Mikhail Fridman, dueño de la cadena de supermercados DIA, fundador del grupo LetterOne, vive estos días con especial preocupación la tensión entre Rusia y las potencias occidentales por la situación en Ucrania.
Nacido en el seno de una familia judía, en la localidad ucraniana de Lvov, en el año 1964, Fridman, con residencia en Londres, sigue ligado a sus orígenes, y es uno de los empresarios a los que de vez en cuando escucha el presidente Vladimir Putin.
A través del correo electrónico, este diario ha contactado con él a lo largo de los últimos días para conocer sus impresiones sobre los movimientos en la frontera entre Ucrania y Rusia, y el temor a que todo derive en un conflicto bélico. Fridman prefiere ser comedido en este caso, y abogar por la paz.
Nunca he tenido una reunión con Putin cara a cara", dijo en una entrevista con Vozpópuli
"Estoy muy triste por los acontecimientos", comenta. "Está claro que cualquier conflicto sería una tragedia", dice. "Espero sinceramente que las partes implicadas puedan encontrar un camino hacia la paz y una resolución sostenible", añade.
A pesar de haber nacido en Ucrania, y de haber estudiado en Moscú, Fridman dice sentirse ciudadano del mundo. Su familia más directa vive entre Londres, París, Alemania o Israel. "No me identifico con un país determinado a la hora de decir quién soy; me gustaría ser un buen ciudadano corporativo del mundo, también mis socios, un buen ciudadano corporativo de España", comentó en una entrevista con Vozpópuli.
Sobre su relación con Putin, Fridman ya explicó que esta no pasa de ser de carácter protocolario. Una vez al año forma parte de un grupo de empresarios, agrupados en la Unión Rusa de Industriales y Empresarios, que se reúne con el presidente ruso para tratar temas empresariales o legislativos. "Nunca he tenido una reunión con Putin cara a cara", subrayó.
A través de LetterOne, Fridman gestiona activos valorados en más de 22.000 millones de dólares
El empresario ucraniano es una de las grandes fortunas del mundo, asiduo a la lista Forbes de los más ricos. A través de su grupo LetterOne, Fridman gestiona activos valorados en más de 20.000 millones de dólares.
La sociedad, con sede en Londres, fundada en 2013, controla inversiones en tecnología (es accionista de la operadora turca Turkcell, también del grupo VEON, entre otras); distribución (propietario de DIA y de la cadena internacional de supermercados de alimentos saludables Holland & Barrett, con sede en Reino Unido); salud (participa en la financiera K2 HealthVentures, en la farmacéutica chipriota Remedica); y en energía (accionista en una de las mayores compañías europeas de petróleo y gas, la alemana Wintershall, y también en Plastic Energy, la empresa de reciclaje de plástico, con dos plantas en España).
En España participó también en la compañía tecnológica ZED, fundada por Javier Pérez Dolset, que terminó en concurso de acreedores.
La Audiencia Nacional investiga la quiebra de la empresa, manteniéndose como investigado el mismo Fridman; el Juzgado archivó la causa contra él en enero de 2021, pero seis meses después revocó el archivo. Pérez Dolset fue detenido e ingresó en prisión unas semanas en 2017, y está siendo investigado por presuntos delitos de fraude de subvenciones públicas y administración desleal, entre otros.