El Tesoro ha optado por una estrategia de financiación prudente este año que ha dado sus frutos. Gestionar bien los tiempos le ha permitido lograr dos objetivos: ahorrar unos 1.000 millones de euros en intereses y cubrir las necesidades de financiación. ¿La clave? Emitir menos y a plazos más cortos en los momentos de tensión para después poner el acelerador en los momentos de calma. Una forma de actuar que ha reducido la vida media de la deuda en circulación y que ha permitido recortar el coste de emisión al 3,42% este ejercicio frente al 3,9% de finales de 2011, un logro que no se hubiera conseguido de no ser por el efecto balsámico generado por el BCE en septiembre cuando anunció el famoso programa de compra de deuda soberana.
“La combinación de emitir a plazos más cortos junto a la ayuda prestada por el BCE en verano ha permitido que el Tesoro reduzca los costes de emisión este año. Antes del verano hubo un momento en el que los plazos cortos se dispararon a niveles insostenibles. El dos años llegó a rondar el 6%”, recuerda Alberto Matellán, director de estrategia de Inverseguros.
Al final, a base de emitir a plazos más cortos España ha logrado pagar menos por su deuda este año. El grueso de las emisiones, de hecho, se ha realizado a plazos de tres años o inferiores, algo nada casual dado que las subastas de liquidez ilimitadas del BCE de diciembre de 2011 y febrero de 2012, (operativa que inyectó más de un billón de euros en el sistema), se realizaron a plazos de tres años y muchos bancos han aprovechado esos préstamos para comprar deuda estatal a rentabilidades superiores al tipo oficial al que presta el BCE. Una práctica que ha ayudado a dar impulso a sus cuentas de resultados y que ha disparado las tenencias de deuda pública de la banca a niveles récord.
Hasta noviembre, el Tesoro ha emitido emitido 20.000 millones de euros a 10 años y otros 22.900 a cinco años, mientas que a tres años ha colocado casi 60.000 millones y en letras más de 90.000. De esta forma, al evitar pagar los tipos desorbitados que pedía el mercado por los plazos más largos en los momentos de pánico vividos este ejercicio (en verano la prima de riesgo rozó los 700 puntos básicos frente a los 414 que ronda hoy) ha reducido la vida media de la deuda en circulación a 6,05 años frente a los 6,5 años de finales de 2011. Un recorte que explica la caída del coste de emisión a pesar de que la prima de riesgo de España ha aumentado este ejercicio unos 150 puntos básicos de media frente a 2011.
El Estado ha aprovechado la mayor confianza del mercado en la supervivencia del euro y el voto de confianza que se ha dado a los recortes y reformas aprobados para probar subasta tras subasta que sigue existiendo apetito por el riesgo España. Ayer mismo volvió demostrarlo con una emisión de letras a 12 y 18 meses por la que captó 3.890 millones de euros, una cifra superior al máximo de 3.500 que se había fijado como objetivo.
Hasta noviembre el Estado había emitido 192.781 millones de euros a un tipo medio del 3,42%, lo que supone unos intereses de 6.593 millones de euros que contrastan con los 7.600 millones que le costó en 2011 emitir 194.884 millones de euros. Un ahorro aproximado de unos 1.000 millones de euros por una cifra similar.
En diciembre el Estado ha emitido 2.127 millones en bonos a seis años (1.004) y diez años (1.123 millones) además de los 3.890 millones en letras que captó ayer. Unas operaciones que suponen un coste en intereses de unos 200 millones. Y ya solo queda una subasta más mañana.
La mayor receptividad del mercado ha llevado al Tesoro a tratar de alargar algo los plazos de emisión y mañana se pondrá a prueba con una emisión de bonos a 30 años, además de emitir también deuda a tres y cinco años. Unas operaciones con las que espera captar entre 1.000 y 2.000 millones de euros. En noviembre también se atrevió con un plazo largo al emitir deuda a 20 años, una operación con la que solo captó 700 millones.
El Tesoro, pese a todo, prevé volver a reducir la vida media de la deuda en circulación el próximo ejercicio, algo que los expertos esperan a no ser que la situación de mercado de un vuelco y se rebaje la prima de riesgo de forma considerable. De hecho, los presupuestos generales del Estado para 2013 contemplan una caída de la vida media de la deuda en circulación hasta situarse en un rango entre 5,7 y 5,9 años. Emitir más barato es una buena noticia aunque recortar los vencimientos tiene el peligro de juntar demasiado riesgo a la vez.