No vienen del espacio exterior, sino que más bien se trata de individuos con perfiles académicos y títulos en Economía de las mejores universidades: los hombres de negro trabajan para la llamada Troika, formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, ahora también reforzados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés). Su misión consiste en inspeccionar al detalle las cuentas de un país para sacarlas de los números rojos. Sin embargo, esta labor no es altruista, pues son enviados con el objetivo de que los rescatados devuelvan el dinero. Últimamente tienen mucho trabajo que hacer, desde Grecia hasta Irlanda pasando por la Península Ibérica.
Aunque llevan semanas viniendo a nuestro país y reuniéndose con todas las autoridades económicas, el martes fue el día en que se publicaron las condiciones bajo las que operarán en España, el acuerdo bautizado como Memorandum of Understanding (MoU). Y según estos requisitos tendrán el derecho, igual que un policía pertrechado con una orden de registro, a entrar en cualquier entidad asistida y llevar a cabo una inspección para asegurarse el cumplimiento de lo pactado con Bruselas.
Los hombres de negro clasificarán las entidades entre: las ya rescatadas por el Frob; las que necesiten capital pero no puedan obtenerlo por su cuenta; aquellas que precisen reforzar su capital y se estime que puedan hacerlo por sus propios medios y, por último, las sanas.
Tras examinarlas, todas las que no sean capaces de generar beneficios serán consideradas no viables y, por tanto, serán liquidadas. El resto necesitará una inyección de capital y será restructurada con ventas de activos y sucursales y, por tanto, despidos. El grupo que intente conseguir el capital por sí solo recibirá una ayuda en forma de ‘bonos convertibles contingentes’. Estos bonos serán devueltos si consiguen el capital. Pero si no lo logran, entonces los títulos se convertirán en acciones y la entidad acabará nacionalizada y restructurada. Además, los activos inmobiliarios perjudicados se segregarán para colocarlos en un banco malo que gestione poco a poco su venta con beneficios.
Si usted es un depositante de una entidad intervenida con menos de 100.000 euros en su cuenta, no se preocupe porque el dinero está garantizado por el Estado. Es probable que su cuenta sea incluso traspasada a otro banco. Si usted es accionista, perderá el dividendo y puede ver su inversión diluida por la inyección de capital o hasta perder todo su dinero. Respecto a los tenedores de deuda como las preferentes, también asumirán pérdidas al entrar la UE como acreedora. No en vano, Alemania pone el dinero y reclamará que todos sufran su parte de la pérdida para reducir el montante prestado.
Los hombres de negro intentarán que se mejore la transparencia, que se cambien las normas de gobernanza en las entidades retirando todos los controles políticos y que se refuerce la protección al consumidor, en especial para que no se le vendan más productos financieros complicados como las preferentes. Cambiarán reglamentos como, por ejemplo, la manera en que se provisiona un crédito. Vigilarán la concentración del riesgo y sustraerán del Ministerio de Economía los poderes para conceder licencias bancarias o sancionar entidades dejándolos, finalmente, en las manos del BCE.
Por otra parte, liderarán una investigación interna de los procesos de decisión y supervisión del Banco de España. La Troika se asegurará de que a partir de ahora cualquier descubrimiento realizado en una inspección 'in situ' se traduzca sin demora en acciones correctoras.
La misión de los técnicos podrá exigir datos semanales sobre los depósitos, las posiciones y previsiones de liquidez. Y además pedirá declaraciones financieras trimestrales con cifras, entre otras, de deuda soberana, la calidad de los activos, la morosidad o los colchones de capital, que deberán elevarse hasta el 9 por ciento del total.
El BCE, la EBA, el FMI y la Comisión verificarán cada tres meses que las condiciones se cumplen examinando informes de las autoridades españolas y con inspecciones 'in situ'. Y pese a que el ministro Luis de Guindos y el prefacio del Memorando afirmasen que las exigencias sólo se ceñían al sector financiero, entre las atribuciones de la Troika y sus hombres de negro se encuentra el trabajo para el Consejo Europeo, el cual vigilará en paralelo las políticas económicas de una España sometida tanto al proceso de Desequilibrios Macroeconómicos del Semestre Europeo como al Procedimiento para países con Déficit Excesivo. ¿Y eso qué significa? Pues que además revisarán las reformas adoptadas y la marcha de la economía y, por lo tanto, la solvencia del último garante de toda esta deuda, el Estado español. De modo que no parece que las condiciones sean sólo para el sector financiero.