Desde hace semanas, el mundo empresarial y económico no tiene otro tema de conversación que no sea Cataluña. Los enfrentamientos, el posible uso artículo 155 y el temor a una declaración de independencia centran los temores. Pero el verdadero daño puede estar ya produciéndose al margen de la batalla política, con el cierre de pequeñas y medianas empresas y la amenaza de que lo hagan las grandes.
Este medio se ha puesto en contacto con empresarios vascos que relatan cómo se produjo en su territorio esta diáspora silenciosa y con banqueros que explican cómo está la situación en Cataluña.
Lo primero que remarcan es que el tejido empresarial catalán y vasco no tienen nada que ver, y lo mismo ocurre con las razones para hacer las maletas. En el País Vasco las empresas salieron por la amenaza terrorista para sus familias y sus intereses económicos, por la negativa de muchos a pagar el impuesto revolucionario. En Cataluña, añaden, la salida de empresas es por el temor a que gane la independencia y verse fuera del euro, con lo que ello implicaría.
Hubo constantes motivaciones para la fuga en el País Vasco, pero dos de los principales hitos fueron el asesinato del consejero de Banco Vizcaya y presidente de El Correo, Javier Ybarra, y la bomba en la sede de Banco Bilbao. A pesar de la oposición frontal de un grupo de empresarios, como Luis Olarra, el negocio fue poco a poco marchándose. Y de forma silenciosa.
Impacto
"Lo teníamos medido al milímetro. Cada vez que había un pico de tensión grande, con un atentado o con una manifestación violenta, se cancelaban inversiones y caía el PIB", señala un importante empresario vasco que prefiere no figurar en el artículo. "Iberdrola y BBV [se fusionaron en 1988], entre otras muchas, dieron orden de ir moviendo departamentos y sedes a Madrid. Pero poco a poco, de forma silenciosa y sin que transcendiese en los medios de comunicación", añade otro empresario. Las sedes sociales de ambas compañías siguen en Bilbao, aunque los centros corporativos están en Madrid.
En Cataluña, la situación está aparentemente lejos de lo que pasó en el País Vasco, aunque todas las grandes empresas tienen planes de contingencia para mover su sede social si se complican las cosas. En el caso de los bancos, Banco Sabadell y CaixaBank, se tardaría horas en hacerlo, ya que es una decisión que sólo tiene que pasar por consejo de administración. "Gas Natural podría ser el Iberdrola vasco y Sabadell el BBVA. La duda está en si CaixaBank sería otro BBVA o un Kutxabank, porque tiene muchos intereses públicos en Cataluña", apunta uno de los empresarios consultados.
De momento, las últimas cifras oficiales reflejan como la creación de nuevas empresas en Cataluña se ralentiza a un ritmo muy superior a la media española. Mientras, en una comunidad limítrofe como Valencia están irrumpiendo nuevas compañías. Desde una territorial bancaria colindante con Cataluña señalan que "día a día nos llegan empresas catalanas que están trasladando negocio". "Algunas no cierran en Cataluña, sino que replican la estructura por si las moscas. Se están incluso comprando parcelas por si acaso", añaden.
Junto al mundo empresarial, también hay preocupación mayúscula entre los banqueros. El peor escenario, señala un consejero delegado de un banco de inversión, sería que la Generalitat anuncie que va a declarar la independencia, pero dentro de un tiempo, como ha ocurrido con el Brexit. "La incertidumbre es la peor noticia para los mercados. Se cancelarían muchas inversiones".
Al margen del origen diferente del conflicto, las fuentes consultadas señalan que también es distinta la actitud de los empresarios. Mientras que en el País Vasco el clima era de oposición, la mayor parte del tejido empresarial catalán (salvo casos como Revuelta y Bonet) la mayor parte ha optado por ponerse de perfil. Si sigue aumentando la tensión, las fuentes consultadas creen que tendrán que posicionarse. Al fin y al cabo son los que más se juegan.