Pablo Vázquez, recién aterrizado en la presidencia de Renfe Operadora, está acometiendo un cambio de calado en el organigrama de la empresa estatal. Si el pasado 8 de octubre destituyó a Francisco Minayo, director general de Operaciones, acaba de hacer lo propio con Alberto García, el polémico director de Viajeros y muñidor de los agresivos descuentos en la alta velocidad. Un relevo que representa toda una declaración de intenciones en la dirección de Renfe en aras de un cambio.
La destitución no ha sido publicitada todavía, sino tan solo anunciada extraoficialmente según ha podido saber 'Vozpópuli'. Dos años y 10 meses después, tras un ERE voluntario, la división de Renfe en cuatro empresas y la liberalización a la vuelta de la esquina, las cuentas de la casa solo han empeorado.
Hasta agosto de este año y de acuerdo con datos obtenidos por este medio, Renfe Viajeros perdía 88 millones frente a 60 millones en el mismo periodo del ejercicio pasado. Al cierre del primer semestre de 2014, Renfe perdía 76 millones, cantidad que ha seguido engordando.
Números rojos que contrastan con la jungla de datos que maneja el departamento económico-financiero del operador ferroviario: los ingresos hasta agosto han aumentado en torno a un 7%, pero el área de Viajeros también gasta un 10% más que el año pasado, debido probablemente al aumento de los costes de explotación. La demanda aumenta, las ofertas a los usuarios también, pero las cuentas siguen sin cuadrar.
También afecta la subida de cánones que Renfe abona a Adif, cuyo presidente, Gonzalo Ferre, aseguró hace poco que una red de alta velocidad como la española con 24 millones de usuarios “no tiene ni pies ni cabeza”, tal cual recogió este diario. Tras 22 años de alta velocidad en España, los ingresos apenas alcanzan un tercio de la inversión total.