una protesta formal ante el consorcio por este motivo, sin descartar acudir todavía a la vía judicial.
"OHL está muy mal acostumbrada"
El sobrecoste de las infraestructuras es lo que ha irritado a la firma de Villar Mir, y puede que otras (Talgo, Dimetronic, Indra, Copasa, Cobra…) le sigan. OHL controla el 10% (el 9%, concretamente) del consorcio español, y se le han encargado fundamentalmente obras de mantenimiento y de infraestructura, aunque éstas últimas las copa Talgo, que ya ha empezado a fabricar trenes de alta velocidad para el reino de los Saud. La superestructura (señalización, etcétera) la acondicionarán otras entidades.
“OHL es una de las constructoras peor acostumbradas”, comenta una fuente fundamental del consorcio Al Shoula desde el más absoluto anonimato. “Presentan cualquier precio y luego vienen con los reformados (sobrecoste). No sé si hay alguna constructora de obra civil que podamos calificar de honrada y honesta, pero desde luego OHL no lo es”.
28 millones de habitantes, ¿60 de pasajeros?
Una de las claves del AVE a La Meca es que el consorcio prevé recuperar parte de la inversión a través de los ingresos de explotación por operar los trenes. Con este escenario, es lógico que las chispas salten en cuanto se escucha el término “sobreprecio”. “En todos los consorcios hay tensiones y disensiones”, justifica una parte.
En términos globales, el AVE saudí conectará los 450 kilómetros que separan las ciudades de La Meca y Medina y será explotado durante 12 años por el consorcio ganador del contrato. La población del país wahabita es de 28 millones, un número que arroja dudas en cuanto a la previsión de pasajeros. La abundancia de petróleo en Riad y el bajo coste de los carburantes fomentan la alternativa del coche, otro óbice para la alta velocidad española en La Meca.