Economía

Guerra de móviles en el juicio de Orcel contra Santander

El juicio que enfrenta a Andrea Orcel contra Santander pareció ayer miércoles en ocasiones un partido de fútbol. Un encuentro en el que los entrenadores están sancionados con no poder

  • Andrea Orcel, consultando su móvil durante el juicio contra Santander.

El juicio que enfrenta a Andrea Orcel contra Santander pareció ayer miércoles en ocasiones un partido de fútbol. Un encuentro en el que los entrenadores están sancionados con no poder sentarse en el banquillo de los jugadores, y se ven obligados a dar instrucciones a sus asistentes a través del teléfono móvil.

Durante las cerca de cinco horas que duró la última sesión del conocido como 'juicio financiero del año', los equipos legales de Orcel y Santander estuvieron en todo momento conectados por el teléfono móvil, aparentemente con otras personas presentes en la sala, que parecían dar instrucciones u opiniones a medida que transcurría el proceso.

Andrea Orcel, en la actualidad consejero delegado del mayor banco italiano, Unicredit, no soltó el móvil.

El banquero italiano, que ya acudió a la primera sesión del juicio, el pasado día 19 de mayo, no quiso perderse ayer la última jornada, en la que declararon el presidente de UBS, Alex Weber; el director de compensaciones del banco suizo, Mark Shelton; el exresponsable de Recursos Humanos de Santander, Roberto di Bernardini; y el Secretario del Consejo de Administración de Santander, Jaime Pérez Renovales.

Andrea Orcel se sentó ayer en el juicio en primera fila y no soltó el teléfono móvil durante toda la sesión

Cuando a Orcel, sentado en primera fila del Juzgado, le llamaba la atención algo de lo que declaraban los testigos, este se ponía a escribir en el móvil.

El italiano, que portaba unas gafas, una corbata y un reloj de llamativo color rojo, levantaba a continuación la mirada para cerciorarse de que su mensaje había sido recibido por una de las abogadas que le representa en el proceso, del despacho De Carlos Remón. Entonces esta cruzaba su mirada con la de Orcel y asentía con la cabeza, dando a entender que había recibido y comprendido el mensaje; si había algo más que precisar, se hacían señas.

También la defensa de Santander, el despacho Uría Menéndez, tiró de teléfono móvil. El abogado que en este caso representa al primer banco español, José Miguel Fatás, guardaba el móvil en la cajonera de su asiento en el Juzgado.

Cerca del abogado del Santander se sentó, en segunda fila, el exmagistrado Fernando Pantaleón, consultor de Uría

Cerca de Fatás, entre el público asistente al juicio, en segunda fila, estaba sentado Fernando Pantaleón, Catedrático en Derecho Civil, magistrado en la Sala Primera del Tribunal Supremo entre 2015 y 2016, y que se incorporó como consultor senior a Uría Menéndez en 2018.

Al igual que Orcel, cuando alguna de las declaraciones de los testigos llamaba la atención de Pantaleón, este se ponía a escribir en el móvil. A continuación, Fatás miraba el teléfono que guardaba en la cajonera y se cruzaba una mirada con Pantaleón.

Cuando les parecía que alguna de las preguntas de la defensa de Orcel estaba mal planteada, se miraban y negaban con la cabeza, o se mordían un labio y arqueaban las cejas.

La complicidad entre Fatás y Pantaleón fue obvia al término de la sesión del juicio.

El juez solicitó a las partes que enviaran sus conclusiones por escrito, a lo que se negó en un primer momento Santander

El juez, Javier Sánchez Beltrán, solicitó a los abogados de Orcel y de Santander que le enviaran sus conclusiones por escrito para "captar al milímetro lo que ustedes piensan".

Fatás se opuso a esa opción, y requirió al magistrado que las conclusiones al menos no fueran simultáneas, argumentando que de esta manera podría rebatir las conclusiones de la defensa de Orcel, que serían las primeras en exponerse. "Señoría lo siento mucho, a juicio de esta parte no deberían ser simultáneas (...)", dijo el abogado de Santander.

"Entonces estaremos ahora tres cuartos de hora una parte, tres cuartos de hora otra parte [ya habían transcurrido cerca de cinco horas de juicio] y a lo mejor no capto como me gustaría las posiciones de las partes, pero...", indicó el juez.

Ante el tono fastidioso del magistrado y dado que la tensión se había elevado, Fatás cambió de opinión al tiempo que Pantaleón parecía hacer una seña encaminada a calmar los ánimos. "Si su Señoría considera que las conclusiones simultáneas serán lo mejor, esta parte lo acepta (...)", asumió.

Al finalizar la sesión, los abogados de una parte y otra se enzarzaron bajo acusaciones de manipulación. "Estoy harto señoría", se quejó Fatás. El abogado de Santander terminó reprochando al abogado del banquero italiano que su compañera estuviera "mandando mensajes a Orcel y Orcel mandando mensajes a ella".

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